Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 51 segundos
De la indignación a la protesta social, del llamado Brexit o la salida del Reino Unido de la Unión Europea al no del acuerdo de Paz en Colombia, de la crisis de los refugiados a los atentados terroristas, de la muerte de Fidel Castro en Cuba a la pérdida de los grandes íconos e ídolos de la música mundial o de la llegada de Donald Trump, un candidato antisistémico, para tomar las riendas del país más poderoso del mundo. Esto y mucho más fue el 2016, un año en el que quedó demostrado que la forma como pensamos el mundo es mucho más compleja y a veces incierta.
¿Qué nos hace pensar que 2017 será mejor 2016? Con plena seguridad podemos decir que nada, pues será sólo una extensión y el cumplimiento de las diversas cláusulas que se firmaron el año pasado. Evidentemente todo pasará y girará por la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. En noviembre vimos con asombro que los americanos le dieron la espalda al sistema político que los ha gobernado por años, decidieron por un empresario que por un “político tradicional”, que a pesar de ganar el voto popular, no le alcanzó para lograr los votos electorales necesarios para alzarse como ganadora en el complejo sistema estadounidense para elegir presidente.
¿Qué nos dice el triunfo de Donald Trump? o ¿qué debemos entender ante fenómenos como el Brexit o el no al acuerdo de la firma de paz en Colombia? Diría en primera instancia el hartazgo de las personas hacia la clase política. Ya no están interesadas en que un político tradicional sea su líder porque una y otra vez les han fallado y entonces tuvo que venir un candidato “anti-sistema” a decirles que el régimen tal como lo conocen no sirve y que él sabe cómo repararlo para hacer a Estados Unidos grande otra vez.
Y aquí estamos parados, esperando que el mundo reaccione o se conmocione sobre cómo será el futuro a partir del 20 de enero en el cual México, nuestro país no está del todo ajeno. Ya en agosto del año pasado la jugada del gobierno de Enrique Peña Nieto para traer al entonces candidato republicano a nuestro país dejaba en claro la posibilidad de que Trump podría ser el presidente electo y aunque la visita causó enojo de diversos círculos de la sociedad y que provocó la salida de Luis Videgaray como secretario de Hacienda por ser el autor intelectual de la visita del magnate a México, al paso del tiempo esto, debemos reconocerlo, fue un acierto; tanto que Videgaray regresó a ocupar la silla de la Secretaría de Relaciones Exteriores y será quien dirija las riendas de la nueva relación con Estados Unidos.
Pero quizás esto no le alcance al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto para poder salvar su popularidad. 2017 lo alcanzó y con ello la sucesión presidencial está más cerca que nunca. El presidente sabe que a estas alturas de su sexenio, su popularidad es sumamente baja y si a esto le añadimos el incremento a los combustibles que han provocado diversas manifestaciones a lo largo del país, rechazando el incremento, además de los diversos señalamientos corrupción de miembros y militantes de su partido, el PRI no tendrá un camino fácil con miras a las elecciones que tendremos este año (una de ellas la del Estado de México) y mucho menos en 2018.
¿Por qué lo decidió así el presidente Peña Nieto? Ha dicho que ante el aumento de las gasolinas se busca preservar la estabilidad económica y aunque reconoció la molestia de la sociedad, reiteró que fue por su bien. Incluso el jefe del Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa, se dice preocupado porque la medida del incremento de los combustibles debió ser gradual además de que estuviese acompañada de una estrategia para amortiguar el nuevo golpe que recibiría el gobierno federal.
Saben perfectamente que está en juego el poder y la mesa una vez más se la ponen al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, que con su discurso de combate a la corrupción, encaja perfectamente en la mente de los individuos que piensan que el PRI es sinónimo de corrupción.
De no ser por la posible captura de los ex gobernadores Javier Duarte de Veracruz, César Duarte de Chihuahua o Roberto Borge de Quintana Roo, no hay manera de que el partido del presidente se quite esa mancha con miras al 2018.
Ya veremos cómo se moverá el juego político en nuestro país. Conoceremos la verdadera altura del gobierno mexicano para defender a los mexicanos que están en Estados Unidos y las medidas que tomará ante las decisiones de Donald Trump ya como presidente, las cuales se pintan sombrías.
Decía al principio de esta Arista que el 2017 es una extensión de 2016 esto tiene más lógica cuando estamos juntos queridos lectores, analizando y desgranando los temas ya de por sí complejos de este mundo que cambia día con día. Feliz 2017 y que a pesar de todo tengamos muchas alegrías.
*Periodista y productor.
Correo electrónico: szaragozaa@gmail.com / twitter.com/SalvadorZA