La calidad de los datos siempre importa

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Rado Kotorov*

La calidad de los datos no es importante para su empresa si no teme las consecuencias de posibles litigios judiciales, de la pérdida de clientes, del descenso de sus ingresos, de sobrecostes ocultos o de toma de decisiones erróneas. Sin embargo, lo más probable es que, si su organización no valora la integridad de su información, padezca graves problemas al respecto. Y una vez ocurra alguna incidencia significativa en este sentido, tendrá que asumir los costos asociados además de implementar, tardíamente, un programa apropiado de cualificación de datos.

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Vamos a echar un rápido vistazo a potenciales incidentes derivados de no contar con una estrategia de calidad de datos:

Los litigios legales motivados por errores en los datos son muy comunes. El sector sanitario está lleno de historias terribles relacionadas con registros equivocados del paciente, con predicciones médicas incorrectas, etc., que en ocasiones generan consecuencias fatales. Pero esta circunstancia no es sólo aplicable al universo sanitario. Proliferan las denuncias de consumidores a empresas del sector de las “utilities” por haber inflado sus facturas debido a datos erróneos. Y las consecuencias tanto económicas como de reputación para estas empresas pueden ser tremendas. Sirva como ejemplo Dish Network, que se ganó a pulso la fama de ser una de las compañías más odiadas en Estados Unidos debido a múltiples cobros indebidos, lo que terminó provocando el pago de 6 millones de dólares para subsanar numerosas alegaciones.

Muchas compañías del mundo Internet han aprendido que si no mantienen correctamente la información de sus clientes terminarán cayendo en la obsolescencia. Si no verifican habitualmente sus correos electrónicos, el porcentaje de emails devueltos aumenta, especialmente cuando la gente cambia de trabajo. Si este índice supera cierto umbral, muchas organizaciones terminarán rechazando sus correos debido al alto nivel de rebote. Curiosamente, la Corte Suprema de Estados Unidos está considerando un caso que podría hacer a varias compañías corresponsables de compartir información incorrecta, independientemente de cómo la hayan adquirido. Esto podría suponer que la verificación de datos se convirtiera en un imperativo para aquellas compañías que todavía no la consideran oportuna.

Los ámbitos de comercio y fabricación internacional también aglutinan numerosos casos en los que las transferencias erróneas de datos provocan cálculos incorrectos en el número de unidades y, por ende, pérdidas económicas significativas. Una historia que ilustra a la perfección esta realidad tuvo lugar cuando un productor estadounidense de arroz vendió una partida a un distribuidor japonés. El precio planteado era de 39 céntimos/libra, pero el comprador entendió 39 céntimos/kilogramo, lo que supuso un tremendo aumento en el costo. Para poder sostener su relación a largo plazo, el vendedor terminó ofreciendo al comprador un gran descuento que al final le condujo a cubrir simplemente costes. Por su parte, el comprador se vio obligado a vender el arroz sin beneficio alguno. Ambas partes perdieron dinero en este negocio.

Podría hablar de muchos más casos relacionados, pero no es necesario, ya que la línea conductora es la misma. Contar con datos incorrectos termina provocando, tarde o temprano, graves pérdidas. Y lo más curioso de todo es que tantos los responsables de negocio como de TI saben de esta situación, pero prefieren mirar hacia otro lado con la esperanza de que no ocurra nada. La probabilidad de que las consecuencias derivadas de una mala calidad de los datos es muy alta. En muchos casos es sólo cuestión de tiempo.

Y he aquí mi cuestión. “¿Por qué tantas organizaciones ignoran la calidad de los datos?”. Mi esperanza radica en que la emergente figura del CDO (Chief Data Officer) termine revirtiendo esta situación.

*Vicepresidente de Estrategia de Mercado y Chief Innovation Officer de Information Builders