Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 36 segundos
Para Steen Jakobsen, las cosas se detuvieron abruptamente cuando el oro sufrió una de sus mayores caídas en la historia, de hecho, no deja de considerar que se trata del principal descenso de dos días en términos nominales y la quinta desde el punto de vista porcentual.
Siempre resulta peligroso sacar conclusiones demasiado anticipadas y con poca información, pero claramente este movimiento no surgió de la nada, agrega el economista en jefe de Saxo Bank, para quien siguen siendo válidas las preguntas: ¿será ésta tan sólo una advertencia? o ¿será en realidad una gran oportunidad para asumir más riesgos?
Las causas que se le adjudican a esta devastadora caída del oro van desde la venta obligada de Chipre, hasta la anticipación de la reducción de la flexibilización cuantitativa por parte de la Fed en Estados Unidos.
Pero al remontarse al pasado, el repunte del oro comenzó a estancarse hace por lo menos 18 meses —este no es un paradigma nuevo—; en realidad, lo que podría y debería preocupar a los responsables de elaborar las políticas de los bancos centrales, es que pese a la cantidad histórica de dinero emitido, la inflación está cayendo nuevamente y la tendencia es a la desinflación e incluso a la deflación en lugar de a una súper inflación, advierte Jakobsen.
Parece que no existe una salida fácil para entes emisores; ellos querían inflación, pero ahora corren el riesgo de sufrir lo contrario, ya que no entendieron la economía y lo que es más importante, la microeconomía, lamenta el economista.
La peor pesadilla de un banquero será siempre la deflación porque aumenta el costo del crédito lo que significa que los inversionistas gastarán menos. No hay que olvidar que 95% de los economistas han sido entrenados para pensar solo en términos de demanda agregada – a la espera de que la oferta agregada simplemente siga los pasos de la demanda. La vida de los economistas es una burbuja que está herméticamente aislada de las consecuencias reales de sus decisiones erróneas.
Para esto se debe citar la Ley de Say: “La oferta crea su propia demanda”. Aunque más no sea porque durante la Gran Depresión, la escuela keynesiana desmintió la conclusión de Say.
La formulación de Say
En las palabras del propio Say: “los productos se están pagando con productos” (1803: p153) o “la saturación solo puede darse cuando hay demasiados medios de producción para un solo tipo de producto y no suficientes para otros” (1803: p178-9). O “la oferta crea su propia demanda”. Para explicar aún mejor este punto, Say escribió:
“Es necesario señalar que un producto terminado ofrece, desde ese preciso instante, un mercado a otros productos por todo su valor. Cuando un productor termina un producto, su mayor deseo es venderlo para que el valor de dicho producto no permanezca improductivo en sus manos. Pero no está menos apresurado por deshacerse del dinero que le provee su venta, para que el valor del dinero tampoco quede improductivo. Por ello, la única forma de deshacerse del dinero es mediante la compra de otro producto cualquiera. Por lo tanto, el simple hecho de la creación de un producto, abre desde ese preciso instante, un mercado a otros productos.” (J.B. Say, 1803: p138–9)
Es necesario observar la definición de ciclos de negocios y qué es lo que impulsa a las personas. Para ello, es útil pensar en Microsoft. ¿Ellos se sentaron a estudiar la demanda agregada? No. Crearon un producto sin que existiese una demanda y, por tanto, crearon una mayor demanda de otros productos, ejemplifica Jakobsen.
Desde su punto de vista, en los mercados actuales, todo termina explicándose en la emisión de moneda. Japón está luchando duramente contra Estados Unidos y a partir del mes de julio, contra Reino Unido (con la llegada de Carney) para convertirse en el líder mundial de la emisión de divisas.
Manipulación de la divisa
Emitir moneda para compensar los precios relativos externos significa manipular la moneda, Japón tiene menos posibilidades de llegar a 2% de inflación que nadie más, pero la inflación terminará con lo que aún resta de ese país. Por eso es pertinente imaginar el enfrentarse a un endeudamiento de 240% en relación al PIB, a una tasa de interés de 3%, cuando apenas se puede cubrir el pago de intereses de 0.5%, dice Jakobsen.
Estima que la relación dólar-yen podría aumentar, pero el punto principal es que el primer ministro Shinzo Abe tiene la mirada puesta en las elecciones de julio para la Cámara de Consejeros de Japón, por lo que el clímax “político” se dará alrededor de esa fecha; después de ese mes, Abe atenuará su retórica, haciendo uso seguramente del poder otorgado por una amplia mayoría.
Desde un punto de vista muy personal, dice Jakobsen, los manipuladores abiertos de divisas son: Suiza, Japón y China, mientras que el resto se desesperan por seguirlos e imitarlos. No se debe dejar de lado la ironía: cuando todos están emitiendo moneda y manipulando, volveremos nuevamente al primer paso, habiendo perdido tiempo y recursos en crear absolutamente nada.
El crecimiento a nivel mundial será
significativamente menor que en 2012
El modelo de negocio de los mercados emergentes (EM) ya pertenece a una generación pasada y necesita un cambio. El experimento económico de China empezó en 1979, el mismo año en que Margaret Thatcher fue elegida, pero ahora necesita un cambio.
Los mercados emergentes de Asia necesitan dos cosas importantes:
- Menos corrupción: esto se logra únicamente aumentando la competencia. Lo que sucederá, pero no sin que antes se produzca una lucha.
- Menos ahorros: la falta de una red de contención social y la represión financiera hace que los asiáticos, y en especial los chinos, ahorren demasiado, por lo que el comportamiento no cambiará mientras esto no se modifique.
La respuesta de estas economías ha sido inyectar más crédito o facilitarlo, pero ahora ese comportamiento está fallando. China y Asia necesitan entre 2.5 y 3 unidades de crédito por cada unidad de egreso. (EU utiliza 5 dólares de crédito por cada dólar de egreso) y en los mercados emergentes, o “países de dinero fácil”, la inflación se ha vuelto un problema, indica el analista.
Está claro que los BRICs y los mercados emergentes, en términos generales, y las “nuevas economías” se encuentran atrapados entre la necesidad de flexibilizar y la posibilidad de una ingente inflación.
La única solución es, al igual que en Europa y Estados Unidos, mediante la implementación de una reforma real; al crear competencia y seguridad social se vislumbrará el nuevo camino de crecimiento para los mercados emergentes, los BRICs y Asia, pero por el momento todos están “haciendo tiempo”, considera Jakobsen.
La inflación en los BRICs
Los mercados emergentes han mostrado un mal rendimiento, así es que no es recomendable buscar ayuda para el crecimiento global en los BRICs o en los mercados emergentes en general; las políticas de relajación cuantitativa y la imprenta están demostrando su incapacidad. El crecimiento está cayendo, según observa el economista de Saxo Bank.
Desde el punto de vista político, se observan puntos muertos por todos lados, los bancos centrales apenas están calmando el dolor para retrasar las reformas, o mejor dicho, la crisis que genera un mandato de cambio. En este escenario se verán más recortes en Europa. Estos son los hechos. El mercado está más sólido que la economía, advierte Jakobsen .
¿Cómo es esto? Simplemente al pagar mayores múltiplos sobre las acciones. La “verdadera forma” de hacer dinero en el mercado es extrayendo la prima de liquidez de los activos. Cuanto más ilíquido, más ventajoso. Las carteras de dotaciones y de paridad de riesgo lo demuestran, afirma.
En el mercado actual, casi no existen diferencias entre las primas ilíquidas de todas las clases de activos. El bombardeo de saturación de la liquidez generó un descubierto en los precios que es totalmente artificial, insiste.
La respuesta a la primera pregunta debería ser: depende. Si el movimiento del oro fue el inicio de un movimiento de retorno a la realidad y a los fundamentales, entonces sí, es el comienzo del final.
Pero si se trata únicamente de una pequeña señal, y parece que lo es tras el anuncio de ayer de Dudley, el director de la Fed, la respuesta sería: no hay porqué preocuparse.