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La inversión extranjera directa (IED) en el sector de telecomunicaciones en México se encuentra por debajo del promedio de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), resultado de las limitaciones que impone la regulación doméstica vigente.
De acuerdo con Marlene Reyes, especialista de la consultora Select, la acotación de esta misma ley también provoca que la inversión per cápita en esta industria, se encuentre en los últimos lugares del ranking elaborado por el organismo multilateral.
“En el caso de México al igual que el resto de Latinoamérica la década de los noventa significó importantes flujos de inversión en telecomunicaciones, sin embargo, a partir de 2002 registró una marcada desaceleración atribuible entre otros factores al bajo crecimiento mundial”, precisó.
Durante la crisis financiera mundial de 2009, el descenso de la IED en el sector fue notable, en 2010, reportó un avance sustancial tras alcanzar niveles muy cercanos al registro récord de 2001 (casi 6 mil millones de dólares), sin embargo, el año pasado el resultado final se fijó ligeramente por arriba de 4 mil millones de dólares.
“En telecomunicaciones la IED se caracterizó por la entrada de empresas extranjeras mediante privatizaciones, fusiones y gastos de capital, entre otros. Lo que significó el medio para ampliar y modernizar la infraestructura, lo que ayudó a eliminar no sólo el déficit de inversión del sector, sino también reducir la brecha de conectividad entre América Latina y el resto del mundo”, destacó la especialista.
La iniciativa de reforma planteada por el jefe del ejecutivo el pasado 11 de marzo, propone fomentar esquemas de inversión en los sectores de radiodifusión y telecomunicaciones, que permitan elevarla al 100 por ciento en redes fijas y comunicación vía satélite, y de cero a 49 por ciento en radio y televisión.
En su estudio “Inyección de capital para México: Inversión extranjera directa en telecomunicaciones” la experta indica que de lograrse esta apertura se darán las condiciones para ampliar y mejorar la infraestructura del sector, asegurar una efectiva transferencia de tecnología, suficiente para aumentar la cobertura y calidad de los servicios.
Adicionalmente el incrementar la IED permitiría ejercer una influencia significativa en la competencia del mercado que conlleve a una mayor productividad, precios más bajos y una asignación eficaz de los recursos.
Sin embargo, advierte que los beneficios de esta reforma no se tendrán en forma automática, por lo que es fundamental propiciar un clima favorable que garantice que la apertura complementará la inversión nacional y generará competencia y condiciones equitativas, lo cual exige diseñar una política orientada al desarrollo sostenible de las telecomunicaciones con interés público y privado.