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Las actas revelaron la postura que el pronóstico de la inflación general del Instituto Central que incrementó en el corto plazo responde al componente de precios volátiles, por lo que estas afectaciones “no serían duraderas”, y se sigue anticipando que la inflación general converja a la meta del 3% en el segundo trimestre de 2025. Sin embargo, el balance de riesgos se mantiene sesgado al alza.
Los funcionarios del banco central mexicano que integran la Junta de Gobierno, la máxima instancia de decisión de política monetaria del país, resaltaron que la inflación general presenta niveles “significativamente menores” al pico de 8.70% alcanzado en agosto de 2022, por lo que el proceso de desinflación continúa.
Según las minutas de la última reunión de política monetaria del 7 de febrero, difundidas hoy, los funcionarios indicaron que el pronóstico de la inflación general del Instituto Central revisado al alza en el corto plazo responde al componente de precios volátiles, por lo que estas afectaciones “no serían duraderas”, y siguen anticipando que la inflación general converja a la meta del 3% en el segundo trimestre de 2025.
Algunos indicaron que se espera que la incidencia de los choques de oferta de la inflación más volátil disminuya en el segundo trimestre de 2024.
A la reunión de política asistieron la gobernadora del banco central, Victoria Rodríguez Ceja y los subgobernadores Galia Borja Gómez, Irene Espinosa Cantellano, Jonathan Heath Constable y Omar Mejía Castelazo. También estuvo presente Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público.
En el evento, todos los miembros de la Junta de Gobierno destacaron que la inflación subyacente, que mide los llamados precios clave o que definen la trayectoria inflacionaria a más largo plazo, a su vez, continuó con una tendencia a la baja, para alcanzar en enero niveles de 4.76%.
Uno de los responsables del diseño de la política monetaria destacó que más de un tercio de los genéricos que conforman los precios clave exhiben variaciones mensuales desestacionalizadas y anualizadas menores o iguales al 3%.
En el interior del componente subyacente, la mayoría de los funcionarios subrayó la disminución en la inflación de las mercancías, donde las alimenticias y no alimenticias, por ejemplo, ubicaron en enero tasas de 5.54% y 2.97%, respectivamente.
Sin embargo, la mayoría señaló que la inflación de servicios “aún no presenta una clara tendencia descendente”. Con una tasa que resultó en 5.25% en enero, la inflación de servicios reporta tasas anuales por encima del 5%, por lo que un funcionario aseveró que “esta persistencia es preocupante” debido a que los servicios no comerciables y responden más a las presiones internas “y particularmente a las condiciones cíclicas de la economía”.
Presiones alcistas
En línea con el comunicado emitido el 8 de febrero sobre política, las actas indicaron que todos los funcionarios consideraron que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza, aunque uno de ellos señaló que este balance “ha acentuado su sesgo al alza y su nivel de incertidumbre”.
Este funcionario dijo también que ha aumentado inclusive el riesgo de que el proceso de desinflación “pudiera estancarse o revertirse”, y donde los precios clave han venido disminuyendo a una menor velocidad.
Entre los riesgos al alza para la inflación, la mayoría resaltó la persistencia del componente subyacente en niveles elevados por lo que es factible que la inflación de servicios siga mostrando cierta rigidez a la baja.
Algunos formuladores de la política resaltaron también el riesgo de que un escalamiento de los conflictos geopolíticos conduzca a mayores incrementos en los costos de trasporte, además de presiones al alza en los precios de energéticos, al afectar la seguridad y continuidad de las cadenas globales de suministro.
Un funcionario agregó la posibilidad de que los factores climáticos, geopolíticos y macrofinancieros generen disrupciones en el suministro de productos agrícolas, energéticos y mercancías, y que ello acelere la inflación mientras que algunos advirtieron que la inflación no subyacente también podría seguir viéndose afectada por factores climáticos.
Por el contrario, entre los riesgos a la baja para la inflación, uno destacó una desaceleración de la economía mundial mayor a la esperada que conduzca a un descenso de la inflación global más rápido de lo previsto. Enfatizó que la reducción de la inflación global, y especialmente la de Estados Unidos, contribuye a la desinflación en México mediante menores variaciones en los precios de bienes comerciables.