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Por Leonardo Serber Mesino. Estudiante de Economía en el ITESM Campus Ciudad de México.
El 10 de diciembre del 2023 me encontraba en la terminal 2 del Aeropuerto internacional de la Ciudad de México, estábamos próximos a embarcar el vuelo AM30 con destino a
Buenos Aires que partía a las 10 de la mañana. A diferencia de las demás salas de última espera, en la nuestra había varias personas viendo una transmisión en vivo, pero no era un partido de futbol o algún programa famoso, sino que era la asunción del presidente Javier Milei. Recuerdo que en el momento donde se le entregó el bastón y la banda presidencial, la mujer que se encontraba a mi lado comenzó a aplaudir junto con algunos otros pasajeros. Al aterrizar en Buenos Aires no faltó el famoso grito de “Viva la libertad carajo” por parte de un pasajero que se encontraba 2 o 3 filas detrás de mí. Este sería el día 1 de los 40 días que pude atestiguar el inicio de la gestión del nuevo presidente.
El miércoles 13 de diciembre el gobierno había devaluado un 51% su moneda llevando el tipo de cambio oficial a $820 pesos argentinos (ARS) por dólar. Esta medida tuvo repercusiones en los precios de varios bienes, sobre todo en cuanto a alimentos, productos electrónicos y otros de importación. La devaluación era una medida esperada, puesto que la brecha entre el tipo de cambio oficial que es el que regula el gobierno y al que solo pueden acceder ciertas empresas registradas en un padrón de importadores y el tipo de cambio paralelo o “Blue”, el cual es regido por la oferta y la demanda y es el que usan los argentinos para ahorrar era de más del 100%. En otras palabras, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) estaba manteniendo un tipo de cambio muy bajo a costa de perder reservas.
La gasolina también tuvo aumentos. El 12 de diciembre el litro de nafta súper (lo que sería nuestra gasolina magna) se encontraba alrededor de los $404 ARS por litro y para el 2 de enero después de algunos aumentos en diciembre, el precio se habría duplicado llegando a rondar los $840 ARS por litro.
El 21 de diciembre el presidente mostró en cadena nacional el Decreto Nacional de Urgencia en el cual se toman diversas medidas de desregularización económica, así como grandes recortes del gasto público argumentando que el déficit fiscal ha sido el causante de todas las crisis que ha sufrido el país.
Entre las medidas se incluyen la eliminación de todos los controles de precios, lo que generó un gran aumento en productos que participaban en el programa de “precios cuidados”, principalmente productos de la canasta básica. A los pocos días de la entrada en vigencia del decreto, todos los seguros médicos le anunciaron a sus miembros un aumento del 30% en sus cuotas de enero bajo el argumento que era necesaria una actualización de precios, debido a que los controles del gobierno anterior provocaron que las cuotas desactualizaran sus valores con respecto a la inflación.
La suma de todas estas medidas de shock resultó en un fuerte salto inflacionario, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec) la inflación del mes de diciembre saltó a un 25.5% mensual y la variación interanual subió hasta un 211.4%.
El 18 de enero empacaba para volver a México, en la mañana acompañé a mi abuelo al banco para ver cuánto había cobrado de jubilación que terminó siendo de $160,000 ARS lo que ese día equivalía a unos 133 dólares. Por suerte renta departamentos, pero, qué hay de los jubilados que solo cobran eso, los empleados públicos que van a perder sus trabajos y los empleados privados que van a ser echados debido a la baja de la actividad económica. Muchos dicen que Javier Milei es el primero que logró ganar una presidencia diciendo que iba a hacer un ajuste. En lo personal no lo veo así, puesto que él dijo que el ajuste lo iba a pagar la política sabiendo que es imposible tomar semejantes medidas sin afectar los ingresos de la clase baja, media y sobre todo de los jubilados. Me gustaría cerrar con una frase que me dio un profesor de Ciencias Sociales: “Los argentinos tuvieron que elegir entre permanecer en el hoyo o tirarse por una ventana hacia lo incierto”. Espero que lo incierto resulte ser positivo y que finalmente el gigante dormido del sur despierte de una vez por todas.
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