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“El desprecio de las leyes es el presagio muy cierto de la decadencia de un gobierno”
Nicolás Maquiavelo
Haciendo gala de su gran pragmatismo, en la cita de referencia Maquiavelo es contundente con un juicio que no deja mucho a la interpretación, y en el mismo sentido encontraremos múltiples reflexiones de pensadores destacados pertenecientes a diferentes épocas, religiones e ideologías, por ejemplo, Sófocles al decir que “Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo”; prolijo camino que en una parte de la ruta hace parada en las consideraciones del ilustre Max Weber respecto al monopolio legítimo de la violencia/fuerza por parte del Estado (Gewaltmonopol des Staates). Constructos humanos, por lo mismo perfectibles, ideados para ordenar y lograr los mayores beneficios de la convivencia de los individuos en sociedad.
Alguien podría pensar que las expresiones de “Estado de Derecho”, “Marco Jurídico” o “Legalidad” son estructuras etéreas o ajenas a su realidad próxima, temas de discusión de pizarrón en las escuelas, pero esto no es así en forma alguna. Por sencillos que seamos dentro de las estructuras sociales, a diario vivimos el Estado de Derecho, o sufrimos su ausencia. Nos beneficiamos con su madurez y nos perjudica su deficiencia; en otras palabras, el Estado de Derecho es casi tangible, particularmente cuando un ser querido o tú, eres el que sufre un abuso. A guisa de ejemplo, podemos comentar sólo un par de hechos y conductas muy simples y triviales que de un tiempo para acá están lacerando y deteriorando los avances logrados.
El primero de ellos, es la constante y evidente violación a las normas de vialidad para vehículos en esta CDMX. En términos generales, durante años se respetó el hecho de que las motocicletas con cilindrada menor a 250c tienen prohibido circular en el primer piso del anillo periférico (entre otras vías rápidas). Igualmente, los vehículos pesados (de carga), y posteriormente, cuando se construyeron las diferentes secciones del denominado segundo piso, quedó estrictamente prohibido que las motocicletas, (cualquiera que fuera su cilindrada) circularan por ahí. Esa es la regla, eso advierte la señalización urbana, y durante décadas se observó.
Actualmente, la norma sigue siendo la misma y los discos prohibiendo tales ingresos ahí están, pero la falta de autoridad ha permitido que, en las horas de mayor tránsito, circulen indebidamente entre carriles una innumerable cantidad de motonetas con motores muy por debajo de los permitidos por las disposiciones. Camiones tipo torton, cisterna y otros más, que igualmente transitan por dicha vialidad no obstante estar violando el reglamento, y cada vez más motocicletas utilizando el segundo piso. La policía de tránsito ausente o en las agujas de incorporación o salida, multando automovilistas por temas de verificación o alguna otra falta al ordenamiento, mientras ven que cientos de motociclistas y camioneros están transgrediendo diario la norma. Cabe enfatizar que además de lo lamentable de esta normalización del desorden vial, la negligencia de la autoridad ha cobrado vidas por motociclistas que caen desde el segundo piso, o camiones que se quedan sin frenos y embisten a los vehículos atorados en alguno de los típicos congestionamientos que normalmente afectan dichas vialidades.
Otro caso para comentar es el del comercio ambulante que lamentablemente ha vuelto a apoderarse de las calles del centro de la ciudad, generando problemas viales, de seguridad, afectando a los comercios establecidos e impactando uno de los más importantes centros turísticos de nuestro país. Tampoco está permitido, y es de reconocer que particularmente durante la administración de Marcelo Ebrard, se logró ordenar y devolver al centro de la ciudad la dignidad que históricamente le corresponde, pero últimamente hay zonas que se han vuelto casi intransitables, ¿de qué sirvió designar calles como peatonales o remodelar las banquetas, si varias de ellas se encuentran infestadas de tiraderos de mercancía de dudosa procedencia que no permiten que la gente pueda caminarlas?
Supuestos hay muchos, algunos simples como los señalados y otros más complejos, pero que esencialmente derivan de la falta generalizada y tolerada de observancia del marco jurídico. De nada sirven las leyes y reglamentos si su cumplimiento queda al capricho del sujeto obligado; si la autoridad consiente por acción u omisión con tales conductas. La figura o modelo de Estado de Derecho dista de ser perfecta, pero hasta ahora, es lo mejor que se ha implementado por la humanidad. Implica que cada individuo ceda en favor del gobierno parte de sus libertades y derechos, en beneficio de la colectividad y bajo el entendido de que ese gobierno es responsable de administrar y rendir cuentas del buen ejercicio de esa encomienda; y que precisamente a través de la autoridad de la que está consecuentemente investido, haga valer el orden jurídico que le da origen y justificación.