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El aumento de las importaciones chinas a México no es una debilidad, sino una parte natural del fortalecimiento de su base industrial mediante la integración de maquinaria e insumos de la cadena de suministro más avanzada del mundo. El nearshoring trata de mitigar riesgos, no solo de reducir costos, y la sustitución de importaciones será un proceso gradual. Esto representa una oportunidad histórica para integrar a las empresas mexicanas y las PYMES en las cadenas de suministro globales, replicando el éxito de Asia en el impulso al desarrollo económico y social.
El Mito de la “Puerta Trasera”
Algunos medios internacionales y analistas mal informados sugieren que México se está convirtiendo en una “puerta trasera” para que productos chinos entren a los Estados Unidos. Sin embargo, esta narrativa, además de ser incorrecta, ignora un detalle crucial: producir más bienes localmente requiere importar más componentes del extranjero. No es contrabando; es manufactura.
Según el gobierno de México, los automóviles fabricados en el país contienen apenas un 7% de componentes chinos, en comparación con el 9% en Estados Unidos. Las cifras no mienten: estamos produciendo más con menos dependencia de Asia de lo que algunos quieren hacer creer.
Por Qué la Sustitución de Importaciones No Sucede de la Noche a la Mañana
Reemplazar a China no es un interruptor que se pueda encender de la noche a la mañana. Es un proceso largo, meticuloso y estratégico. México necesita tiempo y planificación para desarrollar capacidades, fortalecer proveedores locales e invertir en infraestructura. Pero la recompensa es inmensa.
Sectores como el automotriz, la electromovilidad, los dispositivos médicos, los electrónicos y los chips ya están liderando este cambio. Empresas como Intel han anunciado que reemplazarán el 12% de sus importaciones de disipadores y sustratos con producción local. General Motors está trabajando en planes específicos para reubicar parte de su cadena de suministro en México. Mientras tanto, MABE busca relocalizar más del 50% de sus importaciones al mercado mexicano. Esto no es solo retórica política; es una transformación industrial en marcha.
Una Oportunidad para las Grandes Empresas y las PYMES Mexicanas
El nearshoring ya no se trata de reducir costos como en los días dorados de la globalización. Se trata de mitigar riesgos y construir ecosistemas industriales sólidos. Para las grandes empresas mexicanas y las PYMES, este es un momento histórico: integrarse en las cadenas de suministro globales podría ser el salto que transforme la economía nacional.
Lo hemos visto en Asia. Países como Corea del Sur y China lograron mejoras significativas en los ingresos y niveles de vida al integrarse en estas cadenas. México está en una posición única para replicar este éxito. Pero esto solo será posible si la colaboración con multinacionales extranjeras y conglomerados locales se convierte en una prioridad nacional.
La Desinformación como Enemigo Silencioso
La narrativa de que México es simplemente un “puente” para productos chinos no solo es un error; es un arma política. Algunos medios y analistas actúan como herramientas útiles para intereses que buscan debilitar el papel de México en la región. Pero los datos cuentan otra historia: México es más que un enlace; es un actor clave en la reconfiguración de las cadenas de suministro globales.
Esta confusión solo beneficia a quienes quieren debilitar la posición de México bajo el T-MEC. Por eso es crucial comunicar de manera clara, contundente y basada en datos reales. Cada paso hacia la sustitución de importaciones es un paso hacia una industria nacional más fuerte y resiliente.
¿Qué Sigue?
El nearshoring es la herramienta. La sustitución de importaciones es el plan. Pero la verdadera transformación de México depende de una visión estratégica que combine inversión extranjera, el desarrollo de proveedores locales y un enfoque en industrias clave.
El desafío de las importaciones chinas no es solo un problema mexicano: es un desafío para América del Norte, vinculado a las empresas globales manufactureras que operan dentro del bloque. Resolverlo requerirá tiempo, coordinación e inversión para construir una cadena de suministro regional robusta que reduzca la dependencia de Asia mientras fomenta la integración regional. Al mismo tiempo, un aspecto crítico que debe fortalecerse es evitar el arbitraje regulatorio bajo el T-MEC, garantizando que las reglas de origen no sean mal utilizadas. Esto ya ha sido un problema en casos identificados, y reforzar su cumplimiento será esencial para mantener la integridad del marco comercial de América del Norte.
Las cadenas de suministro chinas no son un obstáculo; reflejan la realidad actual de la manufactura global. A corto plazo, proporcionan los insumos necesarios para fortalecer nuestra industria y mitigar riesgos. Sin embargo, el objetivo final es reducir esta dependencia construyendo una cadena de suministro norteamericana resiliente que posicione a México como líder en manufactura avanzada.
Además, América del Norte debe aprovechar esta transición para construir una visión compartida de crecimiento industrial. La capacidad de México para liderar este cambio es crucial para la seguridad económica de la región, pero requerirá colaboración intencionada con Estados Unidos y Canadá. Un enfoque colectivo garantizará que el bloque norteamericano se convierta en una potencia manufacturera global menos vulnerable a interrupciones externas.
Para transitar hacia una menor dependencia de China, debemos actuar con inteligencia, estrategia y visión, priorizando la integración regional y la competitividad a largo plazo dentro del bloque norteamericano. Al hacerlo, México no solo fortalecerá su propia posición, sino que también asegurará un papel de liderazgo en la conducción del futuro económico de la región.
La columna de Jorge Flores Kelly|| México y la industria automotriz en el centro del Nearshoring
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