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La Copa Mundial Femenil de la FIFA 2023 organizada en Australia y Nueva Zelanda fue la edición más grande en la historia del futbol femenil.
La novena edición mundialista fue inédita: tuvo dos países anfitriones, pasó de 24 a 32 selecciones, se jugaron 64 partidos en 10 estadios y España levantó su primer título mundial. Sin embargo, el impacto del evento fue más allá de lo deportivo.
Rompió el récord de audiencia mundial con 2,000 millones de espectadores, registró 2 millones de asistentes con un promedio aproximado de 30,911 personas por encuentro.
La FIFA y la Organización Mundial del Comercio (OMC) revelaron que el Mundial aportó 1,900 millones de dólares al Producto Interno Bruto (PIB) en la economía global, 1,300 mdd al comercio de valor agregado y se crearon 38,204 empleos de tiempo completo.
“El futbol y otros grandes acontecimientos como la Copa Mundial Femenina de la FIFA estimulan el comercio y las inversiones y crean oportunidades empresariales sostenibles”, declaró Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la OMC.
En Australia, el turismo dejó una derrama económica de 95 mdd, 12 mdd en impuesto sobre la renta y empleó a 1960 mujeres, en tanto que los ingresos del hogar alcanzaron los 228 mdd.
Mientras que territorio neocelandés los turistas dejaron 62 mdd, 7 mdd de impuesto sobre la renta, se crearon 965 empleos para mujeres y los ingresos del hogar registraron 95 mdd.
El organismo rector del balompié invirtió 499 mdd en el evento (110 mdd se fueron en premios para las selecciones participantes) y otros 141 mdd con gastos relacionados con el turismo, lo que da un total de 640 millones de dólares.
El 17 de mayo la FIFA le otorgó a Brasil la sede para la Copa Mundial femenil 2027.