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El mercado laboral tiene “claras barreras” que afectan el bienestar de los mexicanos, en momentos en que el salario mínimo no cubre aún el mandato constitucional. El planteamiento es que en los siguientes años aumente entre un 10% a un 15% en términos reales, con el objetivo de alcanzar una cobertura de entre el 84% y el 108% sobre la canasta alimentaria y no alimentaria hacia el 2030.
El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Ceey) estimó en un documento que el incremento al salario mínimo, con márgenes de maniobra de aquí al 2030, tendría efectos positivos en la estructura salarial y en la probabilidad de generar empleo formal, lo que traería un efecto “significativo” en la reducción de la pobreza laboral.
En el reporte Propuesta para el mercado laboral mexicano, Raymundo Campos Vázquez, profesor-investigador de El Colegio de México, e investigador asociado externo del Ceey, destaca además que la discusión formal de incorporar incentivos que promuevan una mayor participación de la mujer presenta hoy una oportunidad histórica única, al tener a dos candidatas con altas probabilidades de ganar la elección presidencial del 2 de junio.
“En el mercado laboral hay claras barreras que afectan el bienestar de las personas.
“Primero, el salario mínimo todavía no cubre lo marcado por nuestra Constitución. Se plantea que en los siguientes años aumente entre el 10% y el 15% en términos reales para que en 2030 cubra entre el 84% y el 108% de la canasta alimentaria y no alimentaria”, dijo, citando varios trabajos de investigación de otros expertos.
En México, el salario mínimo se ha incrementado entre 2017 y 2024 de 80.7 a 248.9 pesos por día, a nivel nacional, y a 374.9 pesos por día en la en la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN).
Con referencias bibliográficas del 2020, esto es, del año en que se desató la pandemia, Campos Vázquez menciona que, en ese lapso, el alza al mínimo impactó la estructura salarial, con el hallazgo de que los ingresos laborales para los trabajadores de bajos ingresos, aumentaron de forma sustancial.
Además, esto ocurrió sin impacto alguno sobre la inflación, donde las investigaciones revelaron que el efecto del ajuste del salario mínimo en el nivel de precios fue mínimo, o inclusive nulo.
“En general, se ha encontrado que el salario mínimo tiene efectos positivos en los salarios por hora, que son mayores en la parte baja de la distribución salarial, en la probabilidad del empleo formal, y que hay efectos significativos al reducir la pobreza laboral de 2.6 a 3 puntos porcentuales”.
Mujeres y PIB
México exhibe una de las tasas de participación femenina en el mercado laboral más bajas de América Latina. Campos Vázquez asevera que si las mujeres “participaran en el mercado laboral en la misma proporción que los hombres” se crearían efectos multiplicadores en la Sociedad.
A principios de 2023, había el registro en México de 52.8 millones de mujeres mayores a 15 años, donde únicamente 23.6 millones se encontraban ocupadas. Alrededor de 29.2 millones de esas mujeres estaban desocupadas, o sin participar en el mercado laboral.
“Si el 40% de las mujeres que no están ocupadas entrara a un trabajo con un ingreso mensual de $6 000 pesos, el PIB se incrementaría aproximadamente en un 27%, sin contar los efectos indirectos”, sostuvo el experto. La creación de un Sistema Nacional de Cuidados sería un elemento válido dentro de la ecuación, pero no el único.
Para el investigador, las políticas públicas de eliminar la discriminación y las legislaciones sobre cuotas, transparencia e historia laboral son relativamente sencillas de aplicar ya que requieren de un consenso político y un bajo presupuesto. Las políticas sobre cuidados, transporte público y extensión de la licencia de paternidad, sin embargo, demandan un presupuesto mayor, aunque su impacto en cuanto a bienestar, igualdad y crecimiento económico “es potencialmente mayor”.
Tomando en cuenta proyecciones recientes, la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral podría aumentar el PIB en países con una baja participación laboral femenina en alrededor de 35%, en principio, por el ingreso de más trabajadoras, pero también por el efecto de una mayor diversidad de género; además, añade Campos Vázquez, también se incrementarían la productividad y los ingresos en los hogares.
También se debe considerar que la participación laboral femenina es menor en las familias de menores ingresos, por lo que su inclusión, permite reducir la desigualdad en materia de ingresos. Las circunstancias de contexto político mexicano apuntan a que la mesa está lista para implementar las políticas públicas que posibiliten el desarrollo de los factores en juego.
La circunstancia política de estos años pareciera asumir que la participación femenina en el mercado laboral no se puede cambiar con intervenciones del Estado, sino se definen objetivos claros dentro de la política pública, pues tendría un costo con los votantes al favorecer a un grupo de la Sociedad.
Este contexto, sin embargo, cambiaría con la elección presidencial del 2 de junio.
“Dado que por primera vez en la historia se tienen dos candidatas presidenciales con probabilidades altas de ganar la elección, es posible que el contexto político permita esta discusión de una forma mucho más fluida y sin costos políticos que con candidatos presidenciales únicamente. Por tanto, se tiene que aprovechar esta oportunidad histórica única”.