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Desde temprano en el marco del Fintech Forum 2024, tuve oportunidad de estar presente en el auditorio del magnífico Museo del Papalote en el Bosque de Chapultepec, en la presentación de los resultados del interesante estudio realizado por la firma KPMG México y la Asociación de Agregadores de Medios de Pago, A.C. (ASAMEP), con la colaboración de American Express, Visa, Mastercard, PayPal y Fintech México.
Desde antes de las 8:00 de la mañana, ya estaba lleno el recinto con representantes de empresas líderes del sector Fintech, como Youmna Harb, Country Manager de Clara, y autoridades del sistema financiero, entre otros Ángel Cabrera y Angélica Gutiérrez de la Unidad de Banca Valores y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como funcionarios de la Comisión Federal de Competencia, despachos de consultoría, y otros medios especializados.
Después de la exposición ejecutiva de los principales resultados del estudio, dio inicio el panel de lujo integrado por Alehira Orozco, directora de Relaciones Gubernamentales de Mercado Libre; Patricio R. Mendoza, VP General Manager Merchants Services LATAM de American Express; Analicia García, vicepresidenta para Fintech, Digital Partners y Retail de Mastercard y Mario García Valdos, VP de ventas y adquisición de comercios de VISA, con la moderación a cargo de Lizzete Neme, Socia Public Affairs and Law de Instrag.
Hago paréntesis en relación con el tema de inclusión financiera y la evolución del sector Fintech en el país ya que, por una parte, podemos ver el reporte elaborado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), y también, las muy completas bases de datos compiladas por el Banco Mundial, de donde se desprende que a la fecha, no obstante los avances que se han tenido en la materia, éstos en la mayoría de los casos son marginales ya que básicamente incrementan la oferta de servicios financieros para segmentos de la población que se encuentran ya bancarizados o con acceso a los mismos, y no así, respecto de poblaciones vulnerables o particularmente, de zonas rurales aisladas.
Así las cosas, podemos apreciar, como bien lo enfatizó Myriam Cosío, Chief External Affairs de Clip y Presidente de ASAMEP que desafortunadamente, México se encuentra por debajo de los indicadores que presentan otras economías comparables o incluso, de menor tamaño en Latinoamérica, situación que pareciera incongruente en relación con la potencia y profundidad de nuestros mercados.
En ese orden de ideas, en términos de la información expuesta del aludido estudio, puede apreciarse que, con base en la tenencia de cuentas bancarias, el estándar más alto que es el de los países desarrollados promedia 96% de la población adulta, mientras que Chile reporta 87%, Brasil 84%, Argentina 72%, Colombia 60% y México apenas 49%, siendo importante señalar que el promedio de los países en desarrollo es de 71%; lo que ejemplifica claramente la posición real que tenemos en la materia.
Sin embargo, hay un rubro en el que las mejoras no son marginales y es, precisamente, en el que participan los agregadores de pago. Al contrario del resto de cifras e indicadores para medir la inclusión financiera, aquí sí se puede apreciar un crecimiento real con efectos materiales en ciertos segmentos de la población que anteriormente, no contaban con las herramientas para acceder formalmente al sistema financiero, particularmente, a través de la realización de pagos electrónicos. Cabe destacar que esta figura de agregador forma parte de otras tantas contempladas en la reforma financiera de 2014 en las que, junto con las modificaciones normativas posteriores, se regula a los participantes en redes de medios de disposición; y que sirve de detonador substancial para incrementar esta penetración.
Por ejemplo, previo a la reforma de 2014, sólo el 22% de los comercios aceptaban pagos con tarjeta y con cifras de cierre del 2022, el porcentaje es del 45% (más lo que se vaya a reportar con las cifras de cierre de 2023); aspecto que no es casual, ya que los agregadores de pago colocaron durante el 2022, el 74.7% de las Terminales Punto de Venta (TPV) y el resto, principalmente las instituciones bancarias. Adicionalmente, también habría que considerar el impacto que esta figura tiene como herramienta facilitadora del comercio electrónico, que de la misma manera ha presentado un importante crecimiento, sobre todo durante y con posterioridad a la pandemia COVID, y que según las proyecciones del FMI para 2026, pudiera incrementar un 33% en México, superior a los estimados para Brasil, Colombia, Argentina y Chile.
En suma, las diferencias que existen entre las proporciones entre el ingreso nacional per cápita y el tamaño de comercio electrónico per cápita de Brasil, Chile, Colombia, Argentina y México, en donde en nuestro caso pareciera que hay un mayor segmento del mercado pendiente de desarrollar, conjuntamente con la evolución regulatoria que pueda darse derivado de las recomendaciones emitidas por la Comisión Federal de Competencia Económica y el ímpetu de estos participantes en redes; auguran en el corto y mediano plazo crecimientos sostenidos e importantes, en beneficio del propio sector y por supuesto de la sociedad en general, como consecuencia de una mayor inclusión financiera.
El sector fintech ha experimentado una transformación importante