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Cuando Francisco Cervantes llegó desde la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el sector privado enfrentaba un momento de definiciones. A la mitad del gobierno en turno, la vinculación con los empresarios del país atravesaba por un tiempo complejo y hasta de confrontación. Sin embargo, el estilo de Francisco Cervantes permitió distender y arreglar diferencias.
Reelecto al frente del CCE por un año más, Cervantes puede reportar buenos resultados. Platicamos con él durante una larga entrevista en sus oficinas. En nuestra más reciente edición impresa le presentamos el resultado de esa conversación con el ánimo de que el lector conozca las motivaciones de un empresario que consolidó la era de los líderes empresariales que dirigen la relación con los gobiernos y que buscan un diálogo constructivo respecto a leyes y cambios regulatorios que puedan impactar su actividad.
Desde el régimen de subcontratación hasta cambios en la relación comercial con Estados Unidos y Canadá, el presidente del CCE asumió el desafío de hacer que los intereses coincidieran. “Por un México de una sola pieza”, fue una de las frases que escuchamos veces durante la conversación con el empresario.
“Venimos de una relación de diálogo muy respetuosa, de diálogo, de buscar cada iniciativa o cuando quieren hacer alguna propuesta, de presentar cambios, sobre todo en materia económica que tenga que ver con el sector empresarial, nosotros buscamos a las diferentes instancias del gobierno para dialogar”, dice Cervantes, un empresario que se precia de no buscar contratos con el gobierno ni beneficios para las compañías que su familia fundó. Ahora, responsable de un nuevo año de liderazgo en este organismo cúpula, Francisco Cervantes fijó una agenda de cinco puntos para su tercer periodo en el CCE.
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