Feminismo: el hijo no deseado de la ilustración

nos habló sobre los orígenes del feminismo, sus bases y los planteamiento que esta teoría hace acerca de temas como el amor

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En 2020, varios casos de feminicidio de alto perfil, provocaron protestas generalizadas en todo México, en concreto, según los datos de la ACLED, aproximadamente 359, mismas que buscaban expresar repudio hacia la violencia de género, el cual aumentó 76% con respecto al año anterior. La mayoría de estas manifestaciones ocurrieron en marzo de 2020, cuando decenas de miles de mujeres en todo el país participaron en una huelga nacional y, a la par, comenzó a sonar de forma más habitual el concepto “feminismo”. En ese mismo año, para entender más sobre esta corriente del pensamiento, en Revista Fortuna, platicamos con Nelly Lucero Lara, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que nos habló sobre los orígenes del feminismo, sus bases y los planteamiento que esta teoría hace acerca de temas como el amor rómantico y la masculinidad.

¿Qué es el feminismo?

Nelly Lucero Lara, doctora en comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, explica que el feminismo es entendido como una filosofía, como una política, una teoría que busca, sobre todo, erradicar la desigualdad existente entre las mujeres y los hombres, así como transformar la subjetividad de las mujeres para que puedan actuar en el mundo con mayor libertad.

“En el fondo el feminismo busca la construcción de la humanización de las mujeres”

¿Cómo y cuándo surge el feminismo en el mundo?

El feminismo surge empezando el siglo XVIII, ante un contexto muy particular porque en ese siglo los humanos tenemos la posibilidad de ingresar a la modernidad.

A partir de la modernidad y con la idea Kantiana de “piénsate a ti mismo y deja de ser un menor de edad” es que se abren las puertas y se da la oportunidad de que los seres humanos empecemos a pensarnos desde nuestra individualidad. Ese cambio al pensamiento por supuesto que brindó muchas posibilidades porque a partir de la modernidad, justamente, se comienza a configurar lo que hoy se conoce como la ciudadanía; esta cuestión de cómo las persona debemos participar para elegir la forma en la cual queremos vivir. Sin embargo, tuvo implicaciones mucho más profundas porque nos hizo pensar en términos de seres humanos en dónde estamos parados, y cómo estamos actuando y el hecho de pensarnos a nosotros mismos fue la gran oportunidad para que apareciera este primer cuestionamiento en relación a ¿en dónde están los hombres? y ¿en dónde estamos paradas las mujeres?

Otro suceso histórico que justamente coincide con la modernidad es la ilustración; los planteamientos filosóficos de la ilustración que concuerdan con la modernidad van a ser el motor del feminismo, porque es justamente cuando se dan los debates filosóficos de quiénes son los seres humanos.  Las mujeres que, se están pensando a sí mismas, van a hacerse muchos cuestionamientos, entre los más importantes:

¿Cómo es que vivimos en sociedades que consideran que los seres humanos son libres, iguales y racionales, y cuando pensamos nuestro ser mujeres en el mundo descubrimos que algo que se nos critica mucho es nuestra racionalidad?

Cuando las mujeres se dan cuenta de que no se están respetando estos estatutos de la ilustración: la libertad, la igualdad y la razón entonces van a lanzar una sentencia que es fundamental:

“En el fondo lo que se nos está negando a las mujeres es nuestra condición de seres humanas, porque si esos son los requisitos básicos de la humanidad y a nosotras no se nos ve desde allí, entonces vivimos en sociedades que no nos consideran seres humanas”.

Después de esto, las mujeres buscan una manera de advertir a la sociedad que, en efecto, están viviendo en una sociedad que las mantiene en una condición de desigualdad, que no las considera como seres humanas. Entonces al buscar cómo demostrarle a este entorno que efectivamente se nos ha colocado bajo ese estatuto se abre la conformación que se conoce de la teoría feminista, es decir, todo un andamiaje de construcción de teorías analíticas para demostrar que esto no es algo que solamente vive en la mente de las mujeres, sino que, efectivamente, se ejecuta en el mundo social.

A partir de la conformación de la teoría feminista es que se empiezan a generar categorías que llegan hasta la actualidad y que nos permiten nombrar las desigualdades que existen entre las mujeres y los hombres. Una categoría fundamental es la del patriarcado, otra categoría fundamental es la de la violencia de género contra las mujeres, otra categoría importantísima es el género.

nos habló sobre los orígenes del feminismo, sus bases y los planteamiento que esta teoría hace acerca de temas como el amor

En este contexto, el feminismo se lee, filosóficamente, como el hijo no deseado de la ilustración porque, justamente, cómo un movimiento político que iba a ser la posibilidad evolutiva de los hombres blancos, de los hombres de poder, nos abre las puertas a las mujeres para pensarnos a nosotras mismas, esto evidentemente ligado con la propuesta Kantiana ser críticos ante la realidad y de dejar de ser sujetos y sujetas de tutelaje.

El otro punto toral para el feminismo es que las mujeres tenemos la posibilidad de transformarnos; que las mujeres hemos sido constituidas de una manera que nos coloca en una dimensión de desigualdad, pero que esto tampoco tiene que ser el eterno estatuto de las mujeres.

El feminismo es una teoría que, si bien tiene unos 300 años de antigüedad, sigue teniendo una gran relevancia, justamente, porque la agenda feminista todavía no termina de ser cubierta y los grandes problemas no terminan de ser erradicados. El hecho de que vivamos en países donde, por ejemplo, el feminicidio se haya convertido en un fenómeno que aparece todos los días, nos habla de la urgencia de que el feminismo siga existiendo.

 

¿Cuál es el lugar de los hombres en este movimiento?

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Filosóficamente se ha hecho la pregunta de si los hombres pueden ser feministas o hasta qué punto los hombres pueden aportar al feminismo; el debate sigue vigente, es un debate muy importante porque, evidentemente, la gran posibilidad de transformación del feminismo fue impulsada en principio por las mujeres y se marcó, por supuesto, esta gran distinción de dónde están parados los hombres y dónde están paradas las mujeres.

Hay muchas filósofas que plantean muchas posibilidades muy interesantes, por ejemplo Sandra Harding: ella piensa la participación de los hombres desde el ámbito de la ciencia, y dice que los hombres quizás están en la posibilidad de convertirse en feministas en el sentido de que, desde la posición de privilegios que ocupan, quizás pueden ver formas de opresión que nosotras no hemos podido todavía observar y que, si ellos tienen la intención de ayudar a liberar a la mujeres, pudieran tener un papel que le pudiera aportar al feminismo para la transformación de esta realidad.

Sin embargo, la conformación psíquica de los hombres en nuestro entorno sigue operando más desde el freno, sigue operando más desde un cierto repudio o no reconocimiento del feminismo que de abonar al feminismo. Allí hay una cuestión que termina sesgando las posibilidades de interrogación por parte de los hombres, y eso, se sigue convirtiendo en una restricción para que ellos también se den el permiso, por así decirlo, de ser o de abonar al feminismo.

Otra cuestión que ha aportado el feminismo con relación a la masculinidad es que los hombres todavía no se piensan a sí mismos desde la masculinidad. Lo que plantea el feminismo es que, evidentemente, el feminismo a las mujeres nos brinda la posibilidad de pensarnos objetiva y subjetivamente, pero muy difícilmente los hombres, por supuesto también por su configuración de género, se piensan desde lo sensible, se piensan desde sus posibilidades e incluso se piensan desde las dimensiones de riesgo genérico en las cuales están conectados y las relaciones de poder que ellos entablan con otros hombres.

Este punto me parece muy importante porque el feminismo siempre ha dicho que sí los hombres se pensaran a sí mismos, como lo hacemos las mujeres a través del feminismo, los hombres se podrían dar cuenta de que ellos también son víctimas de este modelo, de esta forma de operar del patriarcado; los hombres también se hacen daño a ellos mismos tratando de mantener estas estructuras de poder bajo las cuales dominan a la mujer; hay una exigencia de género para que los hombres conduzcan a alta velocidad, eso los pone en riesgo. Los hombres siguen siendo los principales sujetos infectados con VIH porque evidentemente la poligamia masculina, que es una práctica patriarcal, los pone en riesgo, y mientras ellos no reflexionen su posición en el mundo y cómo el querer colocarse en ese lugar les hace daño, evidentemente, este tipo de situaciones van a continuar.

A mí me parece que el feminismo lo que lanza, en términos de masculinidad, es una invitación a que los hombres se piensen también a ellos mismos, más que ingresar directamente a la posibilidad de ser feministas me parece que la intervención primordial es que los hombres se piensen también a sí mismos.

¿Cómo ve el feminismo al amor romántico y a las relaciones afectivas?

 

El feminismo es una invitación a pensarnos primero a nosotras mismas, nos permite saber qué queremos, qué no queremos, con quiénes, qué posibilidades tenemos y qué cosas se pueden transformar.

El feminismo ha analizado teóricamente el amor romántico, de hecho, ha sido un tema que le interesa desde el inicio. Las grandes filósofas del siglo XX han dicho que quizás en donde menos hemos avanzado las mujeres es, justamente, en el amor romántico; hemos avanzado en temas laborales, hemos avanzado en la cuestión de adquisición de bienes, pero el amor romántico sigue siendo una asignatura pendiente.

Teóricamente se ha planteado que el amor romántico, a las mujeres, no ha colocado en una posición de desigualdad en relación a los hombres, porque los hombres y las mujeres no pensamos el amor de la misma manera. Nos hacen pensar, en las sociedades actuales, que el amor es algo natural, espontáneo, que se da en un momento de flechazo y lo cierto es que no, que el amor romántico también es parte de una construcción y esa construcción sigue siendo muy desigual para las mujeres.

La antropóloga feminista Marcela Lagarde plantea que desde el patriarcado a las mujeres nos enseñan a colocarnos en la periferia y que los hombres se colocan en el centro de la relación y eso hace que, de entrada, esto que se nombra como “pareja” sea muy disparejo y sea algo con muchas dificultades.

La conformación de la desigualdad en las relaciones amorosas está también construida a partir de diferenciaciones que en muchos casos a las mujeres se les convierten en elementos exigibles. Por ejemplo, hay un discurso tradicional del patriarcado que plantea que si las mujeres nos vinculamos con hombres mayores pareciera que hay una ganancia o un plus y no es cierto. También el patriarcado plantea que si las mujeres nos vinculamos con hombres más preparados académicamente hay un plus y no es cierto. También se nos dice que si las mujeres nos vinculamos con hombres más ricos o más adinerados hay un plus y tampoco es cierto.

El feminismo ha logrado advertir que las desigualdades sociales cuando entramos en un vínculo perviven, incluso aunque a eso se le nombre amor; el que tiene más dinero, el que tiene más educación y el que tiene más edad tiene más que el otro sujeto que, evidentemente, no cuenta con esos elementos y generalmente las mujeres son esas personas que no cuentan con esos elementos.

Me parece que es una gran pregunta y una gran posibilidad de decir: si las desigualdades perviven, de qué otra forma nos podemos relacionar con los hombres o qué otras posibilidades de relación amorosa hay. Evidentemente, la teoría feminista ha intentado encontrar posibilidades de respuesta a esto y siempre apela al respeto entre las personas, a la negociación, a nunca entrar a una relación como dependiente del otro o colocando en un pedestal al otro. Nunca olvidarnos de que somos seres humanas, nunca olvidarnos que valemos por nosotras y no por quien esté con nosotros, nunca olvidarnos que a nivel personal las ganancias siempre son individuales.

Me parece que pensarnos desde ahí, en el caso particular de las mujeres, nos hace llegar a relaciones y a vínculos que establecen dinámicas muy distintas, primero, porque desde el feminismo se acaba la fantasía de que los amores duran para siempre, se acaba la fantasía de que el otro tiene una responsabilidad sobre ti y sobre esto sigue ganando la idea de la modernidad de que nosotras somos sujetas que nos sostenemos a nosotras mismas y que nadie va a hacer nada que nosotras no hagamos también por nuestro propio ser y nuestra propia subjetividad.

La propuesta feminista del amor es muy distinta al amor que nos han contado en las películas. La propuesta feminista del amor es que nadie te puede dar cosas, que las mujeres en el fondo siempre estamos solas porque somos sujetas individuales y que no tenemos que apelar tampoco a dependencias, ni a querer vincularnos a la fuerza con quienes no quieren estar o con quienes, simplemente, piensan diferente o consideran que contigo no empatan.

Los vínculos tienen fecha de caducidad y que, por eso, las mujeres como los hombres, tenemos que construirnos de una manera muy consistente para cuando vengan los cierres de los vínculos ni pensemos que dependemos del otro, ni que el otro se lleva algo que nos correspondía, sino que vivamos nuestra individualidad como lo que somos: seres humanos apelando a la libertad, a la razón y a la igualdad.

 

 

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