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Israel empieza a pagar las consecuencias del conflicto bélico en Gaza. Las estadísticas, a partir del inicio de la guerra, son demoledoras y no hay una proyección de crecimiento en el futuro corto plazo. Internamente, el Gobierno de Netanyahu, tiene datos más negativos de lo que se esperaba…
Era la mañana del 7 de octubre de 2023 cuando Hamás y otros grupos armados palestinos de la Franja de Gaza iniciaron un ataque sorpresa contra Israel. Para el mundo geopolítico eso fue un quiebre porque Israel siempre ostentó una seguridad fronteriza infalible y en dicha mañana todo quedó roto, desatando una guerra que continúa hasta el día de hoy. Más de cuatro meses de bombardeo, de guerra, de muertes, que ahora tienen su daño colateral: una profunda crisis económica en Israel.
A partir del comienzo de la guerra el producto interno bruto (PIB) de Israel se desplomó casi 20 por ciento y lo peor es que no tendrá recuperación en el corto y mediano plazo. Hace unas semanas, la agencia Moody’s decidió rebajar la calificación crediticia de este país y los argumentos expuestos fueron los riesgos políticos y fiscales y también un aumento en la debilidad de sus instituciones. Para Israel esto fue muy duro porque Mody’s rebajó la calificación del país por primera vez y esto al mismo tiempo tiene un efecto negativo ya que muchos inversores utilizan a dicha agencia para calcular el riesgo de invertir o acordar con una entidad de la nación en cuestión.
“La economía de Israel es fuerte. La calificación de Mody’s no tiene nada que ver con la economía, sino que se debe enteramente al hecho de que estamos en guerra. Dicha calificación volverá a subir en el momento en que ganemos la guerra, y la ganaremos”, fueron las palabras de Netanyahu, quien empezó a ser cuestionado por los propios israelíes.
Hasta el 7 de octubre que comenzó la guerra, la economía de Israel creció un 2 por ciento durante y se esperaba que en los últimos tres meses del 2023, esa cifra aumentara a 3.5 por ciento de crecimiento. Sin embargo, el impacto de la guerra sacudió todos los cimientos económicos del país. A principios de año, la agencia Bloomberg presentó un crudo análisis y reveló que la guerra le está costando a Israel alrededor de 260 millones de dólares al día. Además de ello, el déficit presupuestario de Israel se sextuplicó y la moneda nacional cayó a su nivel más bajo en once años en comparación al dólar.
Para Israel, el análisis en esta época es tan simple como preocupante: el gasto se dispara, los ingresos caen y los costos de endeudamiento aumentan. Por otra parte, el consumo se hundió, muchas familias huyeron de Israel, y otros profesionales como médicos, científicos y trabajadores de alta tecnología han pedido el traspaso en sus correspondientes trabajos. Se cree que entre 250 y 300 mil personas se fueron de Israel tras el conflicto.
Otro punto que golpeó la actividad económica fue que muchos trabajadores fueron llamados a filas para el ejercito y se le denegó la entrada a empleados de Palestina. Tras ello, el consumo privado se contrajo un 27 por ciento, la inversión empresarial decreció un 68 por ciento, las exportaciones cayeron un 19 por ciento y las importaciones un 42 por ciento, según datos oficiales.
La peor noticia de esta historia es que Israel rechazó enviar de una delegación de negociadores a El Cairo, Egipto. El objetivo de esa reunión era pactar un cese al fuego pero no hubo caso y las conversaciones para lograr el acuerdo se vuelve a tensionar al máximo. La oferta de Hamas era liberar 40 rehenes israelíes que están secuestrados en Gaza a cambio de seis meses de tregua; la respuesta de Israel fue el pedido de un listado con los israelíes secuestrados que están con vida y con pruebas de que realmente están vivos. Sin acuerdo, la guerra sigue y no tiene expectativas de que vaya a frenar, por lo que la economía de Israel seguirá cayendo más todavía.
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