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Claudia Villegas y Yareth Arciniega
Un aroma dulzón nos llegó de pronto, levantamos la cabeza para mirar de dónde venía porque entre la maraña de cámaras, micrófonos, periodistas, fotógrafos, era difícil escudriñar entre el mar de personas que, desde las primeras horas de la mañana, llegaron a las calles del primer cuadro del centro de la Ciudad de México.
Unas pequeñas motitas rosadas enturbiaban el aíre y el aroma dulzón seguía allí en la punta de la nariz. Cruzamos miradas y ese olor se imponía y – de pronto – nos preocupamos. Sin embargo, no nos ardían los ojos, entonces no era gas.
Así, nos llegó aquel recuerdo del 8 de marzo de 2023 cuando, después de caminar por la Avenida Reforma, de recorrer la Avenida Madero, por fin llegamos al Zócalo y nos recibió un gas que nos hizo llorar y salir corriendo. Allí, entre lágrimas y el ardor en los ojos, se nos acumuló la impotencia de no poder quedarnos junto con miles de mujeres a exigir la reivindicación de tantos derechos olvidados. Salimos de la plancha del Zócalo y rumbo a la estación del Metro Salto del Agua nos sentamos en una banqueta para reflexionar qué había pasado esa tarde.
Claudia Sheinbaum todavía era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y como mujeres que somos – como dicen las zapatistas – nos preguntamos por qué ese 8 de marzo nos recibieron con gas en el Zócalo. Allí se quedó la pregunta, allí se quedó la tristeza, la rabia.
Un año después, a sólo una semana de que las mujeres regresen a las calles para exigir el respeto y la igualdad, ese olor dulzón, un aroma a algodón de azúcar, rosa y empalagoso anunciaba el inicio de la campaña por la presidencia de la República de Claudia Sheinbaum, la científica, doctora en Ciencias por la Universidad de Berkley en California, la líder del movimiento estudiantil en la década de los ochentas que se opuso a la imposición de cuotas y buscó reivindicar que la educación debe ser gratuita. “Ha sido mi sueño, integrar a más de 300 mil estudiantes adicionales a las universidades”, dijo más tarde ya como candidata a la presidencia.
El olor a algodón de azúcar es persistente. Estamos en el mitin de campaña de quien podría convertirse en la primera mujer en llegar al Poder Ejecutivo en un país que sufre de discriminación y desigualdades frente al sector femenino. Entre ese aroma empalagoso, que no sabemos de dónde viene, globos en tonos pastel, banderas de militantes y un pasillo, construido por vallas de metal, que en medio del Zócalo esperaban a la candidata por la alianza Juntos Hacemos Historia, se dio el arranque de campaña de la ex Jefa del gobierno de la Ciudad de México.
¿Será que la mercadotecnia electoral y la aromaterapia llegaron a este arranque de campaña?
En Europa, el llamado merchandasing electoral ha innovado repartiendo pequeñas cajitas entre los militantes que, al ser abiertas expelen un olor particular, un aroma que intencionalmente busca evocar sentimientos positivos entre los electores. Las organizaciones políticas intentan vincular sus valores con ciertos perfumes.
Los días pasados de la niñez, la seguridad, la alegría, un día por el parque, el sol brillando, son algunos de los recuerdos que se asocian y agolpan junto con el aroma a algodón de azúcar.
Quizás – pensamos – a algún vendedor de algodones de azúcar se le escapó por el aire toda su materia prima y los hilos del dulce volaron por el aire. Hubiera sido demasiada casualidad porque muchos segmentos del mitin estuvieron cubiertos en algún momento por esas motitas turbias y rosadas.
En fin, en medio del mar de personas que acudieron el pasado 1 de marzo al arranque de campaña de Claudia Sheinbaum hubiera sido una necedad salir del mitin político para investigar si algún ambientador, desde alguno de los edificios que rodean al Zócalo, expelía ese aroma con algún fin claro de marketing como lo hacen las tiendas de comida rápida, las tiendas de artículos deportivos o los centros comerciales que usan la aromaterapia para el famoso push to call, para lograr que el comprador se decida a sacar la tarjeta y comprar algo que quizás no necesita o a decidirse por un producto sobre otro. En Europa, algunos partidos políticos sí han utilizado estas herramientas.
La transformación y los VIP
Con el sol iluminando el templete y unas 350 mil personas reunidas en la plancha del Zócalo, la candidata oficial de la alianza Juntos Hacemos Historia, Claudia Sheinbaum Pardo, arrancó este primero de marzo su campaña hacia la presidencia de la República con un mensaje claro de apoyo a las mujeres de todas las edades.
En las elecciones de 2018 y 2021 las mexicanas fueron mayoría en la lista nominal y las que acudieron en mayor cantidad a votar, con el 66.2 y 55.7 por ciento respectivamente.
Frente a la fachada principal de la Catedral Metropolitana, cubriendo los portales, tomando distancia de Palacio Nacional porque allí se colocaron los padres de los normalistas de Ayotzinapa, se instaló el escenario para este arranque de campaña todo blanco, impecable porque, como dicen los expertos, un mitin político aspira a enviar mensajes, símbolos, a crear entidad partidaria.
Las tarimas construyeron un escenario parecido a los de algunos conciertos en donde es posible caminar hacia la audiencia y separarse de quienes acompañan al personaje central.
La entrada para los invitados VIP se instaló a un costado de la Catedral. Se reservaron varias decenas de filas de sillas frente al escenario que, una hora antes de que iniciara el evento, aún estaban vacías. Los invitados especiales no terminaban de llegar y el vacío comenzaba a preocupar a los organizadores mientras miles de militantes esperaban de pie desde las primeras horas de la mañana.
Desde nuestro templete, instalado casi a la misma altura del escenario principal y desde donde los fotógrafos tienen una ubicación privilegiada, de pie los reporteros y reporteras podíamos ver la apresurada logística; los organizadores iban y venían buscando cómo cubrir esos espacios vacíos mientras un dron hacia tomas aéreas y confirmábamos que los inhibidores de señales de telefonía celular funcionaban a la perfección. En efecto, no teníamos señal y nos conformábamos con tomar notas, grabar audio, video y dejar a un lado la comunicación a través de redes sociales.
Problema resuelto: De pronto y sin gafete, los organizadores dejaron entrar a todos aquellos que les parecían dignos de ingresar a la zona VIP.
Listo. Comenzó la campaña.
Mariachis, el Partido Verde, el PT y los youtubers
El mariachi de mujeres toca a un costado del escenario: Se escucha se me reventó el Barzón y sigue la yunta andando…
Esas tierras del rincón
Las sembré con un buey pando
Se me reventó el barzón
Y sigue la yunta andando
Es el himno para el movimiento de Los Barzonistas que hace 30 años lucharon contra el rescate bancario y que con tractores llegaron a las calles de la Ciudad de México. Llegó allí, entre los invitados VIP, Alfonso Ramírez Cuellar, ahora legislador.
También logramos identificar con lentes oscuros y con el entusiasmo a flor de piel a varios comunicadores que, desde sus plataformas de Youtube, han cobrado relevancia. Se abrazan, sonríen, festejan, caminan entre las sillas, se toman selfies, dan entrevistas. De vez en cuando se acercan a las vallas donde se agolpan los militantes y los saludan como si también fueran políticos, se piensan celebridades y lo son porque la gente los reconoce y los saluda. Las benditas redes sociales.
También llegan la financiera Patricia Armendáriz, Tatiana Clouthier, Altagracia Gómez, heredera de uno de los imperios dedicados a la elaboración de harina de maíz y asesora económica de la candidata. Allí estaban sentadas bajo el rayo del sol, para acompañar a Claudia Sheinbaum. Santiago Nieto, ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Juan Ramón de la Fuente, también esperan que inicie el arranque de campaña.
Los acompañan políticos del Partido Verde, del Partido del Trabajo enfundados ahora en chalecos de sus organizaciones políticos como en un intento de permanecer, de ser en medio de la alianza Juntos Hacemos Historia.
Atrás, a los lados de los espacios confinados por vallas, los militantes nos cuentan que llegaron desde Cuautitlán Izcalli, desde Ecatepec, que los dejó el camión pero que como sea llegaron y “agarraron buen lugar”.
***
¡Qué viva María Inés Ochoa! grita en el micrófono la legisladora Jesusa Rodríguez que con sombrero y huipil anima a la audiencia mientras felicita a la hija de Amparo Ochoa, simpatizante del movimiento de Claudia Sheinbaum.
Atrás, Ana María Lomelín, nombrada por Sheinbaum como enlace con el sector empresarial, pregunta con el micrófono abierto, quién le dará la señal para comenzar con la conducción del evento. Mientras tanto Jesusa Rodríguez camina el escenario y grita:
– Es-un honor-estar con Claudia hoy, es-un-honor estar con Claudia hoy, es-un honor estar con Claudia hoy, adaptando la frase que identifica el apoyo de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador.
Son ya las 4:05 de la tarde del primero de marzo, el sol intenso comienza a cobrar estragos y sólo tenemos unos lentes oscuros y poco de bloqueador. Sheinbaum no llega.
Ya se oye en el fondo Caminos de Michoacán…y pueblos que voy pasando
Si saben en donde está
Porque me la están negando
Díganle que ando en Sahuayo
Y voy pa’ Ciudad Hidalgo
Chaleco guinda, paliacate, sobreros, lentes oscuros, camisa blanca, es el atuendo de los invitados VIP que se ven impacientes pero que aprovechan el rato de espera para seguir socializando y acumulando selfies.
Afuera, adultos mayores, mujeres, trabajadores que empuñan banderas y mantas también luces cansados con poco espacio para tomarse fotografías. Algunos llevaron banquitos plegables y pueden esperar sentados.
Simpatizantes, y también críticos del movimiento y de la política en general, comenzaron a llegar de los distintos estados de la República desde las 10 de la mañana a pesar de que estaba previsto que el evento comenzara hasta las cuatro de la tarde. Al menos eso fijó el Partido Morena en la agenda formal.
Rocío, una joven de 28 años, llegó, precisamente, desde Michoacán, al igual que a su tía y varios vecinos de la colonia en la que vive.
Sentada, detrás de una carpa de primeros auxilios que le cubre del sol y con un bebé de aproximadamente año y medio, que llora – según ella – de hambre y por el hartazgo que le produce el intenso calor, Roció cuenta que en realidad ella no es simpatizante de ningún partido político: “todos son iguales”, dice con un tono de hartazgo como si no fuéramos las primeras en preguntarle
– Entonces, ¿por qué viniste? –
– Nos dijeron que si veníamos nos iban a dar dinero. Yo no trabajo, sólo tengo el apoyo de mi mamá y de mis tías, pero necesito dinero para él (señala a su bebé) y para el más grande.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo realizada por el INEGI señala que, durante el cuarto trimestre de 2022, en México residían 56 millones de mujeres de 12 años y más, de las cuales 38 millones eran madres y de ellas 11 % solteras, como Rocío, que a sus 28 años ya tiene dos hijos. El más pequeño tiene de tez apiñonada, cabello rubio, la naricita afilada y los ojos negros. Apenas habla y camina, y a pesar de los 26 grados de temperatura, con una sensación térmica de 30, porta un abrigador mameluco que combinan con sus pequeños zapatos azules.
El gobierno federal, ya con López Obrador, puso en marcha en 2019 un programa social: la Pensión Bienestar para Madres Trabajadoras, mejor conocido como “Beca para madres solteras”, el cual otorga apoyos de 1,600 a 3,200 pesos bimestrales a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad por la ausencia de uno o los dos progenitores. Hasta el octubre del 2023, dicho programa tenía un padrón de beneficiarios de 216,280 personas. En México, la red de protección social otorga apoyos a 7 de cada 10 familias, según información de la Secretaría de Hacienda, lo que representa recursos por más de 740,000 millones de pesos.
En unas horas, Sheinbaum prometería aumentar el número de beneficiarias del Programa de Bienestar de Niños y Niñas de Madres Trabajadoras.
En el Zócalo siguen las mariachis…y ahora interpretan Aires del Mayab:
¡¡Muchacha bonita
Zapato de raso bordado de seda
Te voy a comprar
Va a ser más gracioso, más lindo tu paso
Y serás más ágil para zapatear!
Sheinbaum no llega y por allí se escuchan los Ole, Ole… aunque al gobierno federal no le gusta la fiesta brava que, por estos días y con amparo en mano, regresó a la Ciudad de México.
Mientras Jesusa Rodríguez sigue controlando el escenario: ¡Qué viva Guanajuato y vamos por Irapuato!!
Ya para entonces La Malagueña y que bonitos ojos tienes se escucha en el reportorio de las mujeres vestidas de charras y que siguen dispuestas a no dejar caer el ánimo.
–Ey, ajá, sí ey, ajá, hay un 315 -, dice el responsable de audio que prueba el pódium que usará la candidata del Partido Morena.
4:20 de la tarde y Ya no me cantes cigarra…
Ana María Lomelín por fin recibe indicaciones de entrar al escenario. Comienza a presentar a los políticos que acompañan a la candidata: Marcelo Ebrard, Gustavo Armenta, Citlatli Hernández, Ernestina Godoy, Renata Turrent, Manuel Velasco….
Jesusa Rodríguez presenta a Elena Poniatowska y se inclina, se pone de rodillas, le hace una referencia porque dice: “es la escritora que por decisión es mexicana”.
Por fin, en traje blanco, con olanes y flores, Clara Brugada da inicio al mitin político: ¡Aquí se redujo la inseguridad! ¡Es tiempo de mujeres! ¡Estamos a 90 días de volver a hacer historia! ¡Vida al presidente López Obrador!! ¡Vamos a ganar la Ciudad de México!, promete la ex alcaldesa de Iztapalapa, la que promete utopías y dejar en el camino al cartel inmobiliario y Santiago Taboada, el candidato del PAN.
Llegó la candidata y no hubo promesa para Ayotzinapa
17:20 de la tarde. Finalmente, una hora y veinte minutos después de lo establecido en el programa, llegó Claudia Sheinbaum enfundada en un vestido color guinda, con adornos tipo Huipil, zapatos de tacón bajo color arena, coleta y cabello perfectamente peinado.
Al recorrer el pasillo que la dirigía hacia el templete, saluda a los militantes, los abraza con mucha familiaridad, se toma selfies con quien le extiende la cámara de su teléfono móvil y, sobre todo, trata de escuchar brevemente sus peticiones; a uno que otro lo conecta con su equipo de comunicación para dar seguimiento a su caso, pues necesita que todos vean que le interesa, que está preocupada.
Para dejar testimonio del momento, se encuentra el periodista, cineasta, productor y empresario Epigmenio Ibarra, quien camina a lado de la candidata con cámara al hombro, registrando cada paso, cada reacción, cada abrazo y cada promesa.
Epigmenio Ibarra, el mismo que obtuvo un crédito para su empresa Argos Comunicación, por 150 millones de pesos, que tendría que pagar en 2024, plazo que se extendió hasta 2027 con una cuenta pendiente de aproximadamente 130 millones más intereses.
Al subir al templete, después de un atropellado saludo con Clara Brugada, Claudia Sheinbaum también se acerca a saludar a quienes hoy aseguran representar el segundo piso de la Cuarta Transformación; Alejandro Armenta Mier, Claudia Delgadillo González,Mario Delgado Carrillo, Karen Castrejón Trujillo, Marcelo Ebrard Casaubón, Elena Poniatowska Amor, Ricardo Monreal Ávila, Scarlet Estrada, Gerardo Fernández Noroña, Omar García Harfuch, Alma Alcaraz Hernández, Javier May Rodríguez, Margarita González Saravia, Eduardo Ramírez Aguilar, Rocío Nahle García, Alberto Anaya Gutiérrez, Citlalli Hernández Mora, Adán Augusto Morales, Renta Turrent Hegewisch, Manuel Velasco Coello y Ernestina Godoy.
Una hora de promesas de Claudia Sheinbaum, de retórica emotiva, de anuncios en un tono de voz y entonación que todavía le resultan ajenos, son el inicio de 90 días que la transformarán y que podrían convertirla en la primera mujer en llegar al Poder Ejecutivo.
El cielo ya se pintó de naranja, el aire aún huele a azúcar y Claudia Sheinbaum asegura que trabajará en 100 puntos que, si bien tocan diversos ámbitos de la vida pública del país, muchos también son claros guiños de apoyo a las mujeres, quienes no dudan en gritarle: “Presidenta, presidenta, presidenta!, mientras ella anuncia la creación de un nuevo programa social que, en 2025, beneficiará a 1 millón de mujeres de 60 a 64 años que han dedicado su vida al cuidado de sus familias, con un apoyo bimestral equivalente a la mitad de la pensión de los 65 y más.
En México, de acuerdo con cifras del Banco Mundial, el número de mujeres de entre 60 y 64 años pasó de 1,790,759 en 2009 a 3,432,163 en 2023 y aumentará en 50% para 2040.
La señora María Enedina Olivas es una de ellas, precisamente tiene 64 años y vino al mitin desde Salamanca, Guanajuato, pero para 2025, cuando se ponga en marcha este nuevo programa, ella ya no podrá solicitar ese beneficio. No importa, dice, pues ella ha apoyado a la izquierda desde que tenía 16 años, y hoy en día lo único que le pediría a la próxima presidenta, que ella asegura será Claudia Sheinbaum, es mayor seguridad:
“Mis hijos son militares y se enfrentan a muchas cosas de las cuales a veces ni se pueden defender”, dice angustiada. “A mí eso es lo que me da miedo. Eso y que haya fraude en las elecciones”.
– ¿Y sus hijos qué opinan de qué haya venido a apoyar a Claudia Sheinbaum?, ¿Ellos le dijeron que viniera?, preguntamos.
-No, yo vine porque se me dio la gana. Ellos no me mantienen ni me prohíben nada. Yo me mando sola, respondió.
La posibilidad de tener, por primera vez una presidenta, parece que comienza a cobrar influencia: mujeres, de todas las edades, simpatizantes al movimiento de la cuarta transformación se sienten representadas, pero sobre todo respaldadas, pues ocho de las 100 promesas de la candidata están dedicadas a ellas.
Entre las otras 92 promesas, la que más causa revuelo entre los simpatizantes, visiblemente fatigados, es la promoción y la obligatoriedad de la seguridad social para los repartidores de comida de aplicaciones telefónicas. Y es que, hasta septiembre del 2021 lo único que se sabía sobre este tema era que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) había firmado con las plataformas digitales de distribución de alimentos Beat, DiDi, Rappi y Uber convenios para difundir y promover la participación de repartidores en la prueba piloto para la incorporación voluntaria al Régimen Obligatorio del Seguro Social de personas trabajadoras independientes. Sin embargo, plantear la obligatoriedad de este servicio le mereció a Claudia Sheinbaum aplausos y festejos.
40 minutos después la candidata continúa lanzado promesas. Ya la festejaron los adultos mayores, las madres solteras, los estudiantes de todos los niveles, los artistas a quienes prometió espacios para el desarrollo de habilidades y una remuneración justa a su trabajo. También lo hicieron los trabajadores y trabajadoras de la educación, la comunidad LGBTIQ+, las organizaciones civiles….
Sin embargo, precisamente, a la izquierda del templete hay un grupo de personas que esperan una mención; los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa escuchan atentamente a Claudia Sheinbaum, desde el plantón que instalaron hace un par de días para pedir una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, la candidata sólo dice que continuará con el seguimiento a los protocolos de búsqueda de personas desaparecidas. Entonces comienza a sonar el himno nacional, pero el aire ya no huele a azúcar.
Los alumnos de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, desaparecieron el 27 de septiembre de 2014 en Iguala Guerrero. En 2018, el presidente López Obrador prometió esclarecer e incluso resolver el caso.
Por ello los organizadores de la campaña de Sheinbaum, desde temprano movieron el templete donde arrancó el evento de la candidata presidencial, pues ya no pudieron colocarlo a un costado de Palacio Nacional como se había previsto.
En 90 días sabremos quién será la nueva presidenta y también si el aroma a algodón de azúcar es una nueva estrategia del marketing político en México.
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