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Por Claudia Villegas y Yareth Arciniega
La polémica del caso de Benito, la jirafa que ha sufrido las inclemencias climáticas en un zoológico de Ciudad Juárez, Chihuahua, ha puesto en el ojo de la opinión pública el descuido reiterado al que las autoridades mexicanas someten a las especies silvestres, poniendo en riesgo su salud e incluso su vida, como también fue el caso de Guga, una jirafa de apenas seis años de edad, que falleció en diciembre de 2023 pero en el zoológico “Ehécatl” ubicado en Ecatepec, Estado de México.
Esta jirafa nació el 21 de marzo del 2018, por lo que fue nombrada como Guga, que traducido del somalí significa “primavera”. Su madre era ‘Zacangui’ y su padre ‘Hércules’, también conocido como ‘Manchas’.
Fue producto del programa de reproducción y conservación de especies de la reserva ecológica que pretendía promover la conservación de especies vulnerables. Sin embargo, Guga se enfrentó a las mismas carencias y descuidos que causaron el deceso del elefante Benny el 25 de diciembre del 2016.
Personas cercanas al tema y que conocieron los detalles del deterioro y muerte de Guga revelaron, en entrevista para Revista Fortuna, que el zoológico de Ehécatl actualmente carece de servicios y personal médico especializado, así como del alimento suficiente para el cuidado de las especies que ahí se exhiben.
En este sentido, en diciembre de 2023, la directora de Medio Ambiente y Ecología de Ecatepec, Elisa Nava, explicó que durante ese año, derivado de ajustes presupuestales solicitados por regidores de oposición a la administración municipal, hubo una reducción en las dietas de los animales a lo mínimo indispensable, un problema que pudo ser solucionado, según dijo, con recursos que dio el ayuntamiento y con el apoyo de donaciones por parte de empresas y ciudadanos.
Sin embargo, para evitar volver a poner en riesgo la nutrición de los animales, Nava aseguró que ya se estaban llevando a cabo las gestiones necesarias para solicitar, para 2024, una partida presupuestal de casi 10 millones de pesos, cantidad necesaria para atender a los más de 500 ejemplares del parque Ehécatl, un incremento de 3.5 millones de pesos más que el año pasado. Sin embargo, Guga podría ser una de las tantas víctimas de estos ajustes y de la tardía respuesta al llamado de que se recuperaran los recursos mínimos para la operación del zoológico que se había convertido en una de las pocas opciones para los niños y familias de una zona marginada.
En un video publicado en el 2023 en la cuenta de Facebook del zoológico Ehécatl, se pueden apreciar sólo a dos ejemplares de esta especie – la madre y la hija- pues según el presentador, la jirafa macho -Guga- había tenido que ser trasladada a otro hábitat.
Las fuentes consultadas, aseguraron que en este nuevo hábitat, Guga convivía con un borrego, mismo que un día hirió a la jirafa con uno de sus cuernos. Posteriormente, al intentar realizar un procedimiento médico necesario a raíz de esta lesión, la jirafa murió en medio de la anestesia por la mala alimentación a la que había sido sometida.
¿Por qué la muerte de Guga ha pasado desapercibida?
En México se han llevado a cabo múltiples programas para la reproducción y conservación de las jirafas, por lo que un sólo ejemplar es de sumo valor. Sin embargo, la muerte de la jirafa Guga pasó desapercibida, pues ni el zoológico, ni Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), ni la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) habría notificado su deceso. En entrevista, una fuente cercana a la operación del zoológico aseguró que, incluso, el cuerpo de la jirafa de seis años de edad habría sido destazado y su carne vendida.
Revista Fortuna se puso en contacto con el parque Ehécatl para conocer su versión de los hechos, sin embargo, en ese parque aseguraron que la coordinadora no estaba presente para brindar dicha información. Tampoco en la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (PROFEPA) respondieron a la petición.
A pesar de la polémica que se ha desatado por el burocrático traslado de Benito de Ciudad Juárez a Africam Safari, resulta que el trasladar a los animales silvestres de un lugar a otro, sin un protocolo o sin notificarle a ninguna autoridad, es un procedimiento bastante común en México, en especial en el parque Zacango, debido a entre instituciones públicas, gobiernos estatales, zoológicos privados e incluso hasta entre particulares se suelen regalar o donar a estos animales ¿La razón? De acuerdo con los expertos consultados, en particular el parque de Zacango recurre a esta práctica para sacar a los animales más longevos, enfermos o que ya no le sirven.
Otra razón es que en las cruzas, en especial de las jirafas se busca que no ocurran entre los mismos miembros de las familias y, por otra parte, que no se genere una degradación genética, es decir, que se mantenga la pureza de la sangre, lo que en simultáneo ocasiona que, a nivel nacional, también haya una gran cantidad de animales silvestres que no han sido registrados al nacer, mismos que entran al gran mercado de tráfico de especies que existe a nivel nacional. En el mercado negro, una jirafa se cotiza entre 300 y 400 mil pesos y algunos de estos compradores ilegales establecen contacto con los parques zoológicos sin que la Profepa ejerza acciones de autoridad para evitar el subregistro de la permanencia de especies.
El registro, tanto de los nacimientos como de las muertes de los animales que habitan los zoológicos en México son requisitos que esenciales para el funcionamiento de estos lugares, regulados por la Profepa y la Semarnat, sin embargo, el parque Ehécatl podría haber incurrido en faltas Administrativas tras la reciente muerte de Guga.