CRÓNICA | En la orfandad queda el mar de historias sin Cristina Pacheco

CRÓNICA | En la orfandad queda el mar de historias sin Cristina Pacheco
Foto: Yareth Arciniega

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Cristina Pacheco, la reportera del pueblo ha partido. Las muestras de cariño de su público, familia, amigos y compañeros de oficio dieron el último adiós a la narradora de un mar de historias que, durante más de 40 años, contaron la vida de la gente de a pie. Hace apenas 21 días, Cristina Pacheco se despidió de sus programas en la televisión pública y nos prometía que su retiro sería momentáneo. No fue posible, un agresivo cáncer apagó su oficio periodístico a los 82 años.

En esta fría mañana de diciembre, a la funeraria Gayoso de la colonia Del Valle, la gente comenzó a llegar desde las primeras horas, antes de las diez de la mañana ya se tenía programado reabrir las puertas de la capilla al público. Eran personas que habían trabajado con ella, que la admiraban, además de compañeros de oficio, fotógrafos e incluso personas que se encontraban despidiendo a algún familiar en las capillas vecinas y que decidieron unirse a la despedida de la periodista. Todos recibieron, en la puerta de la capilla 5, a la hija mayor de Cristina, a Laura Emilia Pacheco, quien, a pesar de su profundo dolor, saludo a todos con una sonrisa y un abrazo.

La cálida imagen de Cristina Pacheco, una de las periodistas más importantes del país, proyectada en una pantalla, recibía a todo aquel que deseaba despedirse de ella. Al fondo, su cuerpo en un ataúd de madera, se encontraba rodeado de flores blancas, como si estuviera reposando sobre un enorme jardín, después de miles de kilómetros recorridos y un mar de historias que contó en la pantalla de televisión de Canal Once y en las páginas del diario La Jornada, sus medios durante décadas y décadas.

Foto: Yareth Arciniega

Los arreglos de flores, todos blancos y con un olor que imponía la tristeza, dice su hija Laura Emilia, fueron llevadas por admiradores de la periodista, madres, niños, trabajadores. En fin, gente que llegó para decirle a su familia cuanto la querían.

“Eso ha sido muy lindo, la gente ha llegado a verla, a platicar con ella. Han llegado con sus hijos, incluso llegó ayer una persona muy encantadora con un niñito que se llamaba José Emilio”, detalló la también escritora.

La tristeza por la partida de Cristina Pacheco se anido en el corazón de cada uno de los mexicanos que la siguió fielmente en su recorrido por la Ciudad de México a través de su programa Aquí nos Tocó Vivir. El señor Eugenio Martínez, quien trabaja como bolero frente a la funeraria – dice- recordará a la periodista con mucho cariño por sus entrevistas e investigaciones.

De igual forma, policías de protección ciudadana, que se resguardan el metro Zapata, expresaron su profunda tristeza por la partida de una periodista tan reconocida, pues, según dijeron, a diferencia de otros periodistas, que se dedican a entrevistar a los buenos e investigar a los malos, Cristina Pacheco se interesaba por las personas comunes y corrientes.

Con la muerte de Cristina Pacheco también ha muerto la ilusión de miles de mexicanos, como don Federíco, quien se encargó del servicio de café en el funeral, de aunque sea responderle una pregunta a la mujer que salía en canal 11.

Entre las decenas de flores blancas, también destacaron las enormes coronas que ostentaban listones con los nombres de Carlos Fuentes y su esposa Silvia Lemus. La Jornada, el canal 22, la Universidad de Guadalajara y la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, también enviaron flores.

En la mañana de este 22 de diciembre, Cristina Pacheco también recibió el último adiós de más de 70 palomas que fueron liberadas por amigos y familiares mientras en las redes sociales se comparten desde el primer minuto que supimos de su partida fotografías, canciones y recuerdos de la periodista que nos enseñó a escuchar, a mirarnos y a reconocernos en los vendedores de tamales, en los zapateros, en los niños que viven en la calle, en los comensales del Café Tacuba, en los creadores de las gigantescas quesadillas de cualquier barrio de la Ciudad de México.

Foto: Yareth Arciniega

La Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Lucina Jiménez, nos explicó que por el momento han decidido respetar el duelo de la familia y que un homenaje en el máximo recinto cultural del país podría planearse para el próximo año, pero agregó que la dependencia a su cargo estará trabajando con las instituciones pertinentes, así como con Canal 11, para rendir tributo a su trayectoria.

Lucina Jiménez, doctora en Ciencias Antropológicas, expresó que Cristina Pacheco fue la voz que le dio visibilidad nacional e internacional a muchas de las realidades sociales y culturales que se vivían y se viven en México devolviendo la dignidad a las vivencias cotidianas de ciudadanos como la señora Silvia Velázquez, quien se dedica a criar y certificar palomas de raza, oficio por el que fue entrevistada por Cristina Pacheco para la emisión del programa Aquí nos Tocó Vivir del 30 de Noviembre del 2019.

La señora Silvia Velázquez relató que, tras la entrevista, tuvo la oportunidad de conversar con la entrañable periodista, quien con sus palabras le marcó el corazón. Hoy, a poco más de tres años de esta entrevista, la señora Silvia decidió acudir a darle el último adiós a la periodista con un homenaje: una suelta de más de 70 palomas, pues dijo, personas como ella, son difíciles de encontrar.

Sin embargo, las flores y las palomas no fueron la única muestra de afecto que recibió la cronista; la gente que llegaba al funeral se colocaba a los pies de ataúd, con los recuerdos en la mente y la nostalgia en los ojos para leerle escritos, para dedicarle pensamientos y agradecerle por tantos años de periodismo e historias.

Como últimas palabras a los medios de comunicación, Laura Emilia Pacheco expresó que el dolor por la partida de su padre, el escritor José Emilio Pacheco, autor de la novela Batallas en el Desierto fue tremenda, pero que esta vez, con el fallecimiento de su madre, la vida se ha vuelto silenciosa y “se siente en verdadera orfandad”.

Tras la partida de Cristina Pacheco, el micrófono y la cámara de Aquí nos tocó vivir ya no recorrerá más calles, barrios, mercados ni vecindades, el periodismo social en México, al igual que Emilia y Cecilia ha quedado huérfano.

 

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