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El balance de la economía mexicana al cierre de 2023 es muy positivo: crecimiento económico arriba de las expectativas, inflación con trayectoria claramente a la baja, paridad cambiaria relativamente fuerte y déficit en finanzas públicas manejable. Y todo esto se da un entorno global muy difìcil.
*Por Víctor Ceja, economista en jefe de Valmex
El balance macro de la economía mexicana al cierre de 2023 es muy positivo: crecimiento económico arriba de las expectativas, inflación con trayectoria claramente a la baja, paridad cambiaria relativamente fuerte y déficit en finanzas públicas manejable.
Esto se da dentro de un entorno global muy difícil, con deterioro en el ambiente geopolítico y restricción monetaria más agresiva de lo inicialmente previsto Para 2024, el panorama es complicado y se perciben enormes retos.
Lograr un “aterrizaje suave”
El crecimiento económico en 2023 rebasó claramente la expectativa: rondará 3.5%, cuando a principios de año se estimaba en 1%.
El dinamismo obedeció principalmente a un fuerte consumo privado, impulsado básicamente por un mercado laboral muy sólido y un alza en los salarios, pero también por un repunte en la inversión productiva en la segunda mitad del año gracias al énfasis en los proyectos insignia del actual gobierno.
Para 2024 ya esperamos ver el impacto rezagado sobre la actividad económica y el consumo de la postura monetaria restrictiva, la cual opera con retraso de entre 12 y 18 meses.
La postura fue claramente restrictiva a partir de octubre de 2022 y busca restar fuerza a la economía para controlar y bajar la inflación.
Hacia la segunda mitad de 2024, veremos si la postura monetaria fue correctamente calibrada, si la restricción monetaria no fue excesiva y si el impacto sobre la actividad económica fue limitado.
Además, se espera una desaceleración significativa en la economía estadounidense, sin descartar una ligera y corta recesión a fines de 2024.
En este escenario, es probable que la economía mexicana moderará su crecimiento a cerca de 2.5% , un crecimiento que en buena medida
responde al fenómeno de la relocalización de empresas en nuestro país, el llamado nearshoring, el cual suponemos que impactará al producto interno bruto entre medio y tres cuartos de punto porcentual en 2024.
Para lograr el “aterrizaje suave”, y no caer en un “aterrizaje duro”, se requiere fortalecer las condiciones para el arribo de más inversión a nuestro país.
Meta: Inflación acercándose a la meta oficial
Como consecuencia de choques externos, durante 2022 los precios de energía y algunos precios agrícolas repuntaron significativamente: la inflación alcanzó su pico en agosto de 2022 con 8.70% y, a partir de ahí, ha venido disminuyendo y se espera que concluya el 2023 en un nivel cercano a 4.50%.
Para fines de 2024, es probable que la inflación sea muy cercana a 4%, medio punto porcentual mayor a la estimada por el Banco de México. El banco central estima que la meta de 3% se conseguirá hacia la segunda mitad de 2025.
No obstante, los riesgos están sesgados al alza. Lo que preocupa de sobremanera es la incongruencia entre una postura monetaria restrictiva y una postura fiscal expansiva.
Mayor gasto público, reflejado en un mayor déficit presupuestario, impulsa el crecimiento económico, aumenta la demanda doméstica y presiona los precios al alza.
Calibrar correctamente la postura monetaria
Durante 2024, el manejo de la política monetaria podría complicarse: Una vez que ya se alcanzó la tasa terminal en 11.25%, lo que viene es decidir cuánto tiempo se mantendrá en ese nivel, y cuando inicien los recortes, la magnitud de estos y su frecuencia.
En principio, los recortes serán graduales (léase de 25 puntos base) y no necesariamente continuos.
La postura seguirá siendo restrictiva, pero de manera pasiva, lo que significa que incluso si la tasa de fondeo disminuye, la tasa real, esto es descontando expectativas de inflación para los próximos doce meses, será muy elevada (entre 7 y 7.50%) en los primeros meses de 2024.
El consenso de mercado anticipa que el primer recorte será en marzo de 2024 y que la tasa de fondeo concluirá 2024 en 9.25%. Sin embargo, dada la narrativa reseñada, la disminución de la tasa de fondeo será más lenta, con posibilidades de ubicarse a fines de 2024 en 10.25%.
El riesgo de relajar rápidamente la restricción monetaria es mantener niveles de inflación elevados en el mediano plazo, arriba de la meta oficial del 3%.
Mantener fortaleza relativa del peso
Una sobreoferta de dólares en el mercado doméstico ha incidido en un peso fuerte. Se espera un cierre en 2023 cercano a 17.50 pesos por dólar, tres pesos menos de lo que se preveía a principios de año, con una apreciación anual de 10%.
El diferencial entre tasas de interés México – Estados Unidos también ha ayudado, pero sobre todo para limitar la venta de activos en manos de extranjeros.
Para 2024, dicho exceso de dólares podría disminuir. Dado que se espera una desaceleración de la economía estadounidense, el envío de remesas a nuestro país podría decrecer.
Adicionalmente, se prevé que la Reserva Federal inicie su ciclo de recortes en su tasa de interés de referencia, lo cual provocará una reasignación de activos en los portafolios a nivel global y un aumento en la volatilidad de los mercados financieros, sobre todo en el cambiario.
Al cierre de 2024, podríamos visualizar que la paridad se sitúe cerca de 19 pesos por dólar, lo que implica una depreciación de aproximadamente 8%.
Evitar que el déficit público sea mayor al programado
Hacienda tiene proyectado para 2024 un déficit público de 4.9% del PIB, el mayor en tres décadas.
En un escenario de menor crecimiento económico, tasas de interés elevadas, tipo de cambio relativamente fuerte y altibajos en los precios del petróleo, el cumplimiento de la meta fiscal se dificulta.
Pese a que el déficit programado para 2024 todavía no es crítico, en comparación con otros países emergentes, sí representa una alerta para la calificación soberana crediticia en el mediano plazo.
El compromiso de Hacienda es reducirlo a partir de 2025, pero la carga fiscal de rubros ineludibles, como son pensiones, costo de la deuda y participaciones a entidades y municipios, los cuales suman alrededor del 50% del gasto total de 2024, más el apoyo que se le otorgue a Pemex, restringen el uso de recursos en otros rubros como inversión, salud, educación y seguridad.
Ante esto, es imprescindible evitar que el déficit sea mayor, para aligerar la carga del próximo gobierno.
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*Víctor cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector económico y bursátil, y de análisis y planeación financiera y económica, planeación estratégica, análisis financiero de empresas, y estudios sectoriales.
Desde hace 29 años forma parte del equipo de la casa de bolsa Valores Mexicanos (VALMEX), del Grupo BAL, donde ha colaborado en la dirección de análisis. Actualmente se desempeña como economista en jefe, por lo que es responsable del área de Análisis Económico.
El ejecutivo ha ocupado diversas posiciones, entre ellas, la de jefe de la División de Estudios Económicos en el Instituto Mexicano del Petróleo.
También ha sido consultor independiente para la elaboración de proyectos de inversión en Fomento Industrial Somex; Etla, Gobierno del Estado de Oaxaca y Mobil Oil de México.
Víctor tiene en su haber varios premios y menciones honoríficas, entre los que sobresalen: Mejor Estudiante de México 1981; The Robert C Rogers Memorial Award 1982 y Estímulos y Recompensas del Sector Público 1984.
También el primer reconocimiento a Analistas Económicos 2001, organizado por la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB).
El ejecutivo es economista egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y tiene estudios de posgrado en Economía por la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, y la Universidad de Cambridge, Inglaterra.