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A lo largo del horizonte de pronóstico, el banco central mexicano espera que el proceso de relocalización de algunas empresas a México dé “cierto impulso” a la actividad económica, donde resaltó una “elevada incertidumbre que existe respecto de su posible magnitud y efectos”
En su informe trimestral de julio a septiembre, el Banco de México (Banxico) elevó sus expectativas de crecimiento económico de 3% a 3.3% para este año y desde un 2.1% hasta un 3% para 2024, con diferentes alicientes de apoyo.
El banco central mexicano afirmó que el ajuste de este año responde principalmente a que la actividad económica del tercer trimestre del año presentó un desempeño mayor al anticipado, “resultado de la resiliencia de la demanda externa y del dinamismo del gasto interno”.
“Para 2024, se prevé un crecimiento de la economía de entre 2.3 y 3.7%, con una estimación central de 3.0%, mayor a la de 2.1% del Informe anterior. La revisión para dicho año se explica, en mayor medida, por la postura fiscal ahora prevista”, resaltó la entidad.
El próximo año y avalado por el Congreso, el Gobierno Federal incurrirá en un déficit fiscal de 4.9% del PIB, el mayor en 34 años, con una meta de llevar este índice a niveles de 2.1% un año después, para 2025.
El banco central refirió que en el tercer trimestre del año la actividad económica en México siguió expandiéndose y mantuvo un crecimiento robusto, reflejando el buen desempeño de las actividades terciarias o relacionadas con el Sector de los Servicios.
Éstas presentaron una aceleración respecto del trimestre previo, periodo donde también sobresalió el dinamismo de la actividad industrial o del Sector Industrial, apoyado por el fuerte crecimiento de la construcción no residencial.
“Hacia delante, se espera que la economía nacional continúe mostrándose resiliente, impulsada por el gasto interno y la postura fiscal ahora prevista en el contexto del balance fiscal aprobado para 2024”.
La entidad también anticipó que la actividad económica del país reporte una expansión de 1.5% para 2025, con un intervalo de entre 0.7% y hasta un 2.3%.
El banco central prevé de esta forma un crecimiento en 2025 debajo del promedio histórico del 2%, con “cierta recomposición” entre la demanda externa e interna donde, en particular, el gasto interno reflejaría el esfuerzo de la consolidación fiscal anticipada.
Lo anterior será compensado por una demanda externa de mayor peso ante un mejor desempeño esperado para la mayor economía mundial, EUA, el principal socio comercial del país.
“A lo largo del horizonte de pronóstico, se espera que el proceso de relocalización de algunas empresas a México que está en marcha dé cierto impulso a la actividad económica, reconociendo la elevada incertidumbre que existe respecto de su posible magnitud y efectos”, alertó, sobre la tendencia del llamado nearshoring.
Entre los riesgos para el crecimiento económico del país, el banco central cita afectaciones en el comercio internacional dado el contexto de diversos conflictos y tensiones geopolíticas y comerciales en distintas regiones del mundo.
También menciona condiciones financieras más astringentes a lo esperado, y episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales que afecten los flujos de financiamiento para las economías emergentes.
Entre los diques se encuentra también una menor demanda externa en detrimento de la actividad económica en México, particularmente en caso de una recesión profunda y duradera en Estados Unidos.
Alerta además sobre el riesgo que el gasto público dé un menor impulso a la actividad económica que el anticipado y que “fenómenos meteorológicos tales como temperaturas extremas o ciclones impacten adversamente la actividad económica nacional”.
Inflación más estable
En su informe trimestral, el Banco de México dejó intactas las expectativas de inflación de 2023, 2024 y hasta el tercer trimestre del 2025, en 4.4%, 3.4% y 3.1%, respectivamente.
Dijo que en el ámbito interno, tanto la postura monetaria del Instituto como el avance en la disipación de los efectos de los choques derivados de la pandemia y del conflicto bélico en Ucrania hicieron que el proceso de desinflación siguiera adelante.
No obstante, el Banxico reconoció que la inflación general anual persistió por encima de la meta del 3%, y donde el “componente subyacente ha registrado una reducción más gradual que la inflación general”.
Además, indicó que el balance de riesgos para la trayectoria prevista de la inflación permaneció sesgado al alza.
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