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Chiapas es el primer productor mexicano de café y plátano; el segundo de papaya, mango y cacao, así como el tercero de tabaco y carne de bovino, el cuarto en miel y aporta el 30% de agua dulce del país. Además, es el segundo estado en la República Mexicana con mayor población indígena, sin embargo, el acceso limitado al agua potable ha tenido repercusiones negativas en las actividades que llevan a cabo estas comunidades, así como para los sectores más vulnerables de su población; mujeres y niños.
Ante dicha problemática, las comunidades indígenas y mujeres de los municipios de Chenalhó, Chalchihuitán, La Trinitaria, Berriozábal, Sitalá, San Juan Chamula y Tenejapa, se dieron cita del 27 al 29 de noviembre, en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, para asistir al Tercer Encuentro por el Agua: “Liderando propuestas en agua y saneamiento por mujeres y pueblos indígenas” y hacer un llamado urgente a las autoridades sobre la situación que enfrentan en relación con el acceso al agua.
Esto a pesar de que, el 08 de septiembre de 2022, el Gobierno de Chiapas, a través de la Secretaría de Protección Civil, publicó un decreto para la Protección del Agua en el estado, supuestamente, con la finalidad de que de forma coordinada los tres órdenes de gobierno implementen las estrategias y acciones para reducir riesgos en el uso, conservación y aprovechamiento de los recursos hídricos de la entidad.
A catorce meses de la publicación de este decreto, y a pesar de que Chiapas es un estado privilegiado con vastos recursos hídricos, los miembros de las distintas comunidades, principalmente mujeres jefas de familia, denuncian que aún tienen que lidiar diariamente con el acarreo de agua, una tarea ardua que recae desproporcionadamente en sus hombros.
La rutina para ellas comienza incluso antes de que los rayos del sol acaricien los cerros, hora en la que, con sus hijos a la espalda o de su mano, deben atravesar kilómetros en busca de un recurso que a menudo está contaminado por pesticidas y microorganismos perjudiciales para la salud, como es el caso en la comunidad San Lorenzo, donde la señora Victorina Lucas cuenta, en entrevista para Revista Fortuna, que una fábrica de semillas les quita y contamina el agua que consumen.
El 14 de septiembre, la farmacéutica Bayer compraba al gigante del agronegocio Monsanto por un valor de 66 mil millones de dólares, creando la mayor compañía de agroquímicos y semillas del mundo. La farmacéutica hoy presume en su sitio web que ha estado presente en la República Mexicana desde hace más de 100 años y destaca la presencia de nueve plantas alrededor del país, entre las que destaca la ubicada en la comunidad de San Lorenzo, municipio de la Trinitaria.
De acuerdo con el sitio oficial de la farmacéutica, el municipio donde vive la señora Victorina, también alberga su sitio de producción de vegetales de Chiapas.
“En éste -se lee en el sitio web- se producen semillas de más de 100 variedades de hortalizas, principalmente de chiles y pepinos, las cuales son enviadas a las plantas de Estados Unidos y Holanda para su procesamiento y presentación final a ventas. Cuenta con cerca de 14 hectáreas de invernaderos de alta y mediana tecnología y emplea a más de 1,000 personas de la región”.
Doña Victorina cuenta que el agua comenzó a cambiar se color hace aproximadamente 18 años, pero al principio los pobladores no sabían la razón. Fue, dice, gracias a los biólogos que hicieron pruebas de calidad en el agua de La Trinitaria, que se supo que debido a que estaba contaminada, esta agua era la causante de las constantes infecciones intestinales, enfermedades de la piel y oculares que comenzaban a padecer las familias de su comunidad. Los cuidados de estas enfermedades que en ocasiones aquejan a los pobladores, se suman a la larga lista de tareas que las mujeres de los pueblos indígenas de Chiapas tienen que realizar.
En este sentido, Victorina Lucas y su comadre, en entrevista, explicaron que a partir de la pandemia, las cosas para el municipio de La Trinitaria se pusieron más difíciles ya que los médicos dejaron de acudir, obligando a la población a enfrentarse a esta y las demás enfermedades, producidas por la falta de saneamiento hídrico, con ayuda de la medicina tradicional.
“Siempre han existido las enfermedades, tal vez también por la ignorancia de nosotros que consumíamos el agua cruda, sin hervir. Está también el problema de que no hay leña, de que estamos en un tiempo en el que ya no se pueden talar muchos árboles y pues ya no nos conviene hervir el agua porque para conseguir leña hay que tumbar un árbol. Entonces por eso nosotros dijimos “bueno, agarremos agua de lluvia”. Pensamos que esta está más limpia”.
Sin embargo, en los tiempos de sequía las mujeres de las comunidades, no solo de la Trinitaria sino también de Chenalhó, Chalchihuitán, Berriozábal, Sitalá, San Juan Chamula y Tenejapa se ven obligadas a acarrear agua durante dos horas, dos veces por semana. Durante este lapso de tiempo, las mujeres calculan que llegan a reunir hasta mil litros, mismos que se acaban en tan sólo dos días, pues doña Victorina asegura que en la comunidad de San Lorenzo las mujeres ahorran agua utilizandola múltiples veces a la hora de lavar la ropa.
El machismo también afecta en la lucha por el acceso al agua
A los problemas de escasez de agua, saneamiento, falta de infraestructura y de un sistema de salud digno se suma la educación machista, que aún impera en estas comunidades, pues una de las principales denuncias de estas dirigentes de la lucha por el acceso al agua y saneamiento es que, tanto en las labores de acarreo como en las del hogar, los hombres no contribuyen de ninguna manera.
“Sentimos mucho que a veces les cae pesado. A veces como mujeres nos sentimos mal de decir que los hombre no colaboran y que ellos digan que se sienten rechazados, pero no es el caso porque el hombre es el complemento de la familia. Como seres humanos Diosito nos dejó así. Pero eso sí, en los trabajos del agua el hombre poco trabaja (…) Hasta ahora, la tarea de juntar agua la hacen las doñas”, precisó Victorina
Y es que las mismas mujeres destacaron durante los conversatorios de este Tercer Encuentro por el Agua, que en sus comunidades el hombre que intenta romper el molde es víctima de burlas por parte de sus semejantes. Al menos así lo expuso Ana Rosa, integrante de la comunidad de Chenalhó, quien recordó cómo sus vecinos comenzaron a decir que su marido se había convertido en mujer, cuando en una ocasión quiso ayudarla en el acarreo de agua.
Doña Voctorina Lucas atribuye esto a que la mayoría de los hombres de las comunidades de Chiapas piensan que, al ser la mujer la que más agua usa para realizar las labores domésticas, es ella quien debe hacer todo el trabajo de captación y tratamiento.
“El problema cae en las mujeres porque somos las que pensamos “si no agarro agua hoy ¿Mañana qué voy a usar?” La mujer es la responsable o la que se dedica a eso”, dice doña Victorina.
Con esta responsabilidad sobre sus hombros, en el pronunciamiento público que resultó de los dos días de conversatorios y mesas de trabajo, las mujeres de las comunidades indígenas de Chiapas señalaron que es indignante que, a pesar de ser fundamentales para la supervivencia de sus pueblos, siguen invisibilizadas y marginadas en la toma de decisiones que afectan directamente sus vidas.
“No podemos seguir siendo relegadas a un destino impuesto, y es hora de que nuestras voces sean reconocidas y nuestras demandas y propuestas sean respetadas”, destacaron en el documento.
En este sentido, dentro de las exigencias que los y las representantes de las comunidades plasmaron es este pronunciamiento destaca el alto total a todas las formas de discriminación que han sufrido ante las instituciones, asi como dentro de las estructuras comunitarias sobre las decisiones en agua y saneamiento, ya sea por etnia, género o edad.
De igual forma, los participantes indicaron que es imperativo erradicar la necesidad del acarreo de agua, una tarea agotadora que recae en las mujeres de estas comunidades, para las que también exigieron atención pública prioritaria, puesto que la situación de abandono prevalece.
Reconocimiento de los patronatos de agua ante la constitución
Conscientes de que la unidad es la clave para ganar lo que llamaron una revolución sin armas por el acceso al agua potable y al saneamiento, las comunidades lograron organizarse en patronatos, comités y asociaciones de agua, a través de las cuales, informaron, llevan este recurso a más de 2.5 millones de personas en el estado.
Además de esto, según explicaron, los patronatos también se han encargado de realizar las gestiones necesarias en torno a esta problemática ante las autoridades correspondientes; de hacer que las comunidades reflexionen sobre el machismo arraigado en la sociedad; de incentivar la integración de las mujeres en los propios patronatos y comités; de desarrollar propuestas de reformas al marco jurídico y cambios en las políticas públicas.
Tambien han desallorado planes donde priorizan las inversiones con una perspectiva de derechos humanos; han impulsado la implementación de soluciones prácticas a la problematicade la escasez de agua, como la captación de agua de lluvia en los hogares. Así tambien, han impulsado acuerdos de distribución equitativa del recurso en los sistemas comunitarios. Todo esto, a través de una administración y gestión del agua que, de acuerdo con las exposiciones de los representantes y los terstimonios de los pobladores, es completamente transparente con las comunidades, gracias a las asambleas comunitarias que llevan a cabo de forma cotidiana.
Con base en esto, durante la plenaria del Tecer encuentro por el Agua, los miembros de las comunidades, asi como los representantes de los distintos patronatos exigieron el reconocimiento de la gestión comunitaria del agua en la Constitución Mexicana, algo que, según argumentaron, les otorgaría visibilidad en el marco jurídico y las políticas públicas, “evitando quedar a expensas de la voluntad política o abandono del ayuntamiento”.
De la mano con esto, durante los conversatorios y mesas de trabajo que se llevaron a cabo en el Hotel Rincón de Arco en San Cristobal de las Casas, se destacó en repetidas ocasiones el hecho de que, a pesar de que Chiapas aporta el 30% de agua dulce del país, no cuenta con una institucion enfocada en la gestión y administración del recurso. Ante esto, los asistentes demandaron la creación de una Secretaria del Agua en Chiapas, que tenga recursos suficientes y personal con conocimiento y capacidad para impulsar una transformación que logre hacer realidad los derechos asociados al agua en las comunidades indígenas, localidades rurales, ciudades y ecosistemas del estado.
La salud en la lucha por el acceso al agua y saneamiento
Si bien la señora Victorina Lucas, en entrevista reconoció que las enfermedades por consumir agua contaminada se hicieron presentes desde antes de la llegada de las transaccionales, es bien sabido que cada vez son más las empresas que llegan a contaminar ríos del estado, sumando sus deshechos a los de las aguas negras que han devastado ríos como “El encantado” y “Bosque Azul”.
Esta situación deja a las personas de las comunidades sin muchas opciones para lograr la captación de agua para su tratamiento y posterior consumo, ya que en los últimos años, a causa del cambio climático, el agua de lluvia tambien presenta indicios de contaminación.
Así, la problematica del agua se convierte una situación de salud publica, como fue el caso de los ocho menores que resultaron intoxicados cerca de la comunidad de Chenalhó por consumir agua contaminada, de los cuales lamentablemente uno falleció. Pero los afectados no son solo los infantes; doña Victorina cuenta que también son muchos los casos de mujeres que mueren por enfermedades gastrointestinales a causa del agua que consumen.
A diferencia de los niños, las mujeres, principalmente las madres de familia, no tienen quien las cuide, quien les haga un té para aliviar el dolor de estómago o que monitoree su temperatura “y entonces se mueren porque no van al doctor, porque no pueden dejar desatendidos a los niños o al marido. Así nos toca a las mamás”, cuenta Victorina. Con esto de base, los integrantes de las comunidades chiapanecas también demandaron que las instituciones respondan por su salud y el bienestar de niñas y niños de la entidad.
Del mismo modo, exigieron la erradicación de las enfermedades causadas por el agua contaminada y la implementación efectiva y transparente de proyectos y programas gubernamentales. Así mismo, la atención efectiva en salud a las personas que han sido afectadas por dichas enfermedades, pues no son sólo gastrointestinales las que afectan a la población, sino también oculares y de la piel.
Puesto que la problemática del acceso al agua cubre todos los aspectos de la vida en estos pueblos, los miembros de los mismos exigen que todas las escuelas brinden agua segura a las niñas y niños y que estos cuenten con ambientes saludables que permitan el saneamiento seguro, el lavado de manos, así como la menstruación digna.
En este aspecto, el maestro Elias Eliseo Vazquez de la Cruz, director de una escuela ubicada comunidad de Chenalhó, expuso durante su participacion en uno de los conversatorios, que fue a través de un programa de la organización Cántaro Azul, que también se comenzó a fomentar entre los niños de la comunidad el hábito de consumir agua no contaminada. Así mismo, el docente aseguró que la institucion que dirige, desde 2012 ha trabajado en el tratamiento del agua, pues en tiempos de sequía sólo contaban con un tinaco de 5000 litros de capacidad, esto se debe a que si bien las autoridades han puesto en marcha programas sociales para que a las escuelas no les haga falta agua, no les dan seguimiento y todo se queda en una mera justificación de gastos políticos. Por ello, una de las últimas exigencias del pronunciamiento público, que se dio a conocer la noche del 28 de noviembre, aborda que fundamental establecer un acuerdo social que prohíba el acaparamiento privado y el uso político de los manantiales y sistemas de agua en cualquier época y lugar.
Las comunidades hicieron saber en este Tercer Encuentro por el Agua que, en conjunto, estas exigencias son fundamentales para construir un Chiapas con justicia hídrica, donde cada persona tenga acceso equitativo y seguro al agua y, en este sentido. instaron de manera urgente a la implementación de un plan integral de justicia hídrica para el estado, mismo que debe tomar en cuenta las demandas y necesidades planteadas.
” Solo a través de un compromiso colectivo y acciones concretas podremos transformar la realidad actual y construir un futuro donde el acceso al agua sea un derecho inalienable para cada persona en Chiapas”, concluyeron.
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