Un buscapiés en la reforma laboral

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Piensa mal y acertarás

Por Fernando Martin

¿Qué opción tienen algunos partidos de la oposición cuando se avanza en un proyecto de reforma para reducir la semana laboral de 48 a 40 horas? Si hay acciones que resultan populares entre la población es la reducción de impuestos, los programas sociales y los triunfos laborales. Luchar contra una iniciativa de reforma que cuenta con el espaldarazo del gobierno en turno y diversos partidos de la oposición es simplemente nadar contra corriente y cualquier político que se pronuncie en contra, corre peligro de verse reducido a una serie de diatribas de la “opinocracia” en las redes sociales. Más de alguno ha celebrado el paulatino pero considerable aumento del salario mínimo o los días de vacaciones durante este sexenio, por lo que podría resultar inminente la aprobación de la reducción del número de horas por semana que debe trabajar el mexicano “de a pie”.

Existen voces en diversas cúpulas empresariales que se pronuncian en contra y que se ha visto reflejado en la oposición del PAN en comisiones del Congreso en los meses previos, argumentando que la falta de productividad puede provocar consecuencias adversas para los generadores de empleo en México. Si bien aceptan que son responsables de la productividad en nuestro país, parte del argumento señala también como participe de los niveles de productividad al gobierno ante la carencia de políticas públicas o legislación que la incentive. Y esa misma narrativa es compartida por la virtual candidata del Frente Amplio por México, la senadora Xóchitl Gálvez, pronunciándose en contra al considerar que no son los tiempos para la aprobación de una reforma de tal naturaleza, mencionando que el país se encuentra saliendo de un momento difícil como lo fue la pandemia, ¿pero acaso no resultó aún más difícil para las clases bajas? Será cuestión de perspectiva y análisis, siendo un hecho en que la postura en contra de la aspirante presidencial puede resultar en algo no muy popular.

La propuesta de reducir las horas laborables en una semana se ha convertido en un buscapiés político, uno utilizado para diferenciar y obligar a la oposición en tomar bando en un tema querido por las clases trabajadoras. Es por eso que un parlamento abierto puede evidenciar a más de algún político al negarse en apoyar una iniciativa popular. Podrá ser utilizada para diferenciar quienes estén “a favor del pueblo” de quienes apoyen a las “clases altas” en un país de por sí ya polarizado y/o politizado. Al ser discutida al tiempo que transcurren las precampañas, la discusión podrá ser fácilmente trasladada a las calles, a los mítines, discursos en los cuales Xóchitl Gálvez podrá no resultar victoriosa de continuar con su postura.

De igual forma, una iniciativa de esta naturaleza podrá crear grietas en la oposición en tiempos donde requieren mostrar más unidad que nunca, siendo evidente en el sentido del voto con el que probablemente será aprobada en ambas cámaras, pues el único partido político capaz de votar en contra resulta ser el Partido Acción Nacional. Y no es que sea el fin del Frente Amplio por México, pero resulta sumamente difícil para el PRI oponerse a una iniciativa a la que han calificado de una “deuda” con el pueblo de México desde los años 70´s con el otrora poderoso líder sindical Fidel Velázquez, y más cuando han vivido prácticamente desde su nacimiento como instituto político hace casi 100 años bajo el apoyo del corporativismo social y/o el sindicalismo. Es por eso que MORENA y sus aliados podrán contar con el voto del PRI, de Movimiento Ciudadano y del PRD, quizá sin necesidad de mover una coma al proyecto.

¿Qué mensaje transmite el Frente Amplio por México cuando su coordinadora está en contra al tiempo que 2 de los 3 partidos que apoyan su futura candidatura presidencial difieren de su postura? División, descoordinación. La propuesta de reforma laboral probablemente será aprobada por la mayoría requerida para reformar el Art. 123 de la Constitución antes de que termine el actual periodo de sesiones del Congreso de la Unión, al tiempo que seguirá actuando como carnada, una puesta por el partido oficial para poner en una posición complicada a los partidos de la oposición. Tal como lo dijo en alguna ocasión el estadista alemán Otto von Bismarck: “Cuando coloco cebo para ciervos, no disparo sobre la primera cervatilla que se acerque a olisquear, sino que espero a que se haya reunido toda la manada”.