La historia (y la educación) la escriben los vencedores.

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 49 segundos

Piensa mal y acertarás

Por Fernando Martin

Nada tenía que ver con el polémico tema de los últimos días respecto al contenido, errores y carga ideológica encontrada en los libros de texto gratuito de la Secretaría de Educación Pública para el ciclo escolar 2023- 2024, pero la Inteligencia Artificial utilizada para reproducir la voz del señor presidente interpretando la canción “A mí manera” del cantautor francés Claude François durante “la mañanera” del 03 de agosto resultó una mofa a una oposición enardecida por el tema educativo. Es así como el señor presidente ha emprendido diversas acciones buscando escribir la historia y delineando la forma en que quiere ser recordado por las próximas generaciones, así como a su administración y a la llamada “Cuarta Transformación”. Para los estudiosos del tema es bien sabido que la historia es escrita por los vencedores, y el titular del Poder Ejecutivo busca que la historia lo juzgue bien. Entonces ¿por qué sorprende que los libros tengan una carga ideológica? Si es algo esperado en cualquiera de nuestros políticos, tal como Benito Juárez, Lázaro Cárdenas y el régimen priísta lo ponía en práctica a pesar de la oposición en su correspondiente tiempo.

Por meses, diversos grupos han emprendido una batalla legal y, en los últimos días, una campaña mediática con la intención de evitar que los libros de texto gratuito lleguen a las aulas, señalando diversas irregularidades desde su concepción hasta su contenido, errores precisos como la ubicación de un planeta en el sistema solar o dónde queda Guanajuato y Querétaro como entidades federativas, o acusaciones de tendencias comunistas en su contenido (gritos al cielo han sobrado ante esa idea). Pero no es la primera vez que la actual administración ha tenido que enfrentarse en el “campo de batalla” de las aulas y lo que vemos en la escena pública las últimas semanas puede ser un “round” más entre el Poder Ejecutivo contra los diversos intereses particulares con inversiones directas o indirectas en productos derivados del papel, algunos de ellos excontratistas del gobierno federal que intervenían en alguna etapa en el proceso de impresión de los libros de texto gratuito en el pasado. Como fue conocido públicamente hace tiempo, algunos de esos intereses particulares fueron acusados de acordar entre ellos nuevos precios en los productos del papel y derivados que llevaron a la actual administración a buscar por otros medios cumplir con su objetivo de impresión y entrega de los libros en las aulas, atentando contra algunos intereses económicos.

Ahora aquellos que se oponen intentan sacar provecho de las inconsistencias encontradas en el contenido de los libros, pues suele ser un error político intentar cambiar o reformar mucho una circunstancia, estado o situación, dado que los hombres y las mujeres no dejan de ser hijos de la costumbre. Pero el hecho de que cambiaran varios títulos en los ejemplares y que textualmente no haya un libro llamado Matemáticas, por mencionar alguno, no significa que el contenido de este tipo de ciencias se haya reducido como algunos pueden alegar.

Y es que aceptar que hay errores en el contenido de los libros de texto gratuito es impensable para Andrés Manuel López Obrador y más cuando se avecinan las elecciones en los próximos meses. Es más, admitir que se deben varias correcciones en los libros sería garrafal para el titular del Poder Ejecutivo cuando probablemente está lanzando en aguas de la oposición un anzuelo con una “trampa” en la que muy probablemente caerán: el señor presidente quizá desea en su interior que la oposición entorpezca la educación de los niños con alguna suspensión en los tribunales para evitar la distribución de los ejemplares, o quizá desea que los gobiernos estatales en manos de la oposición mantengan los ejemplares guardados en bodegas porque, a pesar del número de errores que los libros puedan contener, estos resultarían en el menor de los males ante los ojos de los padres de familia “de a pie”, quienes probablemente no verán con buenos ojos a aquellos personajes o políticos que impidan que sus hijos e hijas tengan acceso a ese tipo de herramientas o les compliquen la existencia debiendo encontrar material didáctico que substituya a los libros, pensando en qué necesidad tendrían de batallar por tales circunstancias. La oposición debería estar consciente a donde se dirigen sus acciones reaccionarias y recordar a Maquiavelo cuando dijo: “La sabiduría consiste en saber distinguir la naturaleza del problema y en elegir el mal menor”.

Nada nuevo resulta este tema y no debería sorprender a nadie las acciones de la actual administración, como ciudadanos debemos recordar que la Secretaría de Educación Pública ha estado a cargo de la educación por más de 100 años y muchos en la sociedad aún no ha entendido que nada es gratis en la vida, y menos viniendo del gobierno en forma de educación pública: siempre hay un costo intrínseco, político e ideológico de cualquier gobernante en turno.