Un paseo por las vides

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La vendimia en Querétaro no solo es un espectáculo de la naturaleza, sino también una celebración de la cultura y de la tradición vinícola de la región. Festivales y eventos especiales se llevan a cabo para conmemorar esta época tan especial del año. Los lugareños y turistas se unen para bendecir la cosecha, disfrutando de catas de vinos, maridajes con exquisitos platillos y actividades lúdicas que hacen de este periodo una fiesta para todos los sentidos.

EL VIAJE

Con un sol radiante y un calor a cuestas, emprendí el viaje hacia Querétaro, un emocionante y pintoresco recorrido en carretera con una parada obligatoria a desayunar unos buenos tacos de barbacoa antes de llegar a Tequisquiapan, un pueblo con mucho encanto, de caminitos serpenteantes, donde la arquitectura colonial nos hace sentir como si estuviéramos en una época pasada. Las calles empedradas y las casas coloridas invitan a hacer una breve pausa para deleitarnos con la calidez de su gente y la autenticidad de su cultura. Cuando pases por ahí no dejes de ir al mercadito de artesanías del centro, degustar unos quesos especialidad de la región o tomarte un café en alguna terraza. Como en esta temporada hace mucho calor, ameritaba algo refrescante, así que pasé a Freixenet Wine Bar que está a unas calles de la plaza principal y me tomé la especialidad de la casa, una copa de cava muy fría sentada en una de las mesas exteriores para seguir disfrutando del ambiente de este pueblo mágico.

Continué mi trayecto hacia la carretera rumbo a Querétaro, siempre me ha sorprendido que, entre los cactus y un paisaje árido interminable, de pronto se extiendan hileras de vides colmadas de uvas y color.

EL VIÑEDO

Cava 57 es un viñedo que esta en el municipio de San Juan del Rio, ubicado al pie de la autopista México-Querétaro 57, una viña que inició su proyecto en los años ochenta y que se ha convertido en una de las más representativas de la región.

Me uní a un grupo para que nos dieran un recorrido por sus instalaciones y por su gran cava. A medida que avanzamos entre las hileras de vides cargadas de jugosas uvas, no pudimos resistir la tentación de probar algunas ¡es simplemente imposible! Rápidamente nos dimos cuenta de que éramos unos buenos catadores improvisados y reímos ante nuestras expresiones de sorpresa al saborear los diferentes matices de los vinos en gestación. El guía nos llevó por la cava, explicándonos el proceso de elaboración del vino y compartiendo algunos secretos de la crianza en barricas.

Pasé la tarde en su restaurante Terruño 57, con una vista inigualable, ambiente familiar y música en vivo. La gran atención y hospitalidad de Juan Carlos Carrillo, me supo guiar para poder disfrutar al máximo de una experiencia enológica y gastronómica con la cocina de campo y degustar dos de las siete etiquetas que ofrecen en este lugar.

Primero 2 secretos, un vino rosado 100% Malbec, con un intenso aroma a durazno, con notas de flores blancas, en boca es seco con acidez fresca y marcada. Un vino que maridé con su famosa ensalada 57, un mix de lechugas con queso de oveja caramelizado, semillas y frutos rojos y aderezada con mermelada de pimiento rojo, simplemente espectacular.

El segundo vino que probé fue su Gran Reserva Indomable, un tinto rojo granate con alta intensidad aromática, con notas amaderadas, un vino seco y muy estructurado que maridó a la perfección con una picaña a la leña.

Cada sorbo de estos vinos iba revelando una riqueza de sabores y texturas en el paladar, evocando la pasión y dedicación de los viticultores que cuidan con esmero cada cepa. Así, en la armonía entre naturaleza y trabajo humano, el atardecer en el viñedo se iba convirtiendo en un bálsamo para el espíritu, un deleite sensorial que me regaló una experiencia que perdurará en mi memoria.

Si tienes oportunidad, no dejes de visitar Querétaro en esta época de vendimia y sumergirte en la experiencia fascinante de un viñedo.

NATALIA VON RETTEG
FOTÓGRAFA Y WINELOVER
FB/IG: @BenVolere
X: @b_vinos