Falta de certidumbre confinó crecimiento México a 0.5% en el sexenio: IMEF

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En conferencia de prensa, el presidente del organismo aseveró que la falta de certidumbre en materia de inversión ha inhibido el crecimiento del país, que hubiera podido crecer a tasas de 2.5% promedio anual

El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) atribuyó el bajo crecimiento anual promedio de la economía mexicana, de 0.5% al finalizar el sexenio tomando en cuenta el desempeño proyectado del PIB de 2023 y de 2024, a la falta de certidumbre en materia de inversiones, condición que hubiera hecho repuntar el PIB tasas superiores.

En conferencia de prensa, el presidente del organismo, José Domingo Figueroa, aseveró que el factor de la certidumbre hubiera impulsado la inversión para potenciar una expansión de la economía a tasas de 2.5% promedio anual, pese al bache que significó la pandemia de 2020, que provocó un declive del PIB del 8%, y que llevó a la economía mexicana a un crecimiento de 0 entre 2019 y 2022.

El instituto estima que la economía mexicana crecerá un 2% durante este año y un 1.8% en 2024.

“El entorno de inversión está relativamente deteriorado…muy por debajo de los niveles que veíamos en el pasado”, agregó por su parte Jessica Roldán, vicepresidente del comité técnico asesor del indicador IMEF en el mismo evento.

Roldán sostuvo que la incertidumbre registrada en la presente Administración permeo el cumplimiento de contratos, en el Estado de Derecho y en la falta de claridad en las reglas del juego. Por el contrario, la certidumbre “daría un elemento adicional de empuje para observar un entorno de crecimiento mucho más sostenible como el que necesita México”.

En 2023, esta expectativa combinará con un panorama poco alentador para los últimos 6 meses del año, cuando se ve una desaceleración de la actividad industrial de Estados Unidos, el principal socio comercial de México; en junio y por octavo mes consecutivo, el índice que mide su comportamiento se redujo a 46, desde el 46.9 de mayo, siendo la etapa de contracciones de la actividad más prolongada desde la crisis financiera ocurrida entre 2008 y 2009.

El Indicador IMEF Manufacturero de junio, que ayuda a anticipar la evolución de esta actividad en el corto plazo, avanzó en 1.2 puntos, para alcanzar niveles de 50.9 unidades, en la zona de expansión marcada en las 50 unidades.

Roldán, sin embargo, resaltó que en el índice ha presentado vaivenes durante varios meses que lo han orillado a la zona de contracción, debajo de los 50 puntos, y que el pronóstico de un menor dinamismo en el Sector Industrial de EUA repercutirá en la manufactura de exportación de México en el último tramo del 2023.

En junio, el indicador IMEF no Manufacturero, relacionado con los Servicios, por su parte, aumentó 0.5 puntos, cerrando en las 51.5 unidades.

Nearshoring que no se ve

Los ejecutivos coincidieron que el fenómeno de relocalización de las cadenas de valor para acortar la distancia con el mercado más grande del mundo, EUA, ha relevado que México no presenta condiciones plenas para atraer más inversiones derivadas del fenómeno.

“Hoy en día está siendo mejor aprovechado por empresas asiáticas…Taiwán, Vietnam, por ejemplo, están haciendo mejor las cosas y se están llevando un porcentaje mucho mejor que nosotros de la relocalización de las empresas”, indicó Figueroa.

El Comité Técnico Asesor del Indicador IMEF señaló en el comunicado relativo a los índices anticipados que si bien el nearshoring ofrece un gran potencial a la economía mexicana, con una cartera contabilizada por el Gobierno Federal del orden de los 32,000 millones de dólares, no debe “sobrevenderse”. Se trata, además, de inversiones que no se concretarán inmediatamente y cuyos beneficios “tomarán tiempo”.

De acuerdo con el comité, son múltiples las barreras estructurales que pueden inhibir los beneficios potenciales, entre ellos, la limitación para generar electricidad eficiente y limpia, la escasez de agua en varias regiones del país y la falta de una mejora que permita hacer más eficientes los tramites de apertura de empresas, además de adoptar mejoras en los procesos de logística y contar con un “Estado de derecho robusto”.

“No nada más (son) temas de infraestructura y de Estado de Derecho sino también de un acompañamiento de estas empresas que buscan establecerse aquí a raíz de estas nuevas tendencias de producción que puedan potenciar todas estas expectativas”, agregó a su vez Roldán.