Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 20 segundos
En el caso de México, la calificadora internacional destaca el valor del nearshoring para estimular el arribo de nuevas inversiones hacia el Sector Manufacturero, en medio de desafíos por una desaceleración prevista en la última parte de 2023
Moody´s Analytics dijo en un análisis distribuido el jueves que la economía de América Latina crecería 1.6% al término de 2023, menos de la mitad de la tasa reportada el año previo, de 3.7%, y donde los grandes motores serán las economías de más peso, México y Brasil, que representan el 60% de la producción regional.
“A pesar de que la trayectoria económica puede enfrentar algunas turbulencias, la región aún se mantendrá en terreno positivo y logrará evitar un aterrizaje brusco”, afirmó Alfredo Coutiño, director en América Latina de Moody´s Analytics
Por país, Brasil y México crecerían en este año a tasas de 2%, seguidos por Uruguay y Colombia, de 1.5% para cada uno. Si bien Chile retornará a su senda de crecimiento, esta será menor al 1%, mientras que el PIB de Argentina reportará un crecimiento anual negativo, cercano al menos 1.3%.
El experto menciona que la economía latinoamericana “sorprendió” al iniciar el año con un repunte del PIB casi generalizado, principalmente impulsado por sus dos principales economías, Brasil y México
Mientras que los países sudamericanos vieron el beneficio tras la apertura del mercado de China, “México y Centro América avanzaron con el mercado estadounidense y con el impulso del mercado interno”, recordó.
Otro factor positivo para algunas exportaciones latinoamericanas fue la reconstitución de algunas cadenas de suministro a nivel global, junto con la relocalización de algunas fuentes de producción, estimulando el arribo de inversiones hacia el Sector Manufacturero, como es el caso de México, y ante la necesidad de asegurar el suministro de insumos al mercado de EUA a través de la relocalización de plantas.
Nubarrones a la vista
La segunda parte del año, sin embargo, no estará exenta de turbulencias ante las señales recientes de moderación en el ritmo de crecimiento en algunas economías globales, sobre todo aquellas con una mayor relación con la primera economía mundial, Estados Unidos, y el gigante China.
Es decir, para el último tramo de 2023, se espera una menor demanda externa de las exportaciones latinoamericanas, en momentos en que la economía enfrentará “de manera más evidente” el freno en su mercado interno, ante una política restrictiva de los bancos centrales.
También afectará el reducido espacio fiscal ante “el abultamiento de la carga de la deuda pública, generado por el alza de (las) tasas de interés”.
“A esto hay que agregarle la pérdida de competitividad de las principales monedas latinoamericanas derivada del debilitamiento del dólar y el atractivo diferencial de tasas de interés ofrecido por la Región, lo cual afectará los términos de intercambio y con ello las cuentas externas de la región”, alertó Coutiño.
Para el experto, un factor que contribuiría a que el aterrizaje económico no sea tan brusco en América Latina es el relajamiento que ya se alcanza a ver en materia de tasas de interés, una vez que hay avances en el combate a la inflación.
La mayoría de los grandes bancos centrales latinoamericanos han alcanzado lo que parece ser una tasa de interés terminal, y, por lo tanto, han detenido el ciclo de alzas, refiere.
A pesar de que las tasas de interés se mantendrán sin cambio por algunos meses, ya se empieza a visualizar la posibilidad de algunos recortes antes de fin de año, anticipó el especialista.
“El freno monetario continuará aplicado en la región, pero el descenso continuo de la inflación permitirá a los bancos centrales disminuir el grado de restricción y con ello conducir a la economía latinoamericana hacia un aterrizaje suave en el 2023”, sostuvo.
Con todo, Coutiño destaca que el principal riesgo sigue siendo un tropiezo de la economía global, lo que incluye una recesión en Estados Unidos, el principal socio comercial de México. Junto con un mayor debilitamiento de Europa, en conjunto, significaría arrastrar a la economía latinoamericana.