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La postura del gobierno es la de no otorgar los permisos a la automotriz si insiste en instalar su planta en Santa Catarina mientras que, según información de prensa, Tesla no tendría un Plan B y se llevaría su planta a Indonesia.
Este lunes conversarán el presidente Andrés Manuel López Obrador y el empresario Elon Musk para definir la instalación de la planta de su compañía Tesla en territorio mexicano.
Así lo confirmó el propio López Obrador quien, en los últimos segundos de su conferencia de prensa matutina de este lunes se limita decir: “Saben que tengo una llamada, ¿si les digo con quién me dejan ir? (…) Con el dueño de Tesla y quiero estar puntual. Es en, cómo se llama esto, teleconferencia y ya mañana les platico”.
Hasta el momentos las posiciones están encontradas.
En dos ocasiones, López Obrador ha señalado que no se entregarían los permisos correspondientes, en caso de que Tesla optara por instalarse en el municipio de Santa Catarina, Nuevo León, donde —cabe recordar— hace tiempo ya se instaló la planta de la sudcoreana, Kia.
El argumento esgrimido por el presidente es la falta de agua y ha recordado que, en el 2022, Monterrey vivió una crisis hídrica que llevó a los gobiernos federal y estatal a anunciar obras de infraestructura de emergencia para dotar de agua potable a la capital, Monterrey.
Así como ha sucedido con otros proyectos de inversión —específicamente de la cervecera Constellation Brands— la intención de López Obrador es que la planta se instale en alguna entidad del sur o sureste de México, donde sí hay agua disponible.
También ha mencionado como opción el estado de Hidalgo por su cercanía con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, aunque la exportación de estos vehículos se hace por tierra y mar y no por aire.
Sin embargo, de acuerdo con información difundida por Latinus el viernes pasado, Tesla no tiene un Plan B y si no se le permite instalarse en Nuevo León, se llevaría su proyecto —estimado en 10,000 millones de dólares— a Indonesia.
Lo grave es que, bajo la expectativa de abrir la planta en México, ya se han instalado en Nuevo León algunos de los proveedores de Tesla y están desarrollando inversiones por, al menos, 130 millones de dólares.
En medio de la discusión, el gobernador Samuel García ha expresado que la planta automotriz no emplea agua potable, sino tratada, por lo que la instalación no representaría un problema para el consumo de la población.
Latinus incluso advirtió que el gobernador García —de Movimiento Ciudadano— habría buscado al presidente López Obrador para aclarar la situación y que la negativa presidencial no termine por cancelar uno de los más importantes proyectos automotrices en la historia reciente de México.