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“¿Una limonada, señor Pereira?, le preguntó solícito Manuel mientras él se sentaba en una mesa. No, respondió Pereira, tomaré un oporto seco, prefiero un oporto seco”
El sol brillaba contrastando los colores de la ciudad y el cielo resplandecía iluminando los muros de las casas blancas y amarillas, mientras las hojas de los árboles caían disipadas y sonoras en compañía del viento, trayendo consigo el canto de los pájaros y el olor a las lavandas del minúsculo jardín que me rodea. Era una tarde perfecta para leer, reflexionar y disfrutar de un buen vino.
Sentada en mi terraza, con una copa de un refinado oporto y un libro, me sumergí en una historia llena de melancolía y belleza, la historia de un hombre mayor que lucha internamente por hacer lo correcto en un mundo en crisis, mientras va desarrollando una intensa transformación personal y política que lo inunda de vida cuando él solo pensaba en la muerte. El libro es “Sostiene Pereira” de Antonio Tabucchi, una obra maestra de la literatura que te transporta al Portugal de la década de 1930 durante el régimen de Salazar y narra la vida de su personaje principal, Pereira, un periodista anodino y triste, que escribe efemérides y traduce cuentos franceses del siglo XIX en un periódico de Lisboa. Un hombre conservador y apolítico que trata de evitar cualquier conflicto y que vive obsesionado con la muerte.
Pereira, es un hombre metódico con pequeñas obsesiones y rutinas que alivian un poco su soledad, como hablar con el retrato de su esposa ya fallecida, la tortilla a las finas hierbas que siempre pide en el Café Orquídea de Lisboa, sus limonadas con azúcar para atenuar el calor y una copa de oporto de vez en cuando por aquello de su corazón dolido.
Pero un día esa monotonía se rompe cuando llega a su vida el joven Monteiro Rossi. Este encuentro representa una especie de despertar para Pereira, quien hasta entonces había rehuido del duro escenario de la dictadura y el absolutismo. A través de Rossi, Pereira se da cuenta de que debe tomar una posición y luchar por lo que cree, enfrentándose en primera instancia a su propia pasividad: una confrontación entre la vida y la muerte, la resistencia y la opresión y el despiadado paso del tiempo.
El sol comenzó a ponerse detrás de las casas que se veían ya como unos cuerpos sombríos y entrada la noche me serví otra copa del rico oporto y me cociné una tortilla a las finas hierbas para acompañar la narrativa gastronómica de mi personaje. Mientras cocinaba, pensaba en que el oporto también es una bebida melancólica como Pereira, quizá porque al igual que él, este vino es “viejo” ya que lleva muchos años de añejamiento en barricas, también por su intensidad, complejidad y su historia o por sus notas a madera que le dan un carácter masculino pero dulce al mismo tiempo, igual que el protagonista de la novela, un hombre bueno, que transmite una gran ternura.
En definitiva, si quieres experimentar la combinación perfecta entre literatura y vino te recomiendo pruebes un oporto mientras lees este libro que te hará reflexionar sobre temas importantes como la vida, la muerte, la libertad y el amor y te llevará a través de un viaje emocional que te dejará pensando durante mucho tiempo después de terminarla de leer.
*FOTÓGRAFA Y WINELOVER
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