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La Copa del Mundo Qatar 2022 terminó con un encuentro que, para muchos, será irrepetible. Argentina y Francia batallaron durante 123 minutos y una tanda de penales. El equipo de Deschamps cayó como un campeón, se fue sin perder y puso a Argentina contra las cuerdas en los momentos límites. Por su parte, Messi se saca una espina que estuvo clavada desde Alemania 2006 y se fue profundizando en Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018.
El argentino se convierte – a mi entender – en el mejor futbolista de la historia. Puede que otros tengan el derecho de opinar que fue Diego Maradona o Pelé, no obstante, nadie ganó todo lo que ganó Lionel Messi: desde una Copa del Mundo, pasando por un Juego Olímpico y una Copa América, para terminar en la Champions League y todo a nivel clubes. El precio de semejante jugador es incalculable, ahora Messi seguramente obtendrá su octavo Balón de Oro y a pesar del acoso futbolístico de jugadores como Mbappé y Erling Haaland, el argentino sigue siendo el dominador del fútbol en el presente.
Para Qatar, los festejos fueron hasta el amanecer. Para el país del Golfo Pérsico hay una sensación intangible pero palpable en el ambiente: tener a Messi campeón del mundo en su tierra, es la llave que se necesitaba para ingresar por siempre en la historia definitiva del mundo. Muchas veces, el deporte abre puertas que ni el poder, la política o el poderío económico pueden. Pasarán años, décadas y décadas, pero la gente se acordará que el mejor futbolista de todos los tiempos levantó su Copa del Mundo en Doha.
A Qatar ya nadie le quitará el derecho de haber sido el lugar soñado para el futbolista perfecto. La historia marcó a fuego a una ciudad que se vio bombardeada por un boicot inmenso por parte de los medios hegemónicos de Europa, de hecho, en el partido más importante, solamente había un puñado de tres mil franceses. Y solo con esa cifra, se ubica entre los países de Europa que más gente llevó. El boicot funcionó desde instalar el miedo en la gente por distintos motivos y funcionó. Sin embargo, al país árabe le quedaba el as.
Messi y Argentina son campeones del mundo. El lugar elegido por el destino fue Qatar. El país disfruta de haber tenido en su casa, la final más épica e impresionante de la historia del fútbol. El anfitrión también tiene su premio