IQ Financiero ¿Cómo perdió y recuperó la familia Sada el control de Vitro?

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 14 segundos

Han pasado más de 26 años desde que documentos de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por su sigla en inglés) revelaran que en el corazón de la red de complicidades de Raúl Salinas de Gortari aparecía el nombre del presidente del grupo regiomontano Vitro, Adrián Sada González. Casi tres décadas después, Adrián Sada y su legendaria familia, retomaron el control de Vitro y despidieron a otro de sus herederos, Federico Sada, quien falleció el pasado 10 de noviembre.

Al tercer trimestre de este año, Vitro enfrenta otra vez momentos complicados porque aunque las ventas netas consolidadas se incrementaron 26.8% año contra año, a 623 millones de dólares contra 491 millones reportado durante el tercer trimestre de 2021, por un mejor desempeño de todos los segmentos de negocio principalmente derivado de mayor volumen de venta y el impacto favorable de los precios y una mejor mezcla de producto vendido, Vitro reportó pérdidas, De hecho, aumentaron un 200%. Aunque tiene números rojos pequeños (16 millones de dólares), Vitro tiene otro desafío.

En el Consejo de Administración de Vitro participan Jaime Serra Puche, ex secretario de Hacienda y de Comercio – cuando se negoció el TLCAN -, Guillermo Ortiz, ex secretario de Hacienda durante el rescate bancario y gobernador del Banco de México en el gobierno de Calderón. Serfin, en donde tuvo una participación el Grupo Vitro y la familia Sada, fue – por cierto – uno de los bancos que se rescató con dinero público para evitar una crisis sistémica.

Vitro, la fallida vinculación con el poder político

Heredero de la más añeja estirpe de empresarios regiomontanos, representante de la segunda generación del Grupo Monterrey, Adrián Sada González comenzó a escribir durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari la historia de la estrepitosa caída de la dinastía que fundó Vitro hace 100 años.

Fue en 1996 cuando se reveló que, a cambio de favores financieros al hermano del entonces presidente de México –Carlos Salinas de Gortari–, la familia Sada se benefició de la privatización de los activos del banco Serfin (Miguel Badillo, El Financiero, 1996). Éste fue otro de los grandes errores cometidos por Adrián Sada González y en el que incurrió instigado por los hermanos Salinas y su proyecto de dejar la Banca privatizada en manos de empresarios cercanos al Partido Revolucionario Institucional.

Al confirmarse en declaraciones ministeriales y en las indagatorias de la Procuraduría General de la República la complicidad de Sada con Raúl Salinas de Gortari, los títulos del banco Serfin en el mercado de valores simplemente se desplomaron.

El 9 de julio de 1996 las acciones de Vitro y de Serfin registraron caídas de 3.8 y 7.5 por ciento iniciando en esa fecha una espiral de retrocesos que marcarían una época de grandes pérdidas, no sólo económicas sino de la reputación de una de las empresas considerada ejemplo de la internacionalización de los activos mexicanos.

En 2012, después de perder Serfin y verse obligado a dejar la presidencia del Grupo a su hermano menor Federico, Adrián Sada pactó la entrega del control de Grupo Vitro a Alfredo Harp y Roberto Hernández, beneficiaros y sobrevivientes de la privatización bancaria conducida por Carlos Salinas de Gortari.

Harp y Hernández se convirtieron prácticamente en los socios mayoritarios de Vitro, según registros sobre el control accionario de dicho Grupo ante la Bolsa Mexicana de Valores y la Comisión de Valores de Estados Unidos.

Alfredo Harp, representando los intereses de ambos empresarios, ostentó más del 9 por ciento del capital de Vitro, mientras que la participación de Sada no supera el 7 por ciento.

Harp, además, está autorizado por los accionistas de Vitro para adquirir hasta el 15 por ciento del capital del grupo industrial. El acuerdo entre Harp, Hernández y los Sada no fue miel sobre hojuelas: se trató de una compra hostil de títulos vía el mercado de capitales y, por supuesto, de una serie de estrategias judiciales en los tribunales. El convenio se presentó a la par de la embestida de acreedores que exigían a Vitro el pago de al menos 1 mil 900 millones de dólares, deudas en las que incurrió la administración de Federico Sada ante la caída de sus ventas en México, Estados Unidos y España, pero sobre todo, ante los errores de cálculo en la contratación de títulos a futuro para el suministro de gas natural para abastecer a sus plantas.

Asesorados por Mario Laborín, exdirector de Nacional Financiera, la solicitud de un concurso mercantil en México, Estados Unidos y España fue la única salida que observó la familia Sada. Así que apostaron por una cuenta regresiva de un año para obligar a que sus acreedores firmaran un convenio de reestructuración de pasivos en donde se les ofrecería un descuento de la deuda de hasta el 40 por ciento.

Por ello, después de concretar la toma de control de la empresa, vía compra de acciones en el mercado de valores, los accionistas de Citibank reconocieron que no era el mejor momento para pedir a los Sada que se retiraran del control del corporativo.

¿La razón? En tribunales de Nueva York un poderoso grupo de acreedores –Hedge Funds, también conocidos como “fondos buitres”– denunció que en Monterrey la administración de los Sada obtuvo de manera irregular la declaratoria de concurso mercantil, porque no se trató de manera equitativa a los acreedores y porque la administración de Vitro trasladó deuda a empresas filiales, convirtiéndolas así en acreedores que votaron a favor el convenio de reestructura, lo que constituyó un claro conflicto de interés, de acuerdo con la demanda de apelación presentada por el grupo de tenedores de bonos y el fondo Wilmington ante la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Quinto Distrito.

Arturo Porzencanski, experto en mercados financieros y catedrático de la American University, con sede en Washington, consideró hace una década que el comportamiento de Vitro frente a sus acreedores sentó un mal precedente, y habló del riesgo al que se enfrentaron los inversionistas que en los mercados emergentes confiaron en depositar su capital en compañías mexicanas.

Testigo en una de las audiencias que se han desahogado en tribunales especializados en quiebras en Estados Unidos, la doctora Elaine Buckberg, execonomista del Fondo Monetario Internacional, declaró que la confirmación del concurso mercantil en los términos demandados por la familia Sada tendría un impacto adverso en la percepción de los inversionistas respecto a las inversiones en empresas mexicanas como Vitro.

Los Sada apelaron las demandas de sus acreedores en Estados Unidos, pero en México y Nueva York un fideicomiso avaló en 2012 un acuerdo entre su familia y Roberto Hernández y Alfredo Harp para ceder el control de la empresa. Así comenzó el fin de la historia de la dinastía Sada en Vitro.

Después, en 2015, de acuerdo con un comunicado de la familia Sada, los empresarios Adrián Sada González y Adrián Sada Cueva compraron 23.3 millones de acciones cada uno que estaban en manos del financiero David Martínez Guzmán, quien preside el fondo de inversión Fintech Advisory.

Mediante un escueto comunicado de prensa, la compañía vidriera informó que “Adrián Sada González y Adrián Sada Cueva han acordado adquirir de David Martínez Guzmán, con quien tienen celebrado un convenio de accionistas, la cantidad de 23.3 millones de acciones de Vitro cada uno, lo cual representa el 4.82 por ciento del capital de la sociedad (en cada caso)”.

En el documento, Vitro explicó que la mencionada adquisición se realizará en forma indirecta, a través de compañías controladas 100 por ciento por los empresarios Sada González y Sada Cueva.

En el comunicado que se cita no se especificó el valor que tiene dicho paquete accionario ni si continuará David Martínez Guzmán dentro de la compañía vidriera con alguna participación accionaria. El financiero Martínez Guzmán preside el fondo de inversión Fintech Advisory.

Durante la reestructura de la deuda de Vitro, David Martínez Guzmán entró a la compañía y le inyectó capital, por lo que llegó a poseer hasta un 12.7 por ciento de las acciones de la vidriera. Esta medida tomada por el financiero ayudó a Vitro para que sus acreedores disidentes dejaran de demandarla y se concretara un proceso de reestructuración, tal y como sucedió posteriormente.

Hoy, a casi dos años de la intervención de Martínez Guzmán y después de que Vitro anunciara el pasado miércoles la venta de su negocio emblemático de envases de alimentos y bebidas, la familia Sada Cueva recupera parte de las acciones que estuvieron en manos del financiero, quien prácticamente se convirtió en su socio capitalista durante el periodo de crisis de endeudamiento que la compañía vidriera enfrentó.

Te recomendamos nuestra historia sobre el acuerdo con David Martínez Guzmán

Alcanza Vitro acuerdo con fondos buitre gracias al enigmático David Martínez de Fintech – Revista Fortuna

En la actualidad, Vitro sigue recuperando y recomprando acciones, pagando y reestructurando financiamientos. La nueva generación a cargo del gigante del vidrio, encabezada por Adrián G. Sada, quien junto con su padre Adrián Sada González se puso como objetivo recuperar el legado económico de la familia Sada.

En el Consejo de Administración de Vitro participa ahora Mario Laborín, quien asesoró al grupo en uno de los momentos más críticos de la reestructura, el ex gobernador del Banco de México, Guillermo Ortíz, quien también fue secretario de Hacienda, así como Jaime Serra Puche, el fugaz secretario de Hacienda.

Descansa en paz Federico Sada.