Encrucijada para la economía mexicana: mejor recuperación, pero bajas perspectivas

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*Por Jorge Gordillo, director de análisis económico y bursátil de CIBanco

La recuperación económica ha venido acompañada de una alta inflación donde la producción industrial se mantiene con restricciones en sus procesos provocando presiones en los precios de bienes y servicios, además que la reorientación del gasto del consumidor ha provocado aumentos fuera de rango.

Durante la pandemia, muchos sectores se vieron afectados en la mayoría de sus procesos de producción y de venta. Otros sectores, relacionados a servicios, estuvieron restringidos al consumidor. Ante ello, no todas las empresas lograron sobrevivir, y muchas de ellas tuvieron que reducirse en tamaño.

Con la vacuna se terminó la crisis y vino la recuperación. Ésta ha sido para la economía mexicana peculiar y muy dispar entre sectores y regiones. A diferencia de otros países, como en EUA donde se dieron estímulos fiscales y apoyos públicos, en México el impacto económico fue más duro y la recuperación ha sido más lenta.

Pero este año pintaba para ser un gran año para la economía mexicana: Primero se recuperó rápidamente la demanda de productos mexicanos en el exterior, especialmente en EUA. Con ello, las exportaciones han encabezado la reactivación económica en nuestro país.

Por otro lado, el consumidor que tuvo que desviar sus compras ya sea al ahorro o a productos de salud, cuidado e higiene, ha reorientado este año su gasto buscando una normalidad, pero al mismo tiempo provocando una sobredemanda en productos y servicios que estuvieron restringidos en estos dos años de pandemia.

Sin embargo, esta recuperación económica ha venido acompañada con inflación. La producción industrial se mantiene con restricciones en sus procesos (insumos, logística, transporte), lo que ha provocado que se ofrezca a un mayor precio. Además, la reorientación del gasto del consumidor a productos y servicios (como por ej. de esparcimiento, viajes, transporte, restaurantes, servicios profesionales, corporativos) ha provocado también aumentos anormales en los precios de esos productos y servicios.

El fenómeno actual de inflación es mundial y sigue subiendo, ubicándose en algunos países en niveles máximos en varias décadas. Esta inflación provocada por la disrupción de procesos que provocó el confinamiento por el COVID-19, se deterioró aún más como producto del conflicto geopolítico en Ucrania y los nuevos confinamientos en China que generaron incrementos en los precios de energéticos y alimentos y nuevas disrupciones en las cadenas de suministro. En México, la inflación anual supera el 8.50%.

Con la inflación en máximos, los principales bancos centrales del mundo, incluido Banxico, han girado hacia una política monetaria más restrictiva. La mayoría han aumentado sus tasas de interés de referencia a niveles no vistos en más de 15 años. Lo anterior con la intención en enfriar el consumo provocado por la euforia post pandémica, y con ello frenar y reducir el fenómeno de alta inflación, que podría lastimar el desarrollo económico de varios años (como se vivió el siglo pasado).

En este sentido, el temor de los agentes económicos radica en si los bancos centrales serán capaces de evitar que el endurecimiento monetario termine traduciéndose en un aterrizaje forzoso de las economías, esto es, que provoque un estancamiento o en el peor de los casos una recesión económica para los próximos trimestres.

Con la información dada a conocer por INEGI la semana anterior, la economía mexicana aceleró su recuperación en el tercer trimestre y acumula un crecimiento por encima de la inflación del 2.7% entre enero y septiembre.

Apostar por la innovación

Es probable que para el cuarto trimestre del año, la economía mexicana por fin logre los niveles previos a la pandemia, pero enfrente retos muy importantes para el 2023.

Las perspectivas de los analistas privados son débiles, se espera un crecimiento real menor al 1.0% el próximo año, provocado por un considerable enfriamiento de la economía de EUA y por un año con altas tasas de interés. La baja perspectiva provoca que se apaguen los planes de inversión y de expansión de las empresas.

Así, 2022 ha sido caracterizado por ingresos mejores a lo esperado para muchas empresas, pero mermados por un fantasma recesivo hacia adelante. Ante esta encrucijada y tiempos complicados con alta incertidumbre hacia el 2023, para las empresas es conveniente tener planes flexibles de financiamiento e inversión.

Apostarle a la innovación (con mejores precios) y aprovechar los cambios que la crisis por COVID provocó en el perfil del consumidor y en la necesidad global de diversificarse en la producción de insumos, anteriormente traídos desde China.

*Jorge cuenta con más de 20 años de experiencia laboral, tanto en el Sector Público, como en el Privado, dedicados al análisis económico, con experiencia por más de 13 años en análisis de mercados financieros.

A partir del 2008, se unió al grupo CIBanco, dónde ha desempeñado cargos directivos vinculados al análisis económico y de precios de activos financieros de los mercados cambiarios, de capitales y de dinero. 

Jorge es economista por la Universidad Panamericana y es consultado periódicamente para brindar su opinión sobre la economía y mercados financieros en la radio, televisión y periódicos, revistas.

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