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Según el organismo, el país debe aprovechar la relocalización de inversiones para llenar los huecos que está dejando el gigante asiático.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) debe aprovechar la relocalización de inversiones —proceso conocido cono nearshoring— y llenar los huecos que está dejando China, a fin de sortear en mejores condiciones un complicado 2023.
En su análisis económico semanal, el organismo recordó que en su reciente publicación llamada Persopectivas Económicas Mundiales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que la economía mundial sigue enfrentando fuertes obstáculos.
Incluso, el economista en jefe del organismo señaló que, debido al conflicto en Ucrania, su efecto en la inflación y el consecuente endurecimiento de las políticas monetarias, “lo peor está por venir”.
“La coyuntura es complicada. La desaceleración es global y la crisis energética no es transitoria, lo que puede extender aún más el debilitamiento de la actividad económica”, advirtió el CEESP.
Específicamente para México, el FMI pronostica una fuerte desaceleración y estima un avance del PIB de 2.1% en 2022 y de 1.2% para 2023.
Sin embargo, el CEESP también reconoció que México tiene importantes oportunidades, “dentro de la situación global plagada de riesgos”.
Específicamente, México puede beneficiarse del proceso conocido como nearshoring, donde diversas empresas que producían en China están buscando otros destinos, a fin de abatir costos de fletes y tener mejores condiciones sanitarias de producción.
Es decir, “México tiene grandes oportunidades en la ‘desglobalizacion’ o las tendencias hacia la relocalización de la producción que se presentan en el mundo”.
Por ello, “con la colaboración del sector privado” el gobierno debe “organizar y distribuir información acerca de oportunidades de ocupar espacios de actividad en los Estados Unidos que abandona China y otros”.
Además, concluyó, debe “buscar y dar a conocer oportunidades para sustituir importaciones con la información de la “cinta de aduanas”.
Por Raúl Castro-Lebrija