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Tomás de la Rosa / @TomásdelaRosa
Con las secuelas económicas que se mantienen desde de la recesión que inició un año antes de la pandemia de coronavirus en México, en julio de 2022 el sector comercial ofreció a los mexicanos un refugio laboral y con ello se crearon 237,959 nuevos plazas de trabajo. Así, el sector más importante de la economía estableció un nuevo récord laboral con 11.33 millones de trabajadores, con lo cual 1 de cada 5 ocupados en el país están ahí.
Datos del Inegi muestran que en julio se crearon sólo 8,600 nuevos netos, respecto de junio pasado. Esto derivado de la destrucción de más de un millón de plazas, donde la gran perdedora sigue siendo la industria de la construcción con el despido o no contratación de casi 360 mil personas.
En contraste, se contrataron más de un millón de personas y tan sólo el sector comercial aportó 237,959 empleos adicionales a los del mes pasado.
El sector comercial (mayoreo y menudeo) es la principal actividad económica en el país con el 18.3% del Producto Interno Bruto (PIB), aportación que supera el 16.5% del sector manufacturero. Este último es el principal motor de la economía mexicana por sus exportaciones.
Un punto porcentual del PIB equivale a unos 14,600 millones de dólares. La participación del sector comercial equivale a la aportación que hacen 15 entidades federativas como Campeche, Hidalgo, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Aguascalientes, entre otras.
Lo negativo del mercado laboral mexicano total es la informalidad. Hasta julio, había 31.8 millones de trabajadores en el sector informal, mismos que concentran el 55.4% de los 57.4 millones de personas ocupadas en el país. Además, había casi 35 millones de trabajadores que carecen de un servicio de salud ligado a su trabajo.
Lo anterior requiere que las propias familias solventen de su bolsillo el cuidado de su salud. Además, por otro lado, para las personas que carecen de recursos, el Estado desembolsa recursos para dicho fin.
En suma, la informalidad además de que resta ingresos a las arcas de la nación, también desvía recursos que podrían ser canalizados a otros rubros distintos a los de la salud, en al menos para esa parte de la población ocupada.