Me llames como me llames… Injusticia, soy injusticia

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¿Es posible lograr la empatía en un mundo avasallado por las falsas noticias que reacciona ante la verdad como si estuviera sordo, ciego y mudo?

Por Luis Hernández Martínez*

¿Qué encierra un nombre? Si a una rosa la llamáramos de otra manera, de cualquier forma, o color, tendría espinas. Y aunque Shakespeare lo expresó mejor, permíteme aplicarlo, ahora, a la justicia. Su ausencia, en cualquiera de los contextos, sería injusticia.

Acompáñame en la reflexión, camina conmigo en el relato-ficción siguiente… Ejecutan a tu madre, también a tus dos únicos hijos (mujer y hombre) en la misma noche y lugar. Horas después detienen a tu padrastro como principal sospechoso, presunto culpable (incluso algunos lo vincularon sentimentalmente con tu hija ejecutada cuando ella era menor de edad). Pero lo liberan porque –a decir del juez– la fiscalía no cumplió con los requisitos que la ley exige para configurar la flagrancia… ¿Justicia?

Ahora imagina que, en medio de tu tragedia personal, íntima, dolorosa, llega a tus oídos que el recién liberado comienza a llevarse parte del patrimonio que le pertenecía a tu madre. Y todo en menos de 24 horas. Sin más, al abrigo que le brinda su condición de viudo, pues se casó con ella y vivieron 20 años juntos… ¿Justicia?

Luego de bloquear (de tu alcance, de tu posesión) tanto inmuebles como vehículos que pertenecieron a tu madre a través de subterfugios de dudosa legalidad y el apoyo de terceros, tu padrastro desaparece. Comienzas con su búsqueda con tus recursos emocionales, físicos y económicos. Llega tiempo después, más tarde (literal), la ansiada orden de aprehensión. Sigues con tus pesquisas. Inviertes tiempo, dinero y esfuerzo; todo lo que puedes, sin rendirte. A lo largo y ancho del país. Incluso más allá de nuestras fronteras. Pasa un año, dos, tres. No encuentras aún a tu padrastro… ¿Justicia?

Transcurren 1,095 días (quizás más) del homicidio de tus seres queridos, de la aniquilación, del exterminio de tu mundo. Para continuar con nuestro relato-ficción puedo decirte que las autoridades, luego de tres abriles, detienen a tu padrastro en un paradisiaco lugar del país. Lo trasladan al reclusorio para presentarlo ante las autoridades competentes… ¿Justicia?

Llega el momento de la audiencia. Estás cara a cara con tu padrastro, principal sospechoso, presunto culpable de participar en la ejecución de tu madre y tus dos únicos hijos (mujer y hombre). Me ahorraré la morbosa descripción del momento, pues solo serviría para lucrar con tus emociones, con tu dolor, con tus lágrimas, con tu pena (aunque es una práctica común de varios medios de comunicación sin escrúpulos que incluso, para agregar datos a nuestro relato-ficción, ya difunden que lo verdaderamente en juego es una herencia millonaria)… ¿Justicia?

Pero sí te digo que deben ocurrir dos audiencias para saber el desenlace del inicio de una nueva odisea para ti, para tu familia, para los sobrevivientes de la triple ejecución. En dos ocasiones tienes que mirar a tu padrastro con un rostro inexpresivo, sin el mínimo rastro de arrepentimiento frente al juez. Transcurren horas oscuras para el entendimiento humano mientras escuchas la voz del juzgador. Por fin, debido a los oficios de la fiscalía y de tus abogados, el juez ordena la vinculación a proceso para tu padrastro por su posible participación en el delito de homicidio calificado… ¿Justicia?

Ahora, tú dime, ¿en qué consiste el acto de narrar? ¿Es acaso una acción constante y continuada de lucidez que combate perenemente en la última línea de defensa para buscar la victoria contra la vulgaridad y la estupidez? Los relatos son una declaración humana, de derecho mínimo, ante la falta de empatía de un mundo sordo, mudo, ciego y ametrallado por las falsas noticias; por el morbo y el sensacionalismo del momento. Siempre es así. Pero otra cosa que no cambia es el hecho que, en ocasiones, ocurren los milagros.

¿Y sabes cómo conoces de ellos? A través de los relatos… ¿Justicia?

*El autor es abogado, administrador, periodista y educador. Es perfeccionador y experto en compliance en Alta Dirección de Empresas y docente a nivel posgrado en materias de innovación, negocios, mercadotecnia y derecho.

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