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La Junta de Gobierno del Banco de México decidió por unanimidad incrementar en 75 pb la tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 7.75%, con efectos a partir del 24 de junio.
El máximo órgano de decisión del Banco Central aseveró que a los choques inflacionarios derivados de la pandemia se añadieron las presiones provenientes del conflicto geopolítico y las estrictas medidas de confinamiento impuestas en China, y destacó el resultado de la inflación de la primera quincena de junio de 7.88% con un índice subyacente de 7.47%.
También volvió a incrementar sus expectativas inflacionarias para 2022 y 2023 “de manera importante” con un alza en los precios de bienes y servicios en el cuarto trimestre de 7.5%, desde el pronóstico anterior de 6.4%.
“En las siguientes decisiones, la Junta de Gobierno tiene la intención de seguir aumentando la tasa de referencia y valorará actuar con la misma contundencia en caso de que se requiera”, aseveró.
La Junta de Gobierno afirmó también que en su decisión evaluó la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y sus determinantes, así como el riesgo de que se contaminen las expectativas de mediano y largo plazos y la formación de precios.
Consideró también los mayores retos para la conducción de la política monetaria ante el apretamiento de las condiciones financieras globales, el entorno de acentuada incertidumbre, las presiones inflacionarias asociadas al conflicto geopolítico y al resurgimiento de casos de Covid-19 en China, así como la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación.
“Con base en ello, y con la presencia de todos sus miembros, decidió por unanimidad incrementar, en esta ocasión, en 75 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 7.75%”, sostuvo.
Con esta acción, la postura de política monetaria se ajusta a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico.
Los riesgos al alza para la inflación son la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; una depreciación cambiaria; y presiones de costos.
Por el contrario, los riesgos a la baja enumeran una disminución en la intensidad del conflicto bélico; mejor funcionamiento de las cadenas de suministro y un efecto mayor al esperado de la brecha negativa del producto, entre otros.