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El PIB de Estados Unidos mostró una contracción de 1.4% en el primer trimestre del año de acuerdo con cifras del Departamento de Comercio de ese país, consigna información de la agencia CNBC.
La dependencia federal enumeró que el aumento de las infecciones de la variante Ómicron de Covid-19 al comienzo del año obstaculizó la actividad económica en todos los ámbitos, mientras que la inflación aumentó a un nivel no visto desde principios de la década de 1980; la invasión rusa de Ucrania también contribuyó al estancamiento.
La tasa de crecimiento negativa pasó por alto incluso la débil estimación de un consenso recabado por Dow Jones, que se inclinó por un avance del 1% para el trimestre.
“La caída del PIB refleja la reducción de las inversiones privadas, de las exportaciones (…) los gastos públicos del Estado federal y de los gobiernos locales, mientras que las importaciones (…) aumentaron”, mencionó.
Si bien las expectativas de recesión en Wall Street siguen siendo bajas, se avecinan más problemas, el primero de ellos, y el más evidente, el esfuerzo por combatir crecientes aumentos en los precios, lo que pone entre las cuerdas la política monetaria de la primea economía del mundo, abriendo la expectativa de una serie de aumentos en tasas, destinados a desacelerar aún más el crecimiento.
¿Recesión a la vista?
El informe de CNBC muestra que los precios de mercado actuales indican el equivalente a 10 movimientos de la tasa de interés de un cuarto de punto porcentual llevarían a la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal a alrededor del 2.75% para fin de año.
Eso se produce después de dos años de tasas cercanas a cero, y que estuvieron destinadas a permitir una recuperación de la recesión más pronunciada en la historia de Estados Unidos, provocada por la expansión mundial de la enfermedad SARS-CoV-2.
Paralelamente, la Reserva Federal comenzará a reducir sus tenencias actuales de bonos, tan pronto como el próximo mes, y a un ritmo que espera alcance unos 95,000 millones de dólares adicionales.
Si bien los economistas aún esperan en gran medida que Estados Unidos evite una recesión total, los riesgos aumentan, aseguró en su reporte CNBC.
Goldman Sachs ve alrededor de un 35% de probabilidad de crecimiento negativo dentro de un año; en un pronóstico que es atípico en Wall Street, Deutsche Bank ve la posibilidad de que una “recesión significativa” golpee a la economía a fines de 2023 y principios de 2024, como resultado de una Reserva Federal que habrá endurecido mucho más su política para controlar la descarrilada inflación, que en marzo alcanzó una tasa de 8.5%, la mayor en 41 años.