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Cualquier operación bancaria se puede hacer en un teléfono y los recursos se pueden dispersar en tiendas de conveniencia “y para eso no necesitamos construir 2,000 sucursales”, explicó Enrique Ramos O`Reilly, director para Latinoamérica y el Caribe de la firma Temenos.
El avance de las tecnologías y la penetración de la telefonía celular en el país provocan que no sea necesario contar con una red de sucursales para dispersar los apoyos gubernamentales como se pretende hacer a través del Banco del Bienestar.
Lo anterior lo consideró Enrique Ramos O’Reilly, director regional para Latinoamérica y el Caribe de la firma Temenos, dedicada a servicios tecnológicos para instituciones bancarias y Fintech.
Con presencia global, la compañía tiene como clientes en México a 17 instituciones financieras entre las que se encuentran Citibanamex, Banorte, B x +, Multiva, Intercam, Cibanco y Fintechs como Prestanómico.
En conferencia de prensa, el ejecutivo reconoció que la pandemia obligó al mundo a avanzar entre cinco y siete años en la adopción de tecnologías financieras.
“Es decir, la digitalización en cuanto a mi relación de cliente con la institución financiera se transformó completamente. Gente de todas las edades comenzaron a emplear las apps móviles porque era lo único que se podía hacer si querían tener acceso al banco ya que no se podían visitar las sucursales”, explicó.
En el caso específico de México, consideró que el país ha perdido oportunidades para incrementar la inclusión financiera, cuando se podría avanza de forma más eficiente y rápida.
“Para hacer una dispersión no necesita uno tener sucursales en cualquier punto. Uno puede subir, digamos, a la tienda de la esquina para que sea parte de mi cadena de valor para poder ofrecer efectivo a los clientes o incluso captar dinero que el cliente pueda guardar en el banco”, comentó.
Esto significa que “una tienda, con una tablet, puede actuar como una sucursal. Entonces, el hecho de tener o no tener sucursales no debería de ser una barrera para promover la inclusión financiera”.
Hoy, todas las operaciones se pueden realizar mediante un teléfono celular y cualquier cajero automático o red de tiendas como Oxxo o 7 Eleven pueden servir como parte de la infraestructura bancaria “y no para eso necesitamos construir 2,000 sucursales”.
“La oferta de productos y servicios ha crecido en forma tal que ya todos tenemos acceso a la bancarización”, consideró el ejecutivo, quien recordó el caso del Banco de la Nación, en Perú, donde “de la noche a la mañana montamos un banco en la nube y con el carnet de identidad cada peruano puede abrir una cuenta y hoy podemos tener 30 millones de cuentas en la nube para todos los peruanos”, explicó.
“Y así en cada uno de nuestros países podríamos establecer cuentas bancarias para cada uno de los ciudadanos a un costo muy bajo porque estamos utilizando tecnologías de nube, nuevas y digitales”, agregó.
Además, estas tecnologías se van apoyadas por la penetración de la telefonía celular. “Ya casi el 100% de los latinoamericanos de edad adulta tienen un celular inteligente. ¿Y por qué no tienen una cuenta bancaria?”.
Ramos O’Reilly presentó los resultados de una encuesta elaborada por Temenos en México y Colombia, que señala que en ambos países hay un buen nivel de conocimiento financiero, contrario a la creencia de que en ambos países se despilfarraría el dinero.
Es decir “a la gente sí le gusta planear sus finanzas, sí se da sus gustos de vez en cuando, pero en forma planeada”, lo que refuerza la idea de ofrecer servicios financieros y bancarios a través de aplicaciones móviles sin necesidad de sucursales.
Por Raúl Castro-Lebrija