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Por: Connie Galofre, Vicepresidenta de Ventas para Latinoamérica de Immunotec
Según la International Finance Corporation (IFC, por sus siglas en inglés), las mujeres inician negocios mucho más rápido que los hombres, sin embargo, se enfrentan a condiciones más adversas para hacerlo y en casi todas las esferas de la actividad económica: acceso a financiación y tecnología, así como falta de apoyo de las organizaciones ya establecidas.
Cerrar la brecha para contar con las mismas oportunidades sin importar el género es una asignatura pendiente. No se trata de luchar contra el género opuesto, es encontrar un punto de balance para tener las mismas condiciones en al ámbito profesional, social y hasta político.
La igualdad es un concepto que nos lleva a la reflexión no sólo en este Día Internacional de la Mujer, sino a cada momento para hacer tangible esta necesidad de tener un piso parejo, reconocer y respetar diferencias.
En el mundo de los negocios, impulsar el emprendimiento, la innovación y el talento de las mujeres representa un compromiso en la agenda de las organizaciones. Reconocer el valor y el potencial de la participación femenina nos da la oportunidad de asomarnos a historias de éxito y aprender de ellas.
No obstante, a pesar de la cantidad de barreras existentes para las mujeres, éstas continúan rompiendo paradigmas con distintos modelos de negocio y buscan, por ejemplo, a través de la venta directa, lograr sus metas personales, sin tener que luchar contra un sistema en donde el terreno todavía no les otorga un lugar.
Las anécdotas inspiradoras de las mujeres quienes se ocupan en este sector, se distinguen por la autonomía y libertad financiera que les brinda este modelo de negocio. En México, por ejemplo, de los más de 4 millones de personas dedicadas a la venta directa, 73% son mujeres, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Ventas Directas.
Este indicador nos refleja que la industria de la venta directa es una actividad económica de importancia para las mujeres, por tanto, para las compañías genera el compromiso de promover las mejores prácticas que las ayuden en su desarrollo personal y profesional. Sin duda, la participación femenina es uno de los grandes motores del sector y un agente de cambio.
Como un canal de oportunidades, la venta directa se distingue por las aportaciones de las mujeres como su habilidad emprendedora y visión innovadora, dos valores que han acelerado el éxito de este modelo de negocio.
En 2020, la industria global de ventas directas reportó un valor de más de 180 mil millones de dólares, una cifra derivada en gran medida, por la labor de las mujeres. Sin embargo, más allá de un valor económico, el efecto multiplicador de las profesionales de este sector rebasa cualquier número, pues muchas de ellas son el sostén de sus familias y líderes admirables de sus propias vidas. En ese sentido, las firmas dedicadas a esta actividad son espacios activos para generar el cambio y detonar el potencial de las mujeres.