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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés) consignó que la economía mexicana se está recuperando en virtud de la estabilidad en las tasas de interés, tipo de cambio y balance fiscal, entre otras variables macroeconómicas que se encuentran bien ancladas, pero enfrenta serias dificultades para enderezar sus perspectivas de mediano plazo, que se han debilitado.
El organismo dijo en sus Perspectivas Económicas actualizadas a febrero que la economía del País crecerá a tasas de 2.3% en 2022 y de 2.6% en 2023, mientras debe atender limitantes como la informalidad, la baja competencia, la exclusión financiera y la corrupción, algunos de los factores que obstaculizan la productividad y el crecimiento.
El tema de atracción de inversiones también es un tópico pendiente.
“…se necesita una agenda de reforma integral para reiniciar la inversión y mejorar la productividad”, aseveró el organismo internacional.
Recuerda que las inversiones han estado calladas desde 2015, bajo la administración de Enrique Peña Nieto, pero que su caída más severa ha estado sucediendo a partir del 2019, “obstaculizada por la incertidumbre sobre escenarios de política interna”.
“La incertidumbre aumentó especialmente tras las propuestas de reforma del mercado de la electricidad”, advierte.
En su sumario ejecutivo sobre las Perspectivas Económicas del País, la OECD asevera, no obstante, que México debe trabajar una configuración de políticas adecuada con base en su estabilidad macroeconómica y su cercanía con la mayor economía mundial, Estados Unidos, su principal socio comercial.
“…el potencial para que la inversión se reinicie es alto. México podría cosechar más beneficios de la fuerte recuperación en Estados Unidos y la reorganización en curso de las cadenas de suministro globales, más cerca de los mercados de consumo”, consigna.
En esta etapa, advierte, cualquier reforma debe estar encaminada a brindar certeza a la inversión sobre contratos existentes y de una estabilidad regulatoria.
Para la OECD, el País tiene la oportunidad de enderezar la ruta y aprovechar su solidez macroeconómica.
“La pandemia de Covid-19 fue particularmente profunda. La sólida política macroeconómica que marcó México, respaldada por una gestión innovadora de la deuda, una política monetaria sólida y un
tipo de cambio estable (brindó una) estabilidad macroeconómica salvaguardada y (un) cómodo acceso al capital internacional”, recuerda.
El último plan fiscal aprobado por el Congreso mexicano prevé que el déficit se mantenga prácticamente sin cambios durante este año, para disminuir gradualmente a partir de entonces.
“Como tal, la postura fiscal, mientras (siga cautelosa), se ha vuelto menos restrictiva y proporciona apoyo a la recuperación”, dice.
El factor EU
La OECD indica que el sector manufacturero del País, profundamente integrado en las cadenas globales de valor, lideró la recuperación, mientras que el Sector de los Servicios ha tomado la estafeta recientemente como el principal motor de crecimiento.
“Las exportaciones seguirán beneficiándose de una fuerte crecimiento en los Estados Unidos.
“Con una mayor parte de la población vacunada y la mejora paulatina del mercado laboral, el consumo también será un motor clave del crecimiento”, asevera la OECD sobre la perspectiva de corto plazo.
La economía mexicana pasó de depender de los ingresos provenientes del petróleo a principios de la década de los 90’s del siglo pasado, a transformarse en un centro de fabricación global, con cadenas de valor altamente integradas.
Con un tratado de libre comercio actualizado con América del Norte, la proximidad a la exportación de Estados Unidos es una ventaja competitiva fundamental, asevera el organismo internacional.
“El potencial de México para ser una economía de alto crecimiento es grande”, asegura.