Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 27 segundos
Al encabezar la reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso la creación del Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar.
“El objetivo es garantizar una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios”, detalló el mandatario.
De acuerdo con López Obrador, este proyecto se podría financiar con tres fuentes de recursos: el cobro de una contribución voluntaria anual del 4% de las fortunas a las 1,000 personas más ricas del planeta, una aportación similar por parte de las 1,000 corporaciones privadas más importantes por su valor en el mercado mundial, y una cooperación del 0.2% del PIB de los países integrantes del Grupo de los 20 (G-20).
“De cumplirse esta meta de ingresos, el fondo podría disponer, anualmente, de alrededor de 1 billón de dólares”, advirtió López Obrador.
Como parte de la propuesta, Banco Mundial y el Indo Monetario Internacional podrían hacer un censo de los más pobres del mundo y diseñar un esquema para la dispersión de los recursos a través de tarjetas bancarias o monederos electrónicos, de manera directa y sin intermediación.
Esto porque “cuando se entregan fondos para ayudar a los pobres, a organizaciones no gubernamentales, de la sociedad civil, o a otro tipo de organizaciones, en muchos casos ese dinero se queda en aparatos burocráticos, en pagar oficinas de lujo, en mantener asesores o se desvía y termina por no llegar a los beneficiarios”.
La ONU, en tanto, podría otorgar reconocimientos y certificados de solidaridad a personas, corporaciones y gobiernos “que destaquen por su vocación humanitaria, ayudando a financiar en Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar”.
La propuesta formal de este programa será presentada a Asamblea General de Naciones Unidas por parte de la representación mexicana en el organismo, que es encabezada por el embajador Juan Ramón de la Fuente.
Finalmente, López Obrador hizo un llamado a la ONU para que “despierte de su letargo y salga de la rutina, del formalismo, que se reforme y que denuncie y combata la corrupción en el mundo. Que luche contra la desigualdad y el malestar social que cunden en el planeta con más decisión, profundidad; con más protagonismo, con más liderazgo”.
Esto, porque “nunca en la historia de esta organización se ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres. Pero nunca es tarde para hacer justicia”.
Por Raúl Castro-Lebrija