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La desigualdad de género es un factor relevante para padecer hambre y pobreza, ya que se estima que el 60% de las personas que sufren de hambre crónica son mujeres y niñas, informó el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO).
A través de un comunicado, la organización dio a conocer que la malnutrición sigue constituyendo un desafío a nivel mundial y la prevalencia de la inseguridad alimentaria se acentúa más entre las mujeres que entre los hombres. Aun cuando no necesariamente padecen hambre, se encuentran en alto riesgo de tener varias formas de malnutrición y mala salud.
Asimismo, según información consultada por el laboratorio, la anemia en las mujeres está aumentando en el mundo: una de cada tres mujeres en edad reproductiva padece anemia. Sin embargo, a nivel mundial, suelen ser quienes asumen la responsabilidad en todo lo relacionado a la seguridad alimentaria y nutrición en los hogares.
De acuerdo con LabDO, las mujeres y niñas siguen sufriendo discriminación en el acceso a los alimentos y el control sobre los mismos —desde la fase de la producción hasta la del consumo—, a mejores medios de subsistencia, a la educación y a la atención de salud.
Y es que a medida que se incrementa la inseguridad alimentaria en todo el orbe, de acuerdo a una reciente publicación del Global Nutrition Report, las mujeres y las niñas son quienes corren un mayor riesgo de padecer hambre y malnutrición, y a menudo son las últimas en comer en sus hogares; factores que contribuyen a que tengan 9.3% más de probabilidades de tener bajo peso y un 36% de ser más obesas que los hombres.
En este sentido, dicha publicación también señala que la nutrición de la primera infancia también contribuye a una generación de mujeres fuertes y saludables y destaca tres formas en que la nutrición igualitaria en materia de género beneficia a una sociedad:
1) Mejores resultados de salud (una buena nutrición puede proteger a las niñas incluso antes de que nazcan)
2) mayor logro en educación (el acceso a una buena nutrición permite que el cerebro de las niñas se desarrolle por completo e influye en su desempeño escolar)
3) mayor participación económica (la desnutrición tiene un importante impacto en las perspectivas laborales de la mujer).
Aunado a esto, LabDO explicó que la anemia, en las mujeres de 15 a 49 años de edad, constituye ahora un indicador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ya que, a escala mundial, el 29.9% de las mujeres de este grupo de edad padecía anemia en 2019.
Por otra parte, reveló que en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre Covid-19 (Ensanut) indica que el 44.6% de las mujeres de 12 a 19 años padecen sobrepeso y obesidad, frente al 43.1% de los hombres. De igual manera, en la población mayor de 20 años, el 25.3% de las mujeres adultas tienen obesidad, frente al 22.3% de los hombres.
Asimismo, refiere que el 17% de las mujeres de 20 años o más presentaron diagnóstico médico previo de hipertensión arterial, frente al 12.4% de los hombres de esa misma edad, en tanto que la prevalencia de diabetes total en la población femenina de ese grupo de edad fue del 15.8%, frente al 15.6% de la masculina.
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