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Por: Lilia Carrillo
La discusión sobre la reforma energética en México es una más en donde tenemos la falsa disyuntiva: “¿lo quiere rápido o bien?” Y así hemos avanzado en diversos frentes: una reforma fiscal que nunca ha terminado de funcionar como debería (la falta de una ampliación en la base de contribuyentes lo constata), una integración comercial insuficiente, tanto nacional y con otras cadenas de proveeduría internacionales.
El verdadero problema de la polarización que existe en torno a la reforma energética es que se está definiendo por ideología y no se está tomando en cuenta el contexto completo, lo que bajo cualquier circunstancia, incluidas las personales, amplifica los riesgos.
Cualquier problema necesita tener la mayor cantidad posible de información para poder determinar cuáles son los potenciales alcances e impactos, bajo el entendido que casi ninguna primera idea y solución, es la que va a resolver de largo plazo las situaciones que estamos discutiendo.
¿Qué es cuestionable de la discusión en torno reforma energética? Se está fortaleciendo la polarización y no hay términos medios. Es muy difícil que las soluciones se definan en blanco o negro, y en temas tan complejos como éste, donde inciden una gran variedad de factores económicos, climáticos y técnicos que inciden en precios, conexiones, disponibilidad y costos de oportunidad.
Segundo, la conversación no está siendo clara ni para las empresas
ni para los individuos que ya hicieron inversiones. No abona tratar de explicar en los 140 caracteres de twitter, que incumple la regla básica de cualquier posicionamiento: permite las suposiciones y e l impacto va directo sobre la confianza de audiencias clave, que en el caso de inversionistas -nacionales y extranjeros- optarán por esperar hasta ver cuáles serán las nuevas reglas.
Tercero, será difícil que haya un punto medio en las expectativas de todos los involucrados: desde las empresas que buscarán acudir a los tribunales internacionales hasta los usuarios finales que esperan una energía más barata, lo que eso signifique, porque no se ha hablado ni de porcentajes ni de parámetros.
Anticipamos una discusión que tiene un final ya decidido. El problema es que esa dinámica, junto con reinventar el país cada seis años, nos ha traído a donde estamos. No somos productos de la casualidad. Somos resultado de una visión muy corta con impactos de largo plazo.
Lilia Carrillo es socia de Meraki México y especialista en comunicación
tw @licarrillo
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