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El gobierno de México debe reorientar el gasto público hacia la inversión productiva, a mitigar los efectos de la pandemia y a implementar reformas estructurales que generen inversiones sólidas y reactiven la economía nacional.
Esto, no solo para recuperar los niveles previos a la emergencia sanitaria sino para trazar una senda de crecimiento futuro que permita resarcir y elevar los niveles de bienestar de los hogares, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En su análisis económico semanal, el CEESP consideró que el gobierno mexicano “continúa canalizando recursos a programas con rentabilidad social y económica dudosa u opaca en el mejor de los casos, que poco aportan al crecimiento económico y el bienestar social”.
Producto de lo anterior, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que, entre 2018 y 2020, el número de mexicanos en pobreza y pobreza extrema se incrementó en casi 6 millones.
“En términos de resultados de la política pública y de gasto resalta la deficiente gestión del sector Salud, precisamente dentro de la peor emergencia sanitaria que ha vivido la humanidad en la modernidad”, advirtió.
Esto, porque “entre 2018 y 2020 el porcentaje de la población con carencia por acceso a los servicios de salud se elevó fuertemente, al pasar de 16.2% a 28.2%”.
Por todo lo anterior, el CEESP consideró que “el gobierno haría bien en orientar más recursos a inversión productiva, a mitigar los efectos de la pandemia —en particular ante el elevado ritmo de contagios— y a implementar reformas estructurales que generen inversiones sólidas”.
Lo anterior, “a fin de impulsar una reactivación de la economía no solo para recuperar los niveles previos a la emergencia sanitaria, sino para facilitar una senda de crecimiento económico a futuro, que permita resarcir y elevar los niveles de bienestar de los hogares”.
Por Raúl Castro-Lebrija
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