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Por María Luisa Aguilar
El nivel endeudamiento en las finanzas públicas del país respecto del PIB, pese a la Pandemia, también ha resultado clave para mantener el grado de inversión mientras que las expectativas de expansión se centran ahora en el crecimiento del mercado interno, pero aprovechando mecanismos como el T-MEC, que seguirán dando impulso a industrias como la manufactura.
En entrevista con Fortuna, Ricardo Aguilar, economista en jefe del grupo financiero Invex, especializado en banca privada y de empresas, asegura que el desenlace electoral del 6 de junio, con una nueva correlación entre las fuerzas políticas de mayor pluralidad, principalmente en el Congreso, permitirá recuperar la confianza de los empresarios e inversionistas, que detuvieron sus planes a consecuencia de la Pandemia, pero cuyas inversiones se habían debilitado también por cambios abruptos en las reglas de participación.
El ejecutivo indica que en las últimas semanas destaca una mayor presencia de inversión extranjera de Cartera, en decir, en los mercados financieros, donde hay un creciente interés hacia los bonos tanto del Sector Público como del Sector Privado y espera que esta confianza regrese también a sectores con efectos multiplicadores para la economía, como la Industria de la Construcción, estancada desde 2019.
“Recientemente aumentamos nuestro estimado de crecimiento de 5.1% a 6.3% no tanto por un mayor impulso del Sector Externo, sino (por el resultado de) un poco más de confianza que permita generar una atracción más relevante para la Inversión”, sostiene.
El comportamiento de la inversión extranjera en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es también una buena guía. Cifras del Banco de México
arrojan que las entradas de flujos foráneos a la BMV al terminar junio ascendieron a 516.9 millones de dólares (mdd), cortando la racha negativa de dos meses de salidas, lo que permitió alcanzar un saldo total de más de 158,000 mdd.
“Sí, les gustó más a las dos (inversionistas de cartera y empresarios) que hay un poco más de perspectiva positiva gracias a recientes hechos”, expresa Aguilar.
México, sin embargo, también enfrenta desafíos que solventar, entre ellos incentivar la demanda en el mercado interno, lo que incluye recuperar la credibilidad del Sector Privado, así como eliminar el déficit de los 400,000 empleos perdidos a raíz de la Pandemia, entre otros.
La ausencia de apoyos fiscales por parte del Gobierno mexicano durante la crisis ahora tiene que suplirse con medidas creativas, que perfilen una Reforma Fiscal que incentive las actividades de empresas y los consumidores mexicanos.
En el camino, además, está el reto de agilizar el proceso de vacunación que merme la dispersión de nuevas variantes del coronavirus Covid-19 que han hecho ya estragos en regiones de Asia, Europa y Estados Unidos, luego de la apertura de la movilidad social, las economías y en algunos casos de las fronteras.
Aguilar, que fue economista en la dirección de asuntos internacionales del Banco de México, descarta que la proximidad de la etapa de verano, que daría más realce a las actividades del Sector Servicios del País, como el Turismo, vaya a descarrilar los números de infectados y decesos por causa del Covid-19 y sus variantes, por lo que no prevé que venga un paro de la economía similar al año pasado.
Sin impulso artificial
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dijo el viernes de la semana pasada que el nuevo titular de la dependencia, Rogelio Ramírez de la O. dará nuevos bríos a la banca de desarrollo para propulsar a la economía mexicana.
Aguilar, de Invex, dice que la Iniciativa Privada puede aplaudir la medida, pero que difícilmente la oferta gubernamental podrá lograr una respuesta efectiva si no hay estímulos suficientes que permitan a empresas y ciudadanos complementar la cobertura de estos planes.
La experiencia reciente que acusó la falta de un plan de incentivos para la recuperación de la economía mexicana ahora debe compensarse con otros mecanismos para emparejar la demanda, y así aprovechar cabalmente los nuevos programas que avizora el Gobierno para fomentar la economía doméstica.
“…pueden darse todas las condiciones para que se preste más, para que haya mejores tasas, para que haya mayores montos, pero si no hay suficiente demanda porque no hay crecimiento…vienen los incrementos de inflación, incrementos de salario, también yo entiendo que las empresas van a decir ´bueno, cómo quieren que pida, si no puedo generar lo suficiente para pagar´”, plantea.
Los inversionistas ven con buenos ojos que México haya contenido su deuda mientras que varios países alrededor del mundo, preocupados por los impactos de la mayor crisis económica en décadas, determinaron endeudarse para enfrentarla, provocando en parte la rebaja del grado de inversión en algunas economías emergentes, como el caso de Colombia en América Latina.
De acuerdo con cifras de la SHCP, a mayo de 2021, la deuda pública del País se redujo a 47.7% del PIB, ajustando a la baja su déficit en más de 101,000 mdp frente a lo programado.
Si bien Aguilar, también exsubdirector en la unidad de banca, valores y ahorro de la dependencia hacendaria federal, señala que el endeudamiento no es el camino, hay otros mecanismos que están ahí, y que no significan dar dinero directamente a las personas morales ó físicas, sino que están más vinculados con esquemas de deducción fiscal.
En la parte impositiva Aguilar menciona como una buena fórmula para el sector empresarial una mayor flexibilidad en el pago de impuestos, e inclusive deducciones especiales y extraordinarias por la situación que todavía padece la economía.
“Creo que esto sí podría llevar a las empresas a capitalizarse, más ahorita en una recuperación…creo que sería bueno que hubiera algunos esquemas que no impliquen necesariamente salida de dinero, emitir deuda, sino algo más inclinado a los impuestos”, dice.
Organismos internacionales y expertos apuntan que la economía nacional crecerá este año entre 5.7% y hasta 6.3 por ciento.
Cabos sueltos
El directivo menciona que más allá de consideraciones políticas, los proyectos planteados como Nación deben estar dirigidos hacia el crecimiento productivo, por lo que atribuye la postura de inconformidad de la Iniciativa Privada a los cambios en las reglas del juego que priorizan los intereses del gobierno y soslayan los principios de mercado.
Los proyectos son estratégicos si generan una derrama de la inversión productiva, con un efecto multiplicador en el gasto privado, lo que está representado hasta ahora en un plan entre la IP y el gobierno para el desarrollo de infraestructura, que en dos años no tiene un avance mayor al 20 por ciento.
Lo que es un hecho es que si la alianza entre Sector Privado y el gobierno falla en los proyectos productivos, el crecimiento tampoco llegará, dice el ejecutivo.
“Si no se da, (si no) se concreta, independientemente de las políticas públicas, vamos a ver una carencia de crecimiento importante porque la mayor parte del gasto en Infraestructura y la mayor parte de la actividad económica se da con el Sector Privado”, menciona.
El Gobierno debe alinear sus compromisos con la Iniciativa Privada más allá del papel, expone Aguilar, que en la administración pasada ocupó la dirección general de política y evaluación de la productividad económica en la SHCP.