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Los apoyos del gobierno federal hacia Petróleos Mexicanos (Pemex) durante 2020, el año de la Pandemia, que le significaron un balance financiero negativo de 110,875 millones de pesos (mdp) no podrán sostenerse. Para mejorar sus finanzas en el tiempo, la empresa debe controlar mejor su gasto operativo y enfocar sus inversiones en campos más productivos, indicaron expertos.
“En nuestra opinión, resulta cuestionable que durante los siguientes años Pemex pueda recibir paquetes de apoyo financiero similares a los de 2020 y 2021”, expuso el martes el área de análisis económico de BBVA en el escrito Observatorio Pemex.
El gasto corriente de la llamada empresa productiva del Estado pasó de 136,738.03 mdp en el último año de la administración de Enrique Peña a 125,837.32 mdp en el segundo año de gobierno del presidente Andrés Manuel López-Obrador, aunque en sus componentes, los servicios personales mantuvieron su ritmo, y, aunque el gasto de operación disminuyó 15%, se mantuvo elevado al cierre de 2020, en 35,729 mdp.
En años recientes, las finanzas de Pemex han sido beneficiadas por reducciones significativas en la tasa del derecho de utilidad compartida y por estímulos fiscales del gobierno en turno, pero también por aportaciones patrimoniales para encarar sus vencimientos de deuda en el corto plazo.
El informe F-20 que la empresa envía por ley a las autoridades regulatorias de Estados Unidos al tener fuentes de financiamiento en ese país indica que Pemex enfrenta vencimientos de dos créditos revolventes, o de corto plazo, por un total de 37,000 mdp que vencen en 2022, además de un crédito renovable por 5,500 millones de dólares (mdd) cuyo vencimiento es en 2024.
BBVA advierte que Pemex irá teniendo más dificultad para obtener financiamiento competitivo en la medida que más inversionistas globales adoptan criterios de sustentabilidad ambiental en sus decisiones de inversión. Pemex ha dejado relegado estos criterios ante el golpe de timón dado por el gobierno federal que cambió reglas que daban un papel más activo a la Iniciativa Privada para afrontar los desafíos que esto conlleva y donde su desarrollo quedó fincado en políticas de Estado.
La agencia de riesgos crediticios S&P Global Ratings dijo el 15 de junio que la evaluación de la petrolera incorpora su vínculo integral con el gobierno, con la propiedad total de la petrolera, y dada “la elevada participación gubernamental en todas las decisiones estratégicas de la empresa”.
Aunque no significó una acción de calificación, S&P refirmó los grados de Pemex y sus subsidiarias en línea con el Soberano de México, de BBB, con dos peldaños dentro del Grado de Inversión.
Si bien la calificación del Soberano no garantiza la deuda de Pemex, S&P considera que su evaluación se ha fortalecido a lo largo de la administración del presidente López Obrador porque el gobierno ha brindado a Pemex apoyo federal “general e incondicional, de manera sistemática”.
Sin embargo, la ayuda del Estado mexicano es insuficiente para atender “completamente las necesidades de financiamiento de Pemex”, señala.
El balance financiero de Pemex mejoró de forma progresiva entre 2016 y 2019, pero revirtió la tendencia el año pasado por las implicaciones que provocó la mayor crisis financiera y sanitaria en 100 años provocada por la Pandemia del Covid-19: caída en sus ingresos ante el desplome de los precios en el mercado internacional del petróleo, de las exportaciones petroleras y de las ventas internas.
BBVA indica que el apoyo financiero del gobierno federal contribuyó a mitigar los impactos provocados por la Pandemia por Covid-19 en Pemex y a disminuir de forma considerable su endeudamiento neto, pero que esta fórmula no debe prolongarse más.
Aún con un mejor balance financiero, BBVA apunta que el servicio de la deuda de la petrolera mexicana mostró una tendencia creciente entre 2014 y 2018 al pasar de 42,659 mdp a 122,057 mdp, esto es, un alza nominal de 186 por ciento.