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La agencia de riesgos crediticios S&P dijo el martes que reafirmó los grados de “BBB “para la deuda Soberana de México, con una Perspectiva Negativa, lo que significa el riesgo de nuevos recortes durante los siguientes 12 a 24 meses.
En un comunicado, S&P indica que la decisión se fundamenta en la política macroeconómica cautelosa implementado el gobierno y la expectativa de que persista el compromiso de mantener déficits públicos moderados, lo que estabilizaría la deuda neta en un nivel cercano a 48% del PIB durante los próximos dos años.
“Las elecciones nacionales de mitad de período que se llevaron a cabo el 6 de junio en México mostraron un sólido apoyo al presidente López Obrador y a sus aliados, quienes con una mayoría simple en el Congreso se mantienen bien posicionados para impulsar la agenda política en la segunda parte de su sexenio”, señaló.
Bajo la metodología de la firma calificadora, México coloca dos escalones por encima del Grado de Inversión.
Entre abril y mayo pasados, las otras dos agencias de peso mundial, Moody´s y Fitch Ratings confirmaron calificaciones para el Soberano del País en “BBB+” y BBB-, respectivamente, por lo que Fitch es la única calificadora global que ubica el Soberano de México sólo a un nivel del Grado de Inversión.
La Perspectiva Negativa que refrendó S&P el martes refleja un perfil fiscal potencialmente más débil dado el riesgo de sobregirar el presupuesto, principalmente de Petróleos Mexicanos (Pemex), en el contexto de una base tributaria no petrolera comparativamente baja y un menor espacio fiscal.
“Un desempeño económico débil podría complicar la ejecución de las políticas, en nuestra opinión”, agrega.
También enumera el retroceso de algunas políticas públicas y la renegociación de contratos establecidos con la Inversión Privada, particularmente en el Sector Energético, además de la incertidumbre sobre la autonomía de organismos reguladores y del Poder Judicial.
El entorno que experimenta México, resaltó S&P, podría presionar la estabilidad de las políticas públicas y deprimir aún más la inversión, propiciando a realizar una rebaja en las calificaciones.
Por el contrario, una gestión económica eficaz que mejore la confianza de los inversionistas y fomente la inversión privada podría mitigar la debilidad estructural de las expectativas de crecimiento del PIB, lo que a su vez ayudaría a reforzar las finanzas públicas sólidas.
En materia de política fiscal, la reforma al Régimen Fiscal podría impulsar la flexibilidad presupuestal y ampliar la base tributaria no petrolera.
“Eso, junto con medidas para contener el potencial pasivo contingente que plantean las empresas estatales en el Sector Energético, podría evitar una erosión del perfil financiero del soberano.
“En tal escenario, podríamos revisar la perspectiva a estable durante el próximo año”, resaltó la calificadora.
Ayer, Raquel Buenrostro, titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT) dijo en una conferencia de prensa que la Reforma Fiscal del gobierno, una miscelánea fiscal que no anticipa aumentar impuestos, se verá contenida en la Ley de Ingresos de 2022 y consistiría en propuestas para simplificar el pago de impuestos y ajustes en el marco fiscal para erradicar interpretaciones y vacíos legales.
Buenrostro dijo que la simplificación implicaría una transformación administrativa y digital en el SAT con el objetivo de facilitar el cumplimiento de obligaciones de los contribuyentes, mientras que una mejor redacción de las normas estaría dirigida a “evitar una planeación fiscal agresiva que termina siendo evasión”.
Con las modificaciones citadas, el gobierno estima elevar en 2% del PIB la recaudación, que sólo en el próximo año equivaldría a 200 mil millones de pesos.