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Ex jefa de la Reserva Federal de Estados Unidos y la primera mujer designada secretaria del Tesoro de ese país bajo la administración Biden, Janet Yellen acaparó los reflectores el miércoles, cuando The Economist destacó en su portada la propuesta de la funcionaria para que las grandes empresas paguen una tasa impositiva mínima global para apuntalar la economía mundial a resurgir de la peor crisis sanitaria y económica en un siglo.
Yellen mencionó apenas el lunes en un discurso que dio en Chicago que el citado impuesto ayudaría a garantizar que la economía global prospere sobre la base de un campo de juego más nivelado.
Capitaneado por otra mujer, Kristalina Georgieva, el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró también el miércoles que las empresas más ricas beneficiadas indirectamente por la Pandemia pueden pagar más impuestos de forma temporal, a fin de financiar la recuperación de la economía global.
El organismo multilateral pasó de la propuesta a la acción, al lanzar una campaña para presionar a los gobiernos a unificar un nivel impositivo de la renta corporativa que empata con una reunión anual de los ministros de Finanzas del Grupo de los 20, o G20, con una agenda que incluye la discusión de un acuerdo para establecer un impuesto mínimo global a la renta corporativa.
Con su postura, Yellen, por su parte, hizo también eco a un llamado que hizo hoy el presidente de EU, Joe Biden, para que las grandes empresas estadounidenses financien un Plan de Infraestructura propuesto por su administración por más de 2 billones de dólares, que el anterior mandatario, Donald Trump, trató de impulsar sin resultado alguno.
Para tal fin, Yellen presentó un plan de aumento de impuestos corporativos vinculado a estas inversiones en infraestructura, el cual, afirmó, apoyaría a recaudar cerca de 2.5 billones de dólares en 15 años.
La funcionaria aseguró que la revisión sustancial del sistema tributario corporativo de Estados Unidos incluye una tasa impositiva mínima para decenas de empresas que no pagan impuestos, además de fortalecer los procesos de auditoría y aplicación de las leyes tributarias.
“El enfoque correcto de los impuestos corporativos requiere mantener la competitividad de Estados Unidos mientras se protege la base impositiva de las empresas”, dijo un informe del Tesoro emitido antes de la presentación del plan.
“Hoy, fallamos en ambos aspectos”, sentenció.
Yellen repasó ante decenas de periodistas décadas de historia económica de Estados Unidos antes de que se publicara el plan, donde destacó la caída de la participación de las ganancias de la empresa hacia los salarios.
Los males del capitalismo
Otros daños señalados por Yellen de la economía de mercado por excelencia es la manera en que grandes firmas han acumulado ganancias en paraísos fiscales del exterior y cómo ha disminuido la auditoría hacia las corporaciones.
Las sugerencias del Tesoro dados a conocer a la prensa contemplan una tasa impositiva mínima global de alrededor de 21%; la revocación de las “preferencias de exportación”, así como establecer un “impuesto contable mínimo” de 15%, pagadero por todas las grandes empresas.
Respecto al plan de acción del FMI, el organismo destacó que el gravamen propuesto equilibraría la erosión de las arcas gubernamentales por la utilización de paraísos fiscales por parte de las empresas.
“El FMI ha estado abogando por un impuesto mínimo global a la renta empresarial como una forma de frenar la carrera a la baja de los impuestos para las sociedades”, afirmó Vitor Gaspar, director del
Departamento de Finanzas Públicas del FMI.
Algunas grandes firmas financieras también han definido una postura este día: en su carta anual de accionistas, el director ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, dijo que los fuertes ahorros de los consumidores, la distribución ampliada de vacunas y la inversión en infraestructura podrían conducir a un crecimiento rápido y sostenido.
A mediados de 2020, el economista Robert Reich, secretario de Trabajo en la administración de Bill Clinton y miembro del consejo asesor de transición de Barack Obama, propuso una serie de medidas para que las grandes fortunas de EU paguen los impuestos necesarios para la economía de ese país.
Entre sus argumentos, Reich aseguró que hoy los ingresos y la riqueza están más concentrados en la élite que en cualquier otro momento de los últimos 80 años, con un sistema tributario mal diseñado que lo permite.
“El sistema tributario está diseñado para los ricos, lo que permite que un puñado de personas adineradas ejerzan una influencia indebida sobre nuestra economía y nuestra democracia
“Los conservadores se preocupan por los déficits presupuestarios. En tal caso, para pagar aquello que la nación necesita —poner fin a la pobreza, atención médica universal, infraestructuras, revertir el cambio climático, invertir en las comunidades y mucho más— los súper ricos tienen que pagar la parte justa”, sentenció.