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Quienes vivieron en las décadas pasadas la persecusión empresarial del oligopolio del oxígeno – a cargo de directivos de INFRA y PRAXAIR – se han comunicado con esta reportera para recordar cómo la guerra para sacar a los competidores del mercado se concentró en evitar que los tanques se usaran para hacer crecer la industria argumentando que pertenecían a las compañías que controlan este sector.
La investigación de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECO) a cargo de Alejandra Palacios se centra en el mercado de oxígeno medicinal ante la posible realización de prácticas monopólicas relativas, la cuales consisten en establecer exclusividades en venta y compra del producto. Por cierto, llevan años investigando mientras las empresas involucradas se defienden con todos los recursos jurídicos con los que cuentan sin mencionar los recursos económicos. Es tiempo ya de una resolución del organismo antimonopolios.
En los tribunales, la COFECO podría encontrar algunos casos de demandas y confrontaciones que impulsaron estas empresas para sacar del mercado a sus competidores. Para eliminar la competencia, argumentaban – por ejemplo – que sus competidores robaban sus tanques. Así, tras una denuncia de robo lograban embargar y llevar a la quiebra a aquellas empresas que no querían conformarse con ser distribuidores buscando que entidades como Pemex también les vendiera oxígeno. ¿Qué hubiera pasado hoy – en medio de la pandemia – si esas empresas no hubieran sido acosadas? Quizás hoy tendríamos un suministro abierto y muchas vidas se hubieran salvado.
Fue así como cientos de empresas dejaron de operar en el mercado que ahora trabaja como un oligopolio, al menos en lo que se refiere al suministro. No es verdad que el mercado del oxígeno medicinal se encuentra sumamente atomizado y con competencia porque se registra una gran cantidad de distribuidores. Nada de eso. Resulta que el oligopolio se extiende a los distribuidores. En otras palabras, el distribuidor que le a INFRA no le puede comprar a PRAXAIR. ¿La razón? Simple, porque los tanques les pertenecen. Sí una empresa detecta que su tanque está siendo utilizado para comprar oxígeno a la competencia simplemente no le venden. El esquema se parece mucho, con sus perniciosas consecuencias, al que impera en la industria del gas LP: un grupo de empresa les vende el gas a los dueños de las pipas y hasta les garantiza territorios. En el oxígeno se desmanteló la verdadera competencia y ahora vemos las consecuencias.
¿Y la Profeco?
Por eso, en días pasados llamó mucho la atención la declaración del titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield, asegurara que no le parecía que hubiera problemas de competencia en el mercado del oxígeno medicinal y que había existencia del gas. Incluso, reveló que lo habían invitado a visitar una de las plantas en la que se produce oxígeno. Claro que no hay problema en la producción, el problema claramente se encuentra en la distribución. Es cierto como dice el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, que hay acaparamiento de tanques y que muchas familias están conservando los contenedores en caso de emergencia. Eso es cierto pero el acaparamiento inició con el suministro del oxígeno al retenerlo para subir precios. Después vino la psicosis del consumidor que se pertrechó frente al acaparamiento de los productores de oxígeno. Créame Procurador Federal del Consumidor, sus investigaciones tienen que ir más allá. Explíquenos usted las filas afuera de los locales de los distribuidores. Simple, las dos empresas que suministran están reteniendo el preciado gas para aumentar el precio y eso está costando muchas vidas. Usted que es un experto en los márgenes de las estaciones de gasolina verá que aquí hay un problema. De otra manera, expliquenos por qué ha aumentado en varios cientos de veces el precio de este gas medicianal. Le daré un dato:
1) El oxígeno “medicinal” tiene la misma composición que el denominado oxígeno “industrial”, La producción de éste gas proviene del mismo proceso, se almacena en forma líquida en el mismo recipiente y de ahí parten al llenado de los envases.
2) Podríamos concluir que el oxígeno contenido en un cilindro de oxígeno “industrial” es el mismo que el contenido en un cilindro de oxígeno “medicinal”. Es cierto que para envasar oxígeno medicinal se deben cumplir ciertos protocolos de salud pero ¿cuánto puede elevar eso el costo? No mucho.
3) Los precios de una carga de oxígeno “industrial” envasado van desde los $20.00 pesos por metro cúbico hasta los $65.00 pesos por el mismo metro cúbico y los de oxígeno medicinal se ofrecen en precios que van de los $90.00 pesos métro cúbico directamente con las empresas productoras hasta los $150.00 pesos metro cúbico con distribuidores de las empresas productoras.
4) La comparación será peor cuando usted, señor Procurador Federal del Consumidor, le pregunte al sector salud en qué precio están comprando el oxígeno. Se llevará una sorpresa porque allí sí los precios son más bajos porque, evidentemente, el oligopolio no quiere verse descubierto.
Por acuerdo del Secretario de Salud se dará prioridad a la fabricación del oxígeno medicinal. Es un asunto que, según el Subsecretario López Gatell, ya llegó al Gabinete de Seguridad. Por órdenes del Presidente López Obrador ya se involucró a la PROFECO para que se sancionen abusos y acaparamiento de precios. El oligopolio dirá y culpará a los distribuidores, no se deje engañar Señor Procurador Sheffield porque siempre buscan cortar el hilo por la parte más delgada. Es tiempo de que la COFECO aporte a esta discusión que está costando la vida de miles, de millones de mexicanos, sus hallazgos en torno a la colusión en el mercado del oxígeno medicinal. Ya es tiempo. Lo mismo sucede con los concentradores de oxígeno. Pregunte usted Señor Procurador del Consumidor qué empresas participan en este mercado y por qué si un consumidor acucioso busca un concentrador para adquirirlo en línea encontrará que su precio es de 400 dólares y que en el mercado nacional triplican su precio.