Aumentan trabajadoras, pero no disminuye condición de desigualdad

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México en los últimos lugares con participación laboral femenina en Latinoamérica

A pesar de que en 60 años la incorporación laboral de las mujeres en América Latina ha aumentado, las brechas de género no han sido superadas y su situación como trabajadoras sigue siendo vulnerable.

Seis de cada 10 mujeres están incorporadas a la población laboralmente activa, cifra que se encuentra casi 30 puntos por debajo de las estimaciones para la fuerza laboral masculina, que incorpora a nueve de cada 10.

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Uruguay es el país con mayor incorporación de trabajadoras con un 80.5 por ciento de su población, en tanto que México cuenta con el 58.5, sólo por encima de Guatemala y Honduras con 50.1 y 55.9 por ciento respectivamente. Sólo la mitad de su población femenina.

De acuerdo con el último Índice Global de la Brecha de Género serán necesarios 202 años para que la brecha económica mundial entre hombres y mujeres se cierre, recordó el BID en la publicación de su informe.

Los resultados de la investigación del BID fueron obtenidos con base en datos de la Socio- Economic Database for Latin America and Caribbean (CEDLAC) para un estudio comparado entre México y Perú del periodo de 1998 a 2014 y se concentró en el rango de edad de las mujeres de 25 a 54 años. Acá algunos de sus resultados:

Las mujeres en el campo y la ciudad

Durante el 2014 solamente seis de cada 10 mujeres de la ciudad estuvieron incorporadas laboralmente en México, en tanto que en el sector rural la cifra no llegó ni a la mitad.

De cada 10 mujeres que trabajan en el sector rural, entre cuatro y cinco lo hacían como asalariadas, de dos a tres como cuentapropistas, una fue patrona y otra más no percibió remuneración.

En el ámbito urbano la cifra de asalariadas se estimó entre siete y ocho por cada 10; entre una y dos mujeres fueron cuentapropistas, y menos de una fue patrona o trabajó sin remuneración.

Aunque la relación laboral salarial para todas las trabajadoras es predominante, cerca de ocho de cada 10 mujeres en el campo y seis de cada 10 en la ciudad trabajan como informales “ya sea porque son asalariadas sin derecho a jubilación, cuentapropistas no profesionales o trabajadoras sin remuneración no profesionales”, destacó el informe.

El sector económico del comercio en México es al que mayormente se incorporaron las mujeres tanto de las zonas urbanas, con un 35.6 por ciento, como de las zonas rurales, con un 28.6 por ciento; les sigue el de educación y salud, y el de servicios domésticos con un 21.9 y 10.9 por ciento respectivamente.

Madres trabajadoras e intermitencia laboralX

Las mujeres con menor inserción laboral fueron aquellas que tienen hijos de menos de cinco años. Sin embargo, para las zonas urbanas de México se observó que son más las mujeres que trabajaron teniendo bebés de hasta dos años, que las que tuvieron niños en un rango de edad preescolar de tres a cincos.

“Si bien es un resultado que nos parece poco intuitivo, podría deberse, por ejemplo, a una alta cobertura de guarderías para bebés o a una reasignación de roles en el hogar que fomente la entrada al mercado de otras mujeres de la familia mientras la madre cría a su bebé”, refirió el estudio.

En México dos de cada 10 mujeres abandonaron su empleo cada año debido a la responsabilidad de las tareas domésticas o el cuidado de niños y ancianos que las obligó a buscar trabajo de tiempo parcial en los sectores más informales y precarios.

La intermitencia laboral en este porcentaje de mujeres consecuentemente resulta negativa para la obtención de trabajos estables ligados a beneficios como seguros de salud y seguridad social, lo mismo que a la acumulación de experiencia laboral y antigüedad con incremento salarial.

“La alta incidencia de la participación intermitente en la fuerza laboral introduce desafíos para la conceptualización y estimación de la oferta de trabajo femenina” destacó el estudio.

Comparación México-Perú

El BID encontró que en el 2014 sólo cinco de cada 10 mujeres mexicanas trabajaban o buscaban empleo activamente, en tanto que en Perú se obtenía una cifra de ocho por cada 10.

En las ciudades de estos dos países, donde se concentra cerca del 80 por ciento de la población femenina, la investigación encontró una diferencia de 15.4 puntos porcentuales favorables para el país andino.

La brecha entre las tasas de participación laboral femenina en el área rural entre estos dos países, similares en cuanto a nivel educativo de las mujeres adultas, niveles de pobreza y de desigualdad de ingresos, fue menos alentadora para México en el área rural habiendo una diferencia de 43 puntos porcentuales.

La brecha observada en la comparación entre México y Perú referente a las áreas rurales está relacionada a una mayor inserción laboral precaria por parte de las mujeres peruanas, caracterizada por la no remuneración monetaria y altos índices de informalidad.

“Incluso entre las propias mujeres el panorama dista mucho de ser homogéneo y todavía encontramos grandes diferencias en la participación laboral femenina entre países y fuertes brechas entre grupos poblaciones dentro de cada país”, consideró el informe.

Por Gustavo Baltazar López