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En un tono menos optimista que semanas atrás, Scotiabank revisa sus perspectivas para la economía mexicana acompañado de un enrarecimiento de los escenarios nacional e internacional, en particular por la relación bilateral con Estados Unidos; de ahí que estime que el PIB tenga un crecimiento de 2.4 por ciento, la inflación bajará a 4.33 por ciento y el dólar cerrará el año en 19.50 pesos.
Por lo pronto, tenemos por delante un año que luce intenso y lleno de retos, en el que habrá que estar muy pendiente de los acontecimientos, que en cualquier momento podrían ser diferentes a lo previsto e incidir significativamente sobre la marcha de la economía, dice una nota del banco.
Entre los indicadores sectoriales que presenta su pronóstico se encuentra la producción industrial que en 2018 crecerá 1.9 por ciento, el consumo privado será de los que presenta un mejor comportamiento con 3.3 por ciento, en tanto que la inversión sólo aumentará 1.3 por ciento.
Para este año se avizora un crecimiento económico más acelerado en varios países, comenzando por EU, lo que resultará positivo para México en nuestras exportaciones y en los flujos de remesas, y contribuirá a un ritmo de actividad económica ligeramente mayor al esperado para 2017, indica Scotiabank.
Balance de 2017 contrastante
En la revisión que estamos presentando, nuestro pronóstico para el crecimiento del PIB del 2017 se ajusta de 2.4 por ciento previo a 2.1 por ciento, que coincide con el pronóstico promedio del mercado de acuerdo a varias encuestas representativas. De confirmarse esta expectativa, resultará mucho mejor al 1.4 por ciento que se esperaba hace casi un año, aunque desde luego sigue siendo un crecimiento insuficiente para el potencial y necesidades que tiene nuestro país.
En el lado positivo destacan una fuerte expansión en actividades como la producción automotriz, maquinaria y equipo, en servicios como el transporte, los servicios financieros, y de restaurantes y hoteles; la creación de empleos más alta de los últimos años, un ritmo sostenido de expansión en el consumo privado interno; un fuerte dinamismo en las exportaciones, y un crecimiento relevante en la actividad financiera.
También hay que sumar a este balance el reordenamiento de las finanzas públicas, al que contribuyó el excedente de operación del Banco de México; lo que permitió conjurar la amenaza de una reducción en la calificación de la deuda soberana del país y mantener el funcionamiento ordenado de los mercados financieros nacionales.
Debilidad en la inversión y producción petrolera
En el lado negativo destacan las notables contracciones en la extracción de petróleo y en la producción de derivados del petróleo, una caída marcada y persistente en la construcción de obra pesada asociada a la contracción del gasto de inversión directa del sector público; una baja en la inversión, una caída importante en las ventas internas de automóviles y un desempeño débil en las ventas comerciales minoristas y un repunte considerable en la inflación que generó pérdidas en el poder adquisitivo de muchos hogares.
Cabe hacer notar que la política económica ha venido reaccionando para afianzar la estabilidad macroeconómica del país ante un entorno global más complicado. La política fiscal se endureció para asegurar que la deuda pública dejara de crecer como proporción del PIB, además de que ha venido caminando el programa de ajuste de Pemex. La política monetaria ha reaccionado de forma más rápida a lo que se esperaba en el mercado para asegurar que el brote inflacionario del 2017 se revertirá en el 2018.
Riesgos relevantes
El escenario macroeconómico que tiene Scotiabank en sus perspectivas está sujeto a diversos riesgos la mayoría se encuentran en el entorno global, y muchos de estos no son de naturaleza económica, sino más bien política. En este sentido, uno de los más visibles es la posible denuncia del TLCAN por parte del Presidente Trump, que generaría impactos significativos sobre las variables financieras de nuestra economía.
Los diversos riesgos geopolíticos, que agrupan varios procesos electorales en el mundo, incluyen las tensiones que se han generado entre Corea del Norte y otros países, principalmente EU.
Uno de los riesgos más probables es que la política monetaria de los países desarrollados tenga que ser más restrictiva a lo que se espera, sobre todo si su inflación comienza a repuntar. Es relevante porque la reforma tributaria de EU tenderá a impulsar las tasas de interés en los mercados financieros.
Otro riesgo relevante asociado a EU es la posibilidad de que no se logre un acuerdo presupuestario en el Congreso para subir a tiempo el techo de endeudamiento, generando un incumplimiento en el pago de su deuda, lo que muy probablemente detonaría una disrupción en el funcionamiento de los mercados financieros globales.