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Los retos que enfrenta la Ley Fintech, que fue aprobada en el Senado y se encuentra en la Cámara de Diputados, desde el punto de vista de especialistas no son de poca relevancia, ya que en primera instancia deberá evitar convertirse en una limitante para el desarrollo de un sector altamente dinámico, a la vez que brinde operaciones con seguridad y transparencia, así como impulsar la inclusión de segmentos poblacionales que tradicionalmente han permanecido fuera del ámbito financiero.
En entrevista, Rony García el socio de Auditoría, Servicios Financieros en Deloitte México, señala que se trata de la primera legislación que habrá en su tipo en América Latina. Su objetivo principal es regular a las empresas de tecnología financiera, que en los últimos tres años han presentado un índice exponencial de crecimiento en el país, con un nivel de transacciones que superiores a 400 millones de pesos, según cifras del Banco de México.
Al respecto, Eduardo Gómez Alcalá, líder de la Práctica Regulatoria del Sector Finaciero en PWC, indica que la citada ley significará contar con una normatividad avanzada en el mundo, con miras a la profundización e inclusión financiera, la protección al consumidor, preservación de la estabilidad financiera, así como la promoción de la competencia y prevención del lavado dinero y financiamiento al terrorismo.
Financiamiento colectivo, pagos electrónicos y activos virtuales
La legislación que fue discutida por un lapso de dos años entre las empresas y las autoridades financieras del país, busca es brindar a los usuarios de estas plataformas certeza jurídica sobre el tipo de operaciones que se realizan a través de ellas, a las que identifica y clasifica principalmente en tres rubros: crowdfunding o financiamiento colectivo, pagos electrónicos y operaciones con activos virtuales, también llamados como bitcoins o cibermonedas, indica García.
Los riesgos relacionados con la operación de las empresas fintech son diversos y complejos, de modo que la legislación tiene que adaptarse a las disrupciones financieras que la tecnología trae consigo y permitir mecanismos más eficaces y seguros para afrontar actividades ilícitas como el lavado de dinero, robo de identidad (autenticación), entre otras, creando un ambiente competitivo y con certeza jurídica.
Es necesario reconocer que el avance tecnológico no cesa, por lo que la regulación de las entidades fintech debe ir a la par del crecimiento del sector, es decir, comulgar con la evolución del ecosistema digital que posibilite la creación de un ambiente que dé paso a la innovación tecnológica, a la competitividad y a la inclusión financiera.
Asegurar el éxito de las nuevas plataformas
Si bien la Ley Fintech es suficientemente robusta y, en general, cumple con el objetivo de cuidar a quienes quieren invertir su dinero vía estas nuevas plataformas, aún tiene tres principales retos en los que se debe trabajar para conseguir implementarla de manera exitosa.
El primero es no frenar el crecimiento que en la actualidad están teniendo las empresas fintech, que en su mayoría son proyectos de jóvenes emprendedores. ¿Qué queremos decir con esto? Que no se inhiba el impulso que estos innovadores están presentando con reglas secundarias restrictivas, por ejemplo de capital o plazos, sino establecer normas flexibles y graduales que les permitan cumplir con los requerimientos de manera paulatina.
El segundo desafío importante es para las organizaciones de tecnología financiera, y se trata de considerar los distintos aspectos regulatorios obligatorios con los que deberán cumplir con la puesta en marcha de esta nueva ley, como cuestiones de seguridad informática, bases de datos, protección de la información, entre otros.
Finalmente, indica García, el tercer aspecto es seguir empujando el entorno o contexto en el que se desenvuelve el sector fintech para que continúe fomentando, como hasta ahora lo ha hecho, la inclusión financiera en México, brindando la certeza jurídica necesaria para mantener su crecimiento hacia ese objetivo.
Y es que, como revelan las cifras oficiales, hasta ahora, más de 50 por ciento de las 238 empresas de tecnología financiera que hay en el país están dedicadas a la gama de inclusión financiera, es decir, ‘atacan’ la pirámide baja de la economía, aquellos micronegocios que no estaban ni remotamente cercanos a este concepto, lo que beneficia a la economía nacional.
Las primeras fintech reguladas, ¿para cuándo?
Las reglas secundarias jugarán un papel fundamental para las empresas de tecnología financiera que busquen regularse. Son estas normas establecidas por instituciones, como el Banco de México o la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que permitirán iniciar con la operatividad de la nueva legislación.
En algunos casos, y dependiendo del tamaño y antigüedad de la empresa, pueden constituir un proceso viable y ágil, no obstante, en otros, pudiera requerir un esfuerzo de costo que tal vez no estaba contemplado en un inicio o al momento del arranque del negocio.
Esta última situación puede ser la realidad a la que deberán enfrentarse la mayoría de las plataformas de emprendedores fintech, quienes seguramente vivirán una curva de desarrollo para cumplir con todos los requerimientos y plazos otorgados por la ley.
En ese sentido, es normal que surja la interrogante de cuándo, tomando en cuenta todos estos requisitos, podremos comenzar a ver los resultados de esta Ley, es decir, a visualizar las primeras fintech reguladas.
De acuerdo con el propio gremio, en la actualidad existe una sociedad financiera popular (Sofipo) fintech que opera totalmente con una plataforma tecnológica, que es innovadora por la forma en la que identifica y otorga créditos –a través del crowdfunding– y que cumple con la mayoría de las características previstas en la ley, lo que sin duda le dará una ventaja frente a sus competidores en el futuro cercano.
Por otro lado, y tomando en cuenta los plazos de año y medio que en promedio se prevé otorgue la ley para la regulación de las fintech, podríamos pronosticar que, en 2020, el sector en su totalidad estará funcionando bajo el cobijo de la nueva legislación.
Minimizar riesgos y prevenir el riesgo reputacional
Gómez Alcalá, por su parte, detalla las aplicaciones de la tecnología fintech y el impulso a servicios e instrumentos como el crowdfunding, P2P lending, las criptomonedas (bitcoin, ethereum, por ejemplo), o el regulatory sandbox (ambiente de prueba y error), la cuales abren grandes posibilidades al sistema financiero.
No obstante, reconoce, con esto devienen riesgos para las organizaciones y su marca, por lo que estas deben recurrir a tecnología específica que las proteja de las amenazas asociadas, por ejemplo: reglas seguras para las transacciones, tercerización de servicios inseguros o fraude cibernético.
En este sentido, dice Gómez Alcalá, estas son las tecnologías clave que todo negocio debe tomar en cuenta para protegerlo y hacerlo crecer:
Big data: los macrodatos proveerán de mayor comprensión sobre la conducta y patrones en riesgos internos y externos, que permita predecir costosos ataques de ciberseguridad.
Biometría: la autenticación de una persona es elemental para mantener la confianza y disminuir el riesgo de fraude al hacer uso de servicios financieros, asegurando su identidad.
Blockchain (cadena de bloques): base de datos compartida on-line en donde se registran operaciones de compraventa u otras transacciones (operaciones, cantidades, fechas y participantes); de hecho, esta tecnología es el fundamento tecnológico de las criptomonedas. La eficiencia, seguridad y confiabilidad en los procesos de las transacciones es clave, y esta tecnología está transformando las capacidades de las organizaciones.
Seguridad avanzada en TI: el cibercrimen es hoy una de las prioridades del negocio, por lo que es necesario implementar la tecnología para protegerlo de este y otros delitos financieros.